De Ribadesella al cielo

Retomo la preparación del Mauna Kea y, como tengo que realizar una ruta de más de cinco mil metros de desnivel positivo, decido hacer un pequeño stage en Asturias, comenzando por una ruta no muy larga que me permita salir de casa con cierto margen. Cada vez me quedan menos puertos pendientes por el oriente asturiano y trazo la línea buscando pasar por el Collado del Torno. Asímismo, me proponen una vertiente nueva de El Fito que no conozco, lo cual siempre viene bien. Para completar ... qué mejor que subir a los Lagos de Covadonga. Hace tiempo que no subo en primavera y ya va siendo hora de disfrutar del verdor asturiano.

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De Ribadesella al cielo Ribadesella 117 km 2800 m+ IR

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Llego a Ribadesella a la hora señalada. Javier me espera y Miguel llega al de poco rato. Juntos bajamos desde el aparcamiento a Ribadesella, donde nos esperan Estrada y David. Los cinco nos ponemos en marcha tirando hasta Prado. Como a Estrada y a David no los conocía, vamos charlando y se me pasan los kilómetros sin apenas darme cuenta.


Empezamos a subir El Fito por esta vertiente de Duyos. Es una variante de la de Loroñe, acortando algo la distancia. Casi no soy consciente de la subida porque vamos hablando y me veo en la carretera tradicional después de alguna rampa maja en la que puedo disfrutar de un 34 del que no pienso bajar jamás. Casi estoy deseando que se me erosione para probar un 36. ¡Qué rápido se acostumbra uno a lo bueno!


Hay niebla. Las previsiones eran de un día despejado pero parece que no lo va a ser por unas horas. Tenemos la esperanza de que solo sean unas cuantas nubes costeras pegadas a esta vertiente y que se aclare cuando pasemos al otro lado.


La vegetación está es su máximo esplendor. Asturias está increíble en esta época. Había cogido costumbre de venir en invierno y vuelvo a maravillarme con esta acidez del verde de temporada. Hasta me gusta que el día esté así de cerrado, ya que le da una magia especial.


Seguimos ascendiendo y casi no soy consciente de que el puerto se nos acaba. Voy muy entretenido sacando fotos mientras cruzamos conversaciones.


Hay algunos indicios de que el día puede acabar despejando, lo cual nos vendría muy bien para disfrutar de los Lagos de Covadonga a tope. Se ven pequeños espacios azules entre las nubes bajas.


Hacía ya tiempo que no subía El Fito. Llegamos arriba y podemos disfrutar de las vistas que hay hacia el sur, aunque no veamos las cumbres de las montañas.


Empezamos a bajar hacia Arriondas pero tomamos un desvío para saborear una preciosa carretera de una vertiente diferente. Con esto le doy un buen repaso a este puerto.


Hay alguna estampa maravillosa en esta bajada. Vamos curveando cómodamente con la vista puesta en las nubes que siguen encaramadas a los Picos de Europa.


Tras empalmar de nuevo con la carretera tradicional, llegamos a Arriondas, donde cruzamos el río Sella disfrutando de una de esas imágenes típicas del descenso en piragua.


Afrontamos ahora el peor tramo del día, aunque se me pasa tan rápido que apenas me molesta ir por la carretera que nos lleva a Cangas de Onís y, pasada la localidad, nos enfila para Covadonga.


En la rotonda de Covadonga, me despido de David y Estrada. Javi y Miguel empiezan a subir porque no terminamos de charlar y me pego un buen calentón para cogerles más arriba. Te pones a hablar de puertos y el tiempo pasa sin darte cuenta.


Parece que sale el sol para que podamos disfrutar de esta ascensión como se merece. La subida a los Lagos de Covadonga es de esas que hay que hacer con cierta periodicidad para no olvidarse de lo que nos mueve a dar pedales.


Llegamos a la Huesera y creo que pocas veces he tenido esta sensación de llegar sin apenas haber realizado esfuerzos. Vamos charlando y nos plantamos en las rampas más duras al grito de ¡¿ya estamos aquí?!


La última vez que subí estaba todo nevado y qué diferente se ve todo, pero igual de bello. Es muy gratificante subir un puerto como este.


Pasamos la Huesera y se suceden las rampas duras, aunque con buenos descansos para saborear bien la subida. Nos cruzamos con algún que otro coche que baja pero, tal vez por ser viernes, nada comparable con lo de otras veces.


No hay muchos puertos en los que se saquen tantas fotos por metro recorrido. Tener que escoger después para no atiborrar una entrada es muy complicado porque todas son estupendas.


Dejamos atrás el Mirador de la Reina y volvemos a enfrentarnos a las rampas de doble cifra. Yo sigo mirando mi 34 enamorado de él. Para un cicloturista como yo, con el único objetivo de hacer kilómetros y de llegar al final de las etapas planeadas con el menor sufrimiento posible, no sé cómo no lo he puesto antes.


Entramos en la parte más abrupta. Es que es acojonantemente bonito todo aquello para donde mires.


Pendiente, trazado, paisaje, entorno, vegetación, asfalto, quitamiedos, ..., hasta las nubes abrazando los picos están bien colocadas.


Llegamos al primero de los lagos, el Enol. Nos detenemos un instante para disfrutar de él como se merece, sin prisas.


Y seguimos en busca de su hermano, el lago Ercina. Desde la última vez que estuve, han hecho algunos cambios en el aparcamiento que hay junto al restaurante.


Estoy viendo todas estas praderas verdes y las pistas que salen por todas partes y se me están ocurriendo un montón de planes para realizar a la carrera. Todo esto me lo tengo que recorrer a pata, cuanto antes mejor.


Nos abrigamos bien para el descenso, aunque tenemos una temperatura muy agradable para darle a los pedales. Es una pena que las montañas estén cubiertas pero también tiene su puntito.


Comemos algo en un restaurante de una rotonda antes de empezar con el último puerto del día. Se trata de una sucesión de collados que culmina en el llamado collado del Torno. Me apetece mucho apuntarme una subida nueva.


¡Y qué subida! Ya de inicio se adivina que este puerto va a mostrar un rinconcito asturiano de extremada belleza.


A medida que vamos ascendiendo, la carretera se va estrechando. Las curvas se suceden por un trazado muy entretenido rumbo a la collada de Zardón.


Pasamos por la collada y se abre ante nosotros un paraje espectacular. Es una pena que las nubes no nos lo dejen ver en su totalidad pero, aún así, disfrutamos muchísimo de esta vista.


La entrada en este valle nos descubre una subida bellísima que no conocía y que me sorprende gratamente. Vamos camino del collado de Igena con una vegetación absorbente.


Aquí tiene que pasar la vida muy despacio. Pasamos por esta pequeña aldea sin hacer ruido, como transcurre todo en ella.


Las vistas en días despejados tienen que ser alucinantes. De todas formas, no importa, porque la niebla también le da un toque mágico a este rincón.


Nos desviamos un momento para conocer la subida a Priedamo. De inicio, ya tiene una fuerte rampa para dar la bienvenida.


La carretera es estrecha, dejando un gran precipicio a la izquierda. La niebla está bajando y le da un toque especial, aunque nos lamentamos por no poder disfrutar de la vista que ofrece de los Picos de Europa al llegar al cueto de Estrellendes, donde finaliza la ascensión una vez atravesadas las cuatro casas de Priedamo.


Volvemos sobre nuestras rodadas para finalizar la ascensión al collado del Torno, del cual nos habíamos desviado a falta de unos tres kilómetros para alcanzar su cima.


Para completar un gran puerto, muy gratificante, nos encontramos con una carretera más pendiente y con un paisaje más bruto, rodando con unas vistas estupendas a la derecha y adivinando la presencia del mar allí entre las nubes.


Nos hacemos una foto de grupo junto al cartel antes de iniciar el descenso. A veces no hace falta hacer una ruta bestial para quedarse plenamente satisfecho de lo recorrido. 


Se abre algún claro por la costa pero no deja de ser un espejismo. El día no ha terminado de levantar y hacemos los últimos kilómetros rodando hacia Ribadesella.


Magnífica etapa, de esas con las que uno se queda bien a gusto. Acabamos con una buena rampa para llegar a los coches y nos despedimos. Con Javier hasta mañana y con Miguel hasta que las ruedas nos vuelvan a llevar al mismo sitio, ..., aquí, allá o donde sea.

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6 Comentarios

  1. Gran crónica y preciosas fotos!!!

    A ver si la próxima vez que compartamos pedaladas es por las cercanías de tu zona contigo haciendo de guía.

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    1. Eso está hecho. Gracias por la compañía. Se me pasó el día volando. ;-)

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    2. Tengo ganas de una zona que se me quedo pendiente en 2012

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  2. Jo...que espectacular!!!!!....siempre voy en otoño, para el año que viene me preparo una de correr en primavera!!!.....que chulo!!!!

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    1. Ya le tengo echado el ojo a un recorrido por los Lagos. Esas praderas piden a gritos que las pisen.

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