El viaje soñado (II) FRA

Amanezco en pleno Galibier con una autocaravana que ha hecho noche junto a mí. Se ven alemanes por todas partes con autocaravanas, campers, furgonetas,...

Llevo muchos kilómetros en la reserva así que la prioridad es llenar el depósito. Eché poco la vez anterior en espera de cruzar a Italia y ver si era más barata que en Francia, que 1´35€ es un poco caro, pero en Italia estaba al mismo precio. A Suiza ya no llego, y no quiero andar arriesgando a quedarme tirado.

Tras desayunar con fundamento, bajo lo que me queda de Galibier y subo el Telegraphe y, a poco de iniciar su descenso, se me apaga el motor. ¡Tengo el tanque vacío! Por suerte, ya es todo bajada, sin ningún repecho siquiera, y con la inercia llego a St Michel esperando que tengan gasolinera. Veo un semáforo en rojo y no me queda más remedio que detenerme. Tras de mí se van acumulando coches, pero no me queda otra que encender los pilotos e indicarles que vayan pasando mientras yo voy andando a ver si hay una gasolinera cerca.


¡Tengo una potra enorme! A 200 metros hay un Carrefour con gasolinera. Vuelvo y me pongo a empujar por la ventanilla con una mano en el volante. ¡Joder lo que pesa un coche! Tras un gran esfuerzo y un par de maniobras en el Carrefour, coloco el coche en el surtidor y ¡oh, no! ¡no abren hasta las 9:30! Los franceses van repostando en el otro lado del surtidor porque a ellos sí que les admite la Visa, pero a mí no. A las 9:30 llega la dependienta y lleno el depósito a 1´23€ el litro, mucho más barato que en otras gasolineras. Luego me fijé que en los Lidl también había gasolineras a mejor precio todavía.

Con la bobada de la gasolina, he perdido unas horas preciosas. Aquí amanece poco después de las 5 de la mañana y para estas horas ya hace un calor insoportable. La etapa que me espera, una Marmotte en toda regla, se presenta más dura de lo que de por sí ya es.

Aparco en el parking del Carrefour y comienzo la etapa. La subida al Telegraphe es un calentamiento de 12km para lo que viene después. En su cima hago la primera parada para comer un par de naranjas y para llenar bidones. Hace tantísimo calor que me bebo hasta los charcos. Unos kilómetros más de descenso y ¡en Valloire comienza lo bueno!






He subido puertos más duros, más largos, más de todo, pero ¡qué duro se hace este! El Galibier me costó un horror. Es constante, machacón, .... y hace muchísimo calor. Lo impresionante del paisaje lo hace más llevadero y, sobre todo, estar rodeado de ciclistas constantemente. Algo más o menos como lo que sucede en el Tourmalet, que se trata de un puerto mítico y está petado por todas partes.






Los últimos kilómetros los hago ya sin líquido y, pasándolo bastante mal, llego arriba entre la muchedumbre. Muchísimos ciclistas en la cima, sobre todo alemanes. Sorprendente el número de mujeres, aquí y en todos los Alpes, pero en este puerto de manera destacada.








El larguísimo descenso me lleva al Col de Lautaret, desde donde sigo el curso del río Romanche hasta el embalse de Chambon por un magnífico desfiladero. Aprieta el calor y llego a Le Bourg d´Oisans, inicio de Alpe d´Huez, con el sol en su punto más alto.





Hay una prueba cicloturista en la zona y coincido con muchísimos ciclistas que inician la subida al Alpe d´Huez. Paso por su avituallamiento sin bebida, sin comida, y me voy directo a un supermercado para repostar. En una farmacia el termómetro marca 42º. Allí que me quedo un buen rato tirado a la sombra comiendo y bebiendo en abundancia y decido pasar del puerto. A mí me la pela que sea un puerto mítico del Tour y la subida se ve bien desde abajo. O eso o moriré en el intento, que a mí este calor me deja hecho polvo.

Continúo la ruta, algo pestosilla en el llano, hasta Allemont. Allí me detengo en un baño público que tiene un pilón de agua gélida en el exterior. Me quito las zapatillas y los calcetines y allí que me meto para refrescarme. Estoy medio frito. ¡Qué calor!



Un buen rato después, inicio la subida a la Croix de Fer previo paso por el Col du Glandon. Un precioso puerto que tiene de todo: embalses, ríos, praderas, picos, ... El primer tramo lo hago junto a un francés que se está preparando para un triatlón, pero en cuanto le digo los kilómetros que tiene el puerto decide darse media vuelta porque se pasa de preparación. ¡Cosas de competis! A partir de ahí, yo me tengo que detener en innumerables ocasiones de lo mal que voy. La bebida se me acaba pronto y son muchos los kilómetros que hago deshidratándome a cada paso.


















Me desvío 500 metros para coronar el Glandon y llego a la Croix de Fer con la vista nublada, así que me meto en el bar que hay en la cima para tomar una cocacola y un helado, a ver si me espabilo. Pero no, estoy que me caigo y, como se me está haciendo tarde, comienzo el larguísimo descenso.







En la bajada paso frío y me tengo que parar en varias ocasiones porque no veo las curvas. Se me va la vista y soy consciente por primera vez de que he pillado una insolación. ¡Pa habernos matao! Los 14km que hay de St Jean de Maurienne a St Michel de Maurienne se me hacen interminables. Incluso soy incapaz de dar pedales en bajada y tengo que caminar en varias ocasiones, lógicamente, ya de noche.

Esta etapa no tengo para olvidar lo putas que las he pasado. Me echo a dormir sin cenar. Se me va la perola.

3 Comentarios

  1. Y todo por no poner gasofa en su momento....¡¡vaya collejón que te mereces!!

    Con lo que me gusta a mi el calor y lo mal que te sienta a ti, hay que ver.

    Está interesante este relato, jeje.

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  2. Hombre Fernando!!

    Pues ahora ya puedes ver este capítulo con fotos. A ver si le pego un arreón a esto de los Alpes que lo tenía aparcado.

    Me iba a poner con lo de Andalucía pero estamos en las mismas. Otras 2.000 y pico fotos que tengo de allí. Bufff!!

    Lo de la gasolina aprendí rápido. A partir de este día llenaba el depósito aunque solo me faltara un cuarto porque los desplazamientos entre zonas yo los hacía pasada esa hora. No solo pasaba en Francia, sino en toda Europa. A las 19:00 todo chapao.

    El calor, qué te voy a contar! Todo el mundo me decía que si en los Alpes hacía un frío de la ostia en los altos, que si en dos semanas me llovía fijo, que si cuidado con las tormentas, que si maroto y el de la moto, ..., y yo fuí a pillar una ola de calor en Centroeuropa. Solo me llovío la jornada de Bormio en el Stelvio y el Umbrail. Pero con calor, de ir en manga corta bajo el chubasquero.

    Voy a por la etapa 3!!

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  3. Ya hace mucho de esta etapa, pero me ha recordado la mía, totalmente igual, aunque yo la empecé en el cruce de Allemont. Me gustó mucho la cima del Glandón. Yo también vi 42º entre St. Jean y St. Michel. Salí a las 11:00 de Allemont y comí en una bocadillería de St. Michel. Subiendo el Telegraphe la temperatura bajaba casi dos grados por km y coroné con 25º. Alcancé la cima del Galibier a las 18:30 y estaba más solo que la una. Ni un alma. Pinché en el descenso, con el tiempo justo para llegar de día, y el repecho (3 kms) antes de Bourg d'Oisans, me dejó frito. Una odisea.

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