Entre Polonia y Chequia

  4 de septiembre de 2021  

Los días van pasando y sigo avanzando hacia el este bordeando la frontera entre Polonia y la República Checa, llegando ya a la zona central de esta franja. He dormido en Plawnicy, amaneciendo con una fuerte niebla en el valle.



Empiezo la ascensión de este Czarna Góra y enseguida se despeja la bruma mañanera, dando paso a una buena jornada para dar pedales, aunque algo fresca a estas horas tan tempranas.


Puerto de 18km al 4%, donde los primeros ocho solo sirven para ir entrando en calor, puesto que el desnivel es inapreciable.


La amplia carretera inicial se va estrechando a medida que se gana altitud y se entra en el bosque que cubre la ladera de la montaña que tengo como objetivo.


Hay una pequeña rampa de doble cifra en un kilómetro entero al 9%, en el que se inicia esta segundo mitad, ya con pendientes que siempre se sitúan entre un 5-6%, no algo duro.


Los últimos cuatro kilómetros abandonan la carretera principal para subir a lo alto, donde una pequeña ermita es lo más reseñable de esta ascensión polaca.


Sigo por esa carretera hasta que se llega a un punto donde desaparece, dando por concluida la ascensión. Hay unos cuantos coches aparcados y un cartel de montaña que indica alguna ruta, también para bicicletas.


Apenas treinta kilómetros de traslado me dejan en Bludov, ya en el lado checo de la frontera y que no dejaré en todo el día. Me esperan tres subidas bastantes cercanas entre sí.


La ascensión a Suchý Vrch consta de poco más de 10km al 4%, así que no es nada del otro mundo en cuanto a dificultades se refiere.


Además es muy constante, por buena carretera, con temperatura magnífica, a una buena hora de la mañana. Tiene todos los ingredientes para ser muy disfrutable.


Voy haciendo distancia hasta llegar a un gran aparcamiento, desde donde la carretera se volverá una pista forestal que viaja entre grandes árboles, con trazado mucho más estrecho.


No tengo recuerdo de haber visto señal de prohibición para vehículos a motor, pero los coches se quedan al principio, a un lado de la carretera. Puede ser que hubiera algo especial ese día.


La subida finaliza junto a un torreón de telecomunicaciones, de los que ya empezaba a echar de menos, tan comunes en los puertos alemanes. Allí coincido con infinidad de ciclistas. Se nota que es sábado.


Apenas a poco más de diez kilómetros de Bludov, se encuentra Milkulovice, mi nuevo destino. Ahí inicio el Cervenohorské Sedlo, o como diantres se escriba.


Esta vez solo serán 9km al 5%, pero con uno de esos carteles que no gustan nada a los que andamos en bici. Hay motos a cascoporro.


Pero son de las motos buenas, las de moteros respetuosos que viajan disfrutando del entorno, de la naturaleza, los paisajes, .... Esta vez no han tocado flipados de fosforito.


Por lo demás, se trata de un puerto de esos nobles, muy constante, donde uno puede cargar la dureza que le apetezca a modo de ritmo de subida. Es el típico puerto de carretera de toda la vida, con explanada en la cima, esta vez presidida por un gran hotel.


A otros veinte kilómetros empieza el cuarto puerto del día y último de la zona. Me desplazo a Vrbno para subir el Praděd, con 18km al 5%, el puerto más duro de todos.


En el comienzo, el día empieza a nublarse y temo que se estropee. Los primeros kilómetros son suaves, moviéndose en torno al 3-4%, lo que ya indica que el final será más explosivo.


Me cae incluso alguna gotita de agua en pleno objetivo de la cámara, pero llego a la localidad de Karlova Studánka y empieza a despejar de nuevo.


La localidad esta de Karlova tiene muy buen ambiente, al ser un pueblo balneario, con mucha gente por la calle, comercios abiertos e incluso una especie de feria. También tiene una arquitectura chula, pero su calle principal es de pavé, con bastante pendiente, superando la doble cifra, y tráfico, así que en ese momento saco la cámara, me salen las fotos muy movidas y decido dejarlo para la bajada, cosa que se me olvidó.


En el km.9, justo en la mitad de la ascensión, la carretera hace sus funciones de puerto de paso y hay que tomar una pista que sale a la derecha, junto a un enorme aparcamiento. Hay una caseta con guardas, barrera y peaje, pero a mí me dejan subir gratis en bicicleta, claro.


La subida cambia totalmente, ya que ya no coincido con coches, sino con caminantes mochileros, la mayoría que ya bajan. Y pasa una cosa curiosa, la temperatura desciende de golpe bastantes grados y comienzo a tener frío.


La pendiente se mantiene constante en el 7-8% hasta llegar a un descanso central, donde se encuentra la mayoría de la gente.


Pero la subida continúa durante tres kilómetros más camino de la cima, donde hay una gran antena de telecomunicaciones de estas tipo misil.


El caso es que empiezo a tener verdadero frío a esta altitud que estamos alcanzando, cercana a los 1.500m. La subida a la cima es una auténtica romería de gente.


Llego con muy pocas ganas de parar, y falto de buena ropa para el largo descenso que me espera, un enorme error de previsión. Llevo tantos días con puertos suaves y no muy altos que me he despistado.


Lo justo, un par de fotos, ver las vistas, y para abajo, llegando al coche con una de esas tiritonas absurdas que no deberían haberse dado. Suerte que puedo entrar en calor con la calefacción del coche en algo más de cien kilómetros que tengo de traslado hasta las inmediaciones de Brno.

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