El oeste de Alemania

4 de julio de 2021

En una zona tan boscosa como esta no hay mucho problema para encontrar un buen lugar para dormir. Siempre hay algún rellano apartado de la carretera, oculto entre troncos, como es el caso de hoy. A un par de kilómetros de Allenbach, en un cruce de caminos, encuentro uno de estos sitios escondidos.



A primera hora de la mañana desciendo hasta Allenbach para empezar la subida a Erbeskopf. Como todas las subidas de la zona, se trata de un puerto suave, de apenas siete kilómetros con escaso desnivel a salvar.


Estoy en pleno Parque Nacional de Hunsrück-Hochwald, una zona de colinas boscosas al suroeste de Frankfurt. El escaso tráfico de estas carreteras hace que salir a pedalear sea bastante placentero.


La suave pendiente del 4-5% no es mucho problema. No hay coches, pero para que nadie se moleste me meto por el carril lateral para bicicletas, limpio y bien asfaltado.


Al llegar al cruce en el que he dormido, la carretera continúa con el carril para bicicletas por el lado izquierdo. La pendiente se mantiene en torno a un 5-6% en todo momento, sin sobresaltos.


Se llega a un desvío que gira hacia la izquierda para enfilar la última parte de la subida, hasta llegar a un complejo que se encuentra en el punto más elevado de la colina.


No hay mucho que hacer por ahí, así que me desplazo hasta Morbach para dar buena cuenta de la siguiente cota del día: Stumpfer Turm.


La verdad es que este puerto es como no subir nada, con apenas media docena de kilómetros para salvar 140m de desnivel. Además, la cima es bastante indefinida, en lo alto de una loma en la que hay una torre romana como único punto de interés.


Pues nada, minipunto para el equipo negro y sigo hacia Bremm, a orillas del río Mosel, para dar buena cuenta del siguiente escollo del día, subir a Steigung von Bremm.


Se trata de otra subida corta, de seis kilómetros, para llegar a Beuren, en lo alto de la colina que domina el valle. La pendiente va de más a menos, con algún pequeño tramo de doble cifra.


Arriba la loma se redondea y la pendiente va bajando hasta convertirse casi en un llano. Los dos últimos kilómetros son como un pequeño paseo.


Se pone a llover en esta parte final, así que me doy bastante prisa por terminar esta subida, justo en un llano por encima de Beuren.


Todavía no son ni las diez de la mañana y ya llevo tres cotas ascendidas. Un pequeño desplazamiento me acerca a la frontera de Bélgica, justo en la esquina noreste de Luxemburgo


Me adentro en el Parque Natural de Südeifel, zona boscosa y de colinas que sirve de frontera natural entre Alemania y Bélgica. La subida a Krautscheid desde Waxweiler no llega a la media docena de kilómetros tampoco.


La subida no tiene ninguna historia. El kilómetro central es al 6% de pendiente media, transitando por una amplia carretera para subir a una colina con algunos aerogeneradores.


Termino esta cuarta ascensión del día consciente de que la zona es muy similar a la luxemburgués, con puertos de escasa entidad y con vistas muy sosas.


Otro pequeño traslado me lleva a Pronsfeld, un poquito más al norte. A diferencia de las anteriores, la subida a Schwarzer Mann es larga pero de muy poquito desnivel.


Paso junto a una especie de museo del ferrocarril con más de trece kilómetros como objetivo, aunque para solo trescientos metros, con subidas y bajadas intercaladas.


Esta es de esas típicas subidas que me parecen un coñazo, ya que llaneas más de lo que subes y de bajada tienes que hacer lo mismo.


También con aerogeneradores a la vista, paso por la localidad de Brandschield, con un 4% como pendiente máxima.


El bosque en la parte final hace que no tenga vistas, lo que viene a sumarse a lo anterior para que no disfrute nada de este puerto. La zona es triste para hacer subidas.


La cima del Schwarzer Mann (El hombre negro), la montaña más alta del estado de Renania-Palatino, posee un complejo montañero y me encuentro un montón de coches aparcados y a gente paseando con mochila. Se nota que es domingo.


Con el piso mojado y chispeando un poco empiezo la última subida del día, el ascenso a Mützenitz. Es un paso fronterizo con Bélgica, poco después de cruzar la localidad del mismo nombre.


Son nueve kilómetros con dos partes, una primera subida que empieza al 10%, con bajada central y ascensión final de cuatro kilómetros bastante más suave.


Tengo suerte y, a pesar de estar el piso mojado, es de una lluvia previa. Apenas hay tráfico en esta carretera y llego a la frontera sin más interés que el de apuntarme un nuevo tanto.


Seis puertos en un día son una buena señal de la poca entidad que han tenido. Decido tirar hacia los Países Bajos por Bélgica y vuelvo a pasar por este punto para ir hacia el norte, a la zona de Arnhem.


Tampoco me dicen nada ni al entrar en Bélgica ni en Países Bajos. Eso de que no se puede viajar por Europa sin PCR empiezo a tomármelo a chufla.

En la zona de Arnhem tengo diseñada una etapa circular con inicio en Beek. Me estoy un buen rato dando vueltas con el coche buscando un sitio para dormir y acabo metiéndome por un camino estrecho que va a un campo de fútbol, esperando que haya aparcamientos junto a él. En eso que empieza a seguirme un coche de policía y me detienen, haciéndome descargar el maletero para hacer inspección de armas y drogas. ¡Qué raro! No tengo ninguna duda de que algún vecino les ha llamado.

Tras comprobar mi documentación, me dejan marchar. Pero antes les digo que estoy de turismo bicicletero y que necesito un sitio para dormir, a poder ser apartado, y me mandan junto al canal, a la vecina localidad de Ooij. Del coronavirus ni se acuerdan.

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