27 de marzo de 2022
Un año más, como casi todos los últimos domingos de marzo, coincidiendo con el cambio de hora, amanezco en Villabona para dar buena cuenta de la marcha que más veces he hecho.
A las 7 de la mañana, que sin el cambio horario serían las 6, nos situamos en los cajones de salida por orden de inscripción. Esta vez he sido de los primeros en apuntarme y me sitúo en la primera fila.
En Lapurtxulo toca parada para avituallamiento. El caldito de esta primera posta siempre entra de cine y sirve para retomar el aire en la subida al Onddo.
La verdad que cada vez me paro menos a hacer fotos en esta marcha, ya que ya tengo tantas de otros años que no me merece la pena. Alguna que otra en los puntos más reseñables y sigo la ruta. El Urepel es la cima más alta de esta versión de la marcha (rotatoria cada cuatro años).
Así voy haciendo kilómetros hasta llegar a Leizaran, donde se encuentra el último avituallamiento. Debo reconocer que me encanta este trazado.
La última cota del día es el Urdelar, tras pasar por la autovía de Leizaran. Recuerdo una temporada en la que hice todo este tramo corriendo pero hoy no, hoy voy andando.
Y el descenso me deja en Villabona, con un montón de familias disfrutando del maravilloso día que ha salido en las campas de acceso a la localidad.
Hace ocho años terminé a las 13:50, cuando el control de meta todavía no se había abierto. Estaba preparando ultratrails de montaña y hacía muchos segmentos del recorrido corriendo. Hoy, mucho más tranquilo, termino a las 15:26, pero encantado de cómo ha ido todo.
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