TC2: Orense - Petín

La segunda jornada de esta Transcantábrica tiene inicio muy pronto. A las 07:00 ya estoy en marcha, ya que la estación de autobuses no es el mejor sitio para quedarse echado un rato. Apenas he dormido unas horas y, además, de manera intermitente. Tomo la carretera de Trives, que siempre pica para arriba, hasta coronar el Alto de Couso.




Aún es muy temprano y ya hace muchísimo calor. La jornada se avecina muy dura. Paro en la gasolinera del alto para refrescarme en los lavabos y continúo la ruta hasta coronar el Alto de Rodicio. Subiendo esta pequeña cota se puede apreciar toda la Comarca de Limia y su inmensa llanura.





En Castro Caldelas me detengo a comer un bocata en un bareto y, sobre todo, a refrescarme un rato. El calor del interior de Galicia es insoportable. Al rato, siguiendo la carretera de Trives, sale un desvío a mano izquierda que me lleva a la zona de A Moa.




Por unos caminos por los que no anda ni cristo, consigo llegar a Pena do Xastre de chiripa.



Desde la cima debo descender hasta A Cubela, pasando por Torbeo, pero en 500 metros me encuentro un cruce sin señalizar y no sé cuál de los dos caminos debo tomar.



Creo que es el de la izquierda, pero no me quiero arriesgar porque baja un huevo. No sé si ese camino será el que lleva a Tronceda, así que decido parar a descansar un buen rato, hasta que pase alguien. El primer coche tarda en pasar casi media hora y es la joven conductora la que me saca de duadas. La izquierda para Torbeo, la derecha para A Moa. Desciendo hasta A Cubela disfrutando de los cañones del Sil.



Bajo un sol de justicia, inicio esta dura subida, sobre todo en la parte inicial. La fuerte pendiente hace que me salte de nuevo la cadena al forzar el pedaleo y tengo que hacer lo más duro andando.



Las vistas en esta primera parte, hasta llegar a Torbeo, son maravillosas.







En Torbeo me detengo al ver que hay un bar en el bajo de una casa. Allí me estoy un buen rato a la fresca relajado con los dos amables abuelos que lo regentan. Él me ofrece asiento; ella, conversación. Se nota que no pasa mucha gente por allí y noto cómo agradecen el momento. Les traslado un saludo para otro lugareño que no tengo el placer de conocer y por el cual les pregunto. Gracias a él llevo bastante claro el recorrido que debo hacer para llegar a O Cerengo desde aquí. Son los asombrosos lazos de Internet. Tras un buen rato, prosigo con la ascensión que, aún siendo dura, ya no lo es tanto como al principio.



En el cruce de Pena do Xastre, continúo hasta el Alto de A Moa. Allí pregunto por O Cerengo a un paisano con el que coincido y me doy cuenta de que en realidad se trata de otra vertiente de A Moa, que tiene varias. Conoce muy bien la zona y le pido ayuda sobre el punto de inicio de Navea. Desciendo hasta conectar con la carretera de Trives y, antes de entrar al pueblo, tomo el desvío que me lleva a Montefurado para, a la altura de la presa, iniciar la subida a O Cerengo.




La subida se me hace muy dura. Hoy estoy pasando mucho calor, ando por caminos perdidos de la civilización, apenas me alimento. Además, el problema de la bici se va agudizando y, el paso por Navea, con duras rampas hormigonadas, lo tengo que hacer caminando. El culo se me está poniendo bueno de no poder cambiar de postura.








Dejo atrás la parte más bonita del puerto, con una visión magnífica de los barrancos del Navea, para adentrarme de nuevo en la carretera de A Moa. ¡Si esto no es otra vertiente del mismo puerto!




Antes de coronar A Moa, un desvío marca las canteras. Apenas es un kilómetro de subida hasta llegar a una cadena que impide el paso. Se podría seguir, pero se respira mucho polvo y no hay quien ande por ahí. O Cerengo nunca se corona al ser pista de tierra, como indica el desvío a la cumbre. Otra razón más para decir que se trata de una vertiente más de A Moa, ya que más vale seguir la carretera principal que meterse en este final, el más feo final de cima que yo recuerde.






Un poco cansado, y bastante cabreado por la masificación de cimas a la que ha sido sometida esta zona, llego a Petín con 160km y 3.700 metros de desnivel. Aún es temprano, pero no me apetece meterme ahora con A Pedralta. Tengo el culo descojonado. Tengo decidido parar aquí y no seguir hoy hasta Ponferrada.



En Petín están en fiestas de Santiago. Observo un banco cojonudo para dormir en la puerta del Centro de Salud. Mientras miro el horario que tienen, ya que voy a quedarme en la puerta, salen las dos mujeres de la limpieza y me dicen que no cierran hasta las 21:00 horas, así que me voy a la plaza del pueblo con la intención de comer algo. Pero nada, es imposible. Los bares del pueblo están montando txoznas para el concierto de esta noche y no dan nada de comer. La churrería ambulante de fiestas pone perritos calientes pero todavía está cerrada, así que me conformo con una cocacola y me voy a dormir. Quiero aprovechar y descansar muchas horas. ¡Tengo mucho sueño! A las 21:00 en punto, estoy de regreso en el Centro de Salud preparándome la cama.


¡Qué bonito sitio me he preparado!, pero...

... con el sueño bien cogido, a las 23:00 en puntito de la noche, ... un estruendo me despierta de golpe. ¡Se activa el riego automático del jardín! ¡Su puta madre! Pego un salto tremendo del saco pero no puedo escapar a los aspersores y acabo medio empapado mientras recojo el tenderete. ¡He ganado en el Camp Nou! ¡Soy Mourinho!

Lo que iba a ser una noche de descanso se convierte así en una noche de pasar frío y dar vueltas para intentar conciliar un sueño que no llega. Mañana será una dura jornada de nuevo.

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2 Comentarios

  1. jajajajajaja lo de hoy no me mojo te ha quedado genial!!! ....si es que solo de imaginarte el salto....me parto!!

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  2. Si me ves en directo te descojonas viva allí mismo, jajajajaja

    La putada que no pegué ojo en toda la puta noche.

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