Frontera checa al sur de Dresden

  1 de septiembre de 2021  

He dormido junto al río Elba, de nombre impronunciable en alemán, que pasa por Königstein, a escasos kilómetros de la frontera de Alemania con la República Checa. El plan de hoy consiste en ir haciendo todas las subidas de esta franja fronteriza, pasando de un país al otro un par de veces.



Esta primera subida es muy corta, de apenas tres kilómetros para algo menos de doscientos metros de desnivel. La carretera de ascenso al Festung Königstein, a diferencia de ayer cuando llegué, está completamente vacía a estas horas de la mañana.


Hoy el sol se presenta desde primera hora y espero que ya no me abandone en los días que me quedan. Aún así, la carretera sigue húmeda, bien por la bruma mañanera o porque haya estado lloviendo por la noche.


Un desvío por una carretera estrecha que sale a la izquierda en plena ascensión del puerto, me lleva a un complejo en el que destacan los trenes turísticos, así que por aquí debe haber algo especial.


Y vaya si lo hay. Arriba me encuentro con la Fortaleza de Königstein, apodada la "Bastilla sajona", dado que esta región es la Sajonia alemana. Antes era una prisión, datada en el s.XIII, pero ahora solo es una atracción turística.


Estas subidas tan cortas son perfectas para ir entrando en calor de buena mañana y me desplazo al otro lado de la frontera, a la República checa, para el siguiente puerto del día. En una rotonda, junto a un montón de tiendas artesanales (vete tú a saber) regentadas por chinos, destaca un restaurante en un avión.


Llego a la localidad de Krupka para subir el Komari Vizka. Decido eliminar los signos de puntuación del checo porque no se encuentran en el teclado español, pero algún acento circunflejo hay por ahí.


Tras aparcar junto a la iglesia, bajo hasta el fondo del pueblo para hacer esta subida de algo más de 5km al 9%. Es corta pero intensa.


Por fin hace calor y el cielo está despejado. Llevaba días esperando poder disfrutar de los pedales. El primer tramo me hace cruzar el pueblo con pendientes de doble cifra para ir suavizando poco a poco.


La zona me parece muy chula, mucho más que todo el centro de Alemania. Por lo menos, se ven algunas construcciones diferentes y la gente también luce distinta. ¡Y coño, que saludan!


Empiezo a ver la zona alta de esta colina. El puerto de carretera no completa todo el desnivel que tengo que superar, con lo que hay que hacer un poquito más al llegar arriba.


A la derecha sale una carretera estrecha que se dirige al punto más elevado, desde donde se puede apreciar todo el valle, con unas vistas inmejorables.


Y en la cima me encuentro con lo que parece que alguna vez fue una iglesia y que está reconvertida en restaurante, con un mirador magnífico y un tren chu-chú aparcado para los turistas.


El sitio está chulo y hace calorcete, así que me quedo un buen rato disfrutando de las hermosas vistas antes de bajar de nuevo para seguir con mi día.


Siguiendo en Chequia, la planificación me lleva a Klasterec, donde empieza la subida a Medenec, más de 8km al 5%.


Para la distancia que tiene esta subida, no excesivamente larga, más bien corta, resulta que me salen decenas de fotos, así que debí subir entretenido y disfrutando del paisaje.


La pendiente se mantiene constante al 6%, siendo la justa para ir subiendo altitud sin exprimirse, disfrutando del entorno.


La carretera discurre por espacios muy variados: claros, pueblo, bosque, ... Así me voy explicando que tenta tantas fotos en tan solo ocho kilómetros.


No se oye una mosca por estos lugares. El aire se respira limpio y se nota que no hay mucha población en esta zona.


El caso es que muy entretenido, voy llegando a la parte alta de la colina, donde se puede vislumbrar una localidad que va de lado a lado.


Atravieso sus calles en busca de una carretera más importante que va por lo alto de la loma. El pueblo parece desierto, porque no veo a absolutamente nadie en todo el tiempo que me lleva pasar por él, tanto en subida como luego en bajada.


Saliendo del pueblo por la carretera principal, hay una pista a la derecha que me lleva al punto más alto, donde destaca un torreón.


No puedo acceder en bici hasta él, ya que el asfalto concluye y sale un sendero bastante empinado. Habría subido pero no puedo dejar la bici aquí sola porque no la vería si me meto por ese sendero y paso de cargar con ella por ese rampón herboso.


Al bajar de nuevo hacia el pueblo, tengo una buena vista de la torre, por lo menos de su parte alta. He indagado un poco en Internet y apenas he encontrado información sobre ella, sí en cambio de otra de origen minero que yo no llegué a ver.


Saco una foto a la señalética de Medenec porque me parece muy interesante, con el número de la carretera a un lado y las distancias kilométricas a las diferentes poblaciones en su recuadro principal, antes de volver a Alemania, para hacer la subida a Fichtelberg.


En este desplazamiento fronterizo, entro en Alemania y me detiene la policía germana nada más pasar. Esta vez los policías son muy simpáticos y, al ver mi documentación, me dicen que esté tranquilo y que disfrute mis vacaciones, todo porque no soy ruso. Me dicen que me han parado porque mi coche no lleva distintivo europeo, lo cual es un dato interesante a tener en cuenta para futuros viajes hacia Europa del Este.


En Oberwiesenthal empieza este puerto. Son solo seis kilómetros cómodos a casi el 6% de media, yendo de más a menos poco a poco.


Se pasa junto a la frontera, donde puedo ver de nuevo a los policías que me saludan advertidos ya de mis planes de subir en bici hasta el alto.


La carretera se torna pista y empiezo a encontrarme con muchísima gente que va en patines, con dorsales y todo. Debe haber una prueba de esquíes con ruedas, de esos que sirven para entrenar en verano el esquí de fondo.


Casualmente, la cima de mi subida coincide con lo que debe ser la meta de la carrera. Tras pedir permiso a unos de la organización, llego a esa meta y, haciendo el gilipollas, levanto los brazos ante los aplausos de la muchedumbre que espera.


Para acabar la jornada, Tras ver pasar a la carrera, me desplazo hasta Schwarzenberg, punto de partida de la subida a Auersberg, un puerto larguísimo de 25km al 2´5% que no iba a hacer hoy pero que me da tiempo de sobra viendo la hora que es todavía.


Los puertos así me desesperan. Son largos al 2%, y parece como si estuvieras llaneando. No me gustan nada. Hay un momento en el que parece que el cielo se vaya a cerrar, pero se aclara nuevamente sin amenaza de lluvia.


Transcurridos unos kilómetros, me encuentro con una caravana de coches y la carretera parece estar cortada. Espero un tiempo hasta que me decido a tirar para delante para ver qué pasa.


El caso es que había habido un accidente con un motero atendido por una ambulancia y varias unidades de policía. No sé si estaría mal, pero le tenían tapado con una sábana para que la gente no le viera y se oía llegar un helicóptero. Viendo el destrozo de la moto, no tenía buena pinta.


Les pido permiso a los policías para pasar y me lo conceden, advirtiéndome de que no mire. De manera que sigo yo solo, sin coches en mi sentido, pero con bastantes en fila hacia el otro lado. Algunos me preguntan y les digo que ha habido un accidente con una moto para que se calmen.


El final de la subida me lleva al alto de una montañita, llegando por una recta interminable que discurre entre árboles altísimos. He estado mucho tiempo parado en este puerto, ya se empieza a hacer tarde y empieza a notarse en la falta de luz.


Arriba, como suele ser habitual en Alemania, me encuentro con otra torre más. Es una torre de observación de la que se pueden ver unas fotos increíbles en Internet, con el entorno nevado.


Terminada esta última subida del día, desciendo sin ver el accidente, con el herido ya evacuado. Me toca regresar a la República checa para dormir en la base del primer puerto de mañana.

0 Comentarios