Al oeste de Frankfurt

6 de julio de 2021

De nuevo en Alemania para hacer un barrido a los Montes de Hierro, la cordillera de colinas que cruza el país de oeste a este. Tras dormir en un espacio que encontré anoche entre un bosque, me acerco a Kesseling para subir a Hohe Acht, un puerto algo más largo que los últimos que he hecho.



Bajo la bici del coche entre una ligera lluvia. Creo que hoy me voy a mojar bastante. Mientras me visto se acercan dos lugareños muy majos con los que entablo una conversación en inglés. Por fin encuentro a alguien que hable inglés por estas tierras.


Les pregunto que dónde tienen escondido el verano y me cuentan que este año todavía no lo conocen. Me despido al de un rato para ponerme rumbo al punto más alto de las montañas Eifel que rodean a la localidad.


Sigue chispeando mientras voy ascendiendo, algo que no molesta mucho. Hace fresco, rondando el terreno del frío. Subiendo voy bien pero empiezo a preocuparme por la bajada en un puerto de más de  catorce kilómetros.


Se pasa por varias pequeñas localidades en esta ascensión, muy suave en toda la primera mitad. Prácticamente es como subir un falso llano hasta llegar a la localidad de Kalterborn.


Saliendo de Kalterborn ya se nota que la pendiente sube un poco. Tan solo es un 6% pero ya es algo porque hasta aquí el desnivel superado ha sido escaso.


Deja de chispear en la parte final. Quedan seis kilómetros entre praderas y bosque, con alguna pequeña rampa de doble dígito.


La parte final es un lugar de esparcimiento para montañeros y senderistas, con un aparcamiento a partir del cual no pueden pasar los vehículos por haber una barrera que cierra el paso.


Me meto por esa pista mojada y bastante sucia de barro y pinocha, muy al estilo de los bosques vascos. La pendiente sube un poco, manteniéndose constante en torno a un 6-7%.


Hasta llegar a un sendero asfaltado en la parte final en la que apenas cabe una bicicleta. Voy con cuidado, no sea que baje alguien y tengamos un disgusto.


Ya para terminar, se accede a la zona de la torre por una rampa empinada en la que me patina la rueda y en la que coincido con dos parejas andando, lo que me obliga a terminar a pata.


La cima está coronada por la torre del Kaiser Willhelm. Podría parecer más antigua, pero es de 1908. Subo hasta ahí para hacer la foto, esperando a que se vayan dos pesados que no se acaban de quitar del medio.


Me desplazo hasta Wiesbaden después de pasar bastante frío en la bajada, con lo que la lección está aprendida aunque parezca que el día mejora.


Me esperan ocho kilómetros al 6% para subir a Hohe Wurzel, el siguiente puerto de la jornada. La subida va de menos a más, aumentando la pendiente a cada kilómetro que avanzo.


Se pone a llover nada más salir de Wiesbaden, con lo que me quedo sin hacer fotos en casi toda la subida. Tampoco es que se pierda mucho porque estas carreteras cerradas por el bosque no ofrecen ninguna vista.


Corono en un alto con cartel el Hohe Wurzel. Me desplazo hasta la cercana localidad de Königstein im Taunus para subir lo que será el última de esta jornada: el Großer Feldberg.


Parecía que la carretera no iba a ser muy transitada pero, de repente, me encuentro en una autovía, llena de coches. No me explico de dónde han salido tantos tan de golpe.


Menos mal que acabo cogiendo un desvío a la derecha y abandono esta vía tan transitada para acometer la parte final.


En esta parte de carretera me cruzo con dos ciclistas que van a la contra y me adelanta uno que parece profesional justo antes del último desvío.


¡Vaya ritmo que llevaba el tipo! El final de la subida es un complejo de antenas, con una especie de hotel o yo que sé. El caso es que suben hasta los autobuses aquí.


Con esta tercera cota del día, doy la jornada por acabada porque tengo un frío que te cagas. He acabado andando mojado todo el día y la temperatura es muy fresca, de apenas 4-5º en las cimas. Mucho frío para estas fechas.

Safe Creative #1007090003507

0 Comentarios