Primera incursión en África

Pues ya de vuelta de estas vacaciones invernales un tanto atípicas, ya que me he ido a Marruecos con la intención de empezar a acumular puertos en un nuevo continente, ya que Europa se me está acabando.

El objetivo inicial era acometer esos puertos de la cordillera del Atlas que superan los dos mil metros de altitud, pero creo que me he equivocado en las fechas porque, aunque sean latitudes más meridionales, el frío que hace en el interior del país vecino cuando el sol no está alto es alucinante.

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He podido subir, en el viaje de ida, las dos cotas de Ceuta: el Monte Hacho y el Mirador de Isabel II, también llamado García Aldave por el cuartel que hay en la cima. Y en Marruecos, la subida a Semsa desde Tetuán, antes de darme cuenta de que era mejor dejar lo que iba a hacer para otra época del año, porque madre mía, el frío que he pasado allí hacía tiempo que no lo padecía, con temperaturas de más de 20ºC por el día y bajo cero por la noche, de manera que era imposible salir por la mañana y a partir de las tres de la tarde ya no dejaba de tiritar por la gran diferencia térmica.

El cambio de planes me ha llevado a hacer un poco de turisteo por las ciudades del norte y a volver a la península buscando temperaturas más estables en la provincia de Cádiz. Y por fin, esta vez sí, he podido hacer el Pico Montero, tras solicitar el correspondiente permiso a la Junta de Andalucía. ¡Preciosa subida!

La última semana, por la Comunidad Valenciana, ya sin bici, solo haciendo un poco de carrera en la franja central del día, aprovechando al máximo el calorcito del sol de Levante a la orilla del mar. No han sido las vacaciones que tenía en mente en un principio, pero lo suficiente como para cargar las pilas.

Lo que he podido ver de Marruecos me ha encantado, por lo que voy a volver en mejores fechas para hacer esos puertos, que tienen una pinta estupenda.