Al oeste de Argelès-Gazost

Ayer aparqué junto a las pistas de tenis del polideportivo de Argelès-Gazost. Se encuentran en la orilla del río pero no tan cerca del cauce como el área recreativa del inicio de Hautacam. La bajada de temperatura tan brusca de la tarde de ayer me avisa de lo que puede ser la noche. Por suerte, logro dormir bien. La inmensa cantidad de ropa de abrigo que echo por todo el maletero me viene de perlas.

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Oeste de Argelès-Gazost Argelès-Gazost 64 km 2000 m+ IR

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Frío es poco. Esta noche hemos estado por debajo de cero grados y el coche amanece con una buena capa de hielo. Me cuesta horrores salir de los sacos para prepararme el café. Ya no digamos para vestirme, eso es una odisea.


Quería hacer tres subidas para la etapa de hoy pero no me apetece pasar el frío de ayer y retraso un poco la salida, dejando Hautacam en la recámara. Así también adelanto la vuelta a casa de esta tarde y no llego al coche congelado.


El retraso hace que empiece a subir el Soulor con el sol radiante, aunque sin calentar demasiado todavía. A diferencia de ayer, este valle es más amplio y los rayos pueden entrar fácilmente. Se agradece mucho pero no puedo quitarme ropa por lo baja que es la temperatura.


Con mucha tranquilidad, sin apenas tráfico, llego a Arrens-Marsous. Este puerto me encanta, es una preciosidad. Se nota mucho que está en los límites de los Altos Pirineos y se acerca a los Atlánticos, con sus praderas verdes contrastando con la nieve de las montañas.


Tras trece kilómetros suaves, empiezan siete más continuados, rondando siempre el 8%. No hay rampas fuertes y eso hace que se pueda disfrutar de la subida, saboreando cada curva, repletas de vistas impresionantes.


Tengo ganas de llegar arriba por vislumbrar el Aubisque. No se ve demasiada nieve y aún albergo alguna esperanza de ir a por él.


Las sensaciones son buenas. Es el segundo día en serio con la bici y los acumulados de ayer los llevo bien asimilados. En este puerto he sufrido más de una vez y no hacerlo sienta de maravilla.


Llevo más fotos hechas en dos kilómetros que en toda la jornada de ayer. A medida que pasa la mañana, el día se está volviendo muy agradable.


Con casi veinte kilómetros, llego a la cima del Soulor. No se ve un alma, tan solo los dueños del café del alto que están reponiendo víveres desde una furgoneta.


La carretera del Aubisque está cortada, algo que ya me esperaba puesto que es uno de los primeros puertos a los que se prohíbe el acceso durante el invierno.


A partir de aquí, me esperan unos kilómetros nuevos para mi. Nunca he bajado hacia Ferrières y tengo muchas ganas de hacerlo. De paso, podré apuntarme también esa vertiente de Spandelles.


El inicio del descenso es bastante templado pero enseguida empieza a hacer frío. A una primera parte soleada le sigue una segunda muy sombrío, bajando por un valle encajonado y de mucha profundidad.


Son una decena de kilómetros los que me llevan hasta Ferrières, donde se inicia la subida a Spandelles. Me encuentro con un cartel avisando del cierre del puerto pero me aventuro por la estrecha carretera. No había nieve en el Soulor y Spandelles está algo más bajo. Espero no arrepentirme.


Las rampas son duras pero no mucho. Se mantienen entorno al 10% pero hay bastantes descansos, lo que me permite llevar un buen ritmo sin quemarme demasiado.


Carretera estrecha, algo de gravilla suelta, ..., sigo subiendo con la esperanza de que no haya nieve ni hielo algo más arriba.


A media subida, más o menos, me encuentro con un tipo al que le pregunto si está libre el paso por el col. Me dice que está 'impecable', así que me quedo tranquilo y disfruto mucho más de la subida, que me está gustando mucho.


Un vistazo atrás me deja ver un valle muy profundo que ha quedado muy abajo. Por arriba no hay ningún rastro de nieve. tan solo una poca en una curva sombría.


Enfilo la última recta de Spandelles con muy buenas sensaciones. En eso también ayuda que la pendiente media del último kilómetro es algo más baja y permite una llegada sosegada a la cima.


Corono Spandelles por esta vertiente oeste que me ha gustado mucho. Me ha recordado a subidas de Iparralde, con piso estrecho y rugoso, muy diferente a sus vecinas regionales. Me preparo para el descenso sin abrigarme en exceso porque hace buena temperatura.


Recuerdo la vertiente por la que voy a bajar con bastantes baches y eso me hace ser prudente en la bajada. Hay mucha gravilla en varios tramos y los transversales para el agua hacen que haya que tener cierto cuidado.


Llego a Argelès-Gazost y ya están recogiendo los tenderetes que estaban montando esta mañana para el mercado de frutas y verduras. Apenas quedan algunas cajas de cartón mientras los últimos comerciantes guardan todo en las furgonetas.


Llego al coche a las dos de la tarde, a tiempo de subir Hautacam. Pero no, como había pensado esta mañana, aquí lo voy a dejar. No me apetece pasar el frío que pasé ayer y prefiero quedarme con este buen sabor de boca de esta última incursión pirenaica del año. Para llevar dos meses sin coger la bici, han sido seis buenos puertos y un buen desnivel para retomarla. Ahora... ¡a seguir!

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2 Comentarios

  1. No conozco Spandelles, ni sabía que estaba ahí. Soo he subido una vez el Soulor y me gustó mucho. Hice Littor y llegué al Aubisque, regresando por el mismo sitio. Hautacam también se me quedó colgado en esa zona. Y Pont d´Espagne.

    Feliz 2015. Que se cumplan vuestros deseos.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Feliz año, Gorgonio.

      El Aubisque por el Soulor es uno de mis puertos favoritos. Spandelles es BIG, al igual que Hautacam y Pont d´Espagne. Pero todos muy diferentes.

      En ese mismo valle tienes el Lac d´Estaing, una maravilla de lugar (por aquí tengo fotos), y algunos puertos más de menor entidad. Para pasar un buen día, desde luego.

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