Frontera sur de Alemania y Chequia

8 de julio de 2021

Ayer llegué casi de noche. A oscuras me suele costar encontrar un buen lugar para dormir, pero no por estos lares. Siempre hay algún espacio apartado entre árboles y encuentro uno muy amplio a media subida de Schwarzriegel, la primera cota de las tres que tengo previstas para hoy en la frontera más al sur de Alemania y Chequia.



Hace fresco mañanero y lo noto al comenzar hacia abajo, buscando el inicio del puerto en Furth im Wald. Había varias vertientes pero escojo esta sin tener tampoco ningún motivo para hacerlo.


El caso es que es algo más larga de lo habitual estos días, llegando a los quince kilómetros de distancia. La pendiente media es del 4´5%, muy fácil en la primera mitad.


Hay un desvío justo al llegar a la primera edificación de Madersdorf, en donde ya se indica el objetivo de la subida en una de las señales del cruce.


Me meto por un bosque rumbo a la cima de la colina que se ve justo enfrente. No veo a nadie en todo este tramo.


Llega un momento en el que la cosa se pone más seria, con un kilómetro enterito al 13% de media, todavía con media docena que faltan hasta la cima.


Llego a un aparcamiento con bastantes coches en él, dado que hay una barrera que impide seguir en vehículos motorizados. Paso por un lateral y continúo con la subida.


Tras un par de kilómetros llanos y de bajada, los dos finales se vuelven a poner al 6-7%. Aprovecho algún hueco para ver el valle porque apenas se aprecia nada en toda la subida.


Finalmente, como casi siempre en lo que llevo de viaje, termino junto a unas antenas. Tengo que reconocer que son subidas bastante aburridas.


Desciendo sin acordarme de que había una barrera y casi me la desayuno. Tras un corto desplazamiento y la salida del sol, la localidad de Bodenmais me recibe para subir a Arber-Strasse.


En este pueblecito hay bastante movimiento, incluso de turistas. Se ve mucho senderista, algún autobús cargado de gente. La estación de esquí cercana tendrá algo que ver.


La subida es corta, de solo seis kilómetros, pero a un 8%. Los tres primeros son a un constante 9% por una magnífica carretera pero que tiene un tramo en obras.


Tengo suerte porque las obras no me molestan lo más mínimo y sigo ascendiendo, hasta llegar a lo que se supone que es un puerto de carretera típico, al llegar a una especie de collado de paso.


La verdad es que hay cartel y todo con la altitud. El nombre no coincide, ya que pone Bretterschachten, pero bueno, que lo mismo me da que me da lo mismo. Según el juego tiene estos dos nombres y eligieron el otro.


El siguiente puerto está ya en la República Checa, o lo que es lo mismo, que me toca otro paso fronterizo y otro momento de nervios por saber si alguien me va a parar para que muestre una PCR o algo parecido.


Ni gaitas, otro país en el que entro sin que nadie me pida nada. Dejo el coche aparcado en una rotonda de Zelezna Ruda para iniciar la subida a Pancír.


Son siete kilómetros a un 6,5% de pendiente media, pero bastante escalonado, con un trazado muy variado. La pena es que el día se ha vuelto a nublar y tengo un poco de fresco.


Hasta llegar al kilómetro dos de Spicák es como un paseo, pero luego casi nunca se baja del 7%, con bastantes rampitas de doble cifra.


Al punto más alto se llega a través de un bosque muy tupido. Por aquí tampoco se ve mucha gente, es más, creo que no coincido con nadie en toda la subida.


En el último kilómetro se sale a un pequeño claro y un llano antes de afrontar la rampa final para llegar al Horska Chata Pancir, el hotel que la corona.


Como no hay nada que ver, me doy media vuelta y para abajo, dispuesto a recorrer un trocito de la República Checa y disfrutar de lo que me ofrezca este nuevo país.

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