30 de mayo de 2021
Hoy he quedado con Teibol para hecer esta ruta circular. Por suerte, ayer contacté con él y quedó en traerme una rueda trasera de repuesto, ya que la rotura del núcleo hace imposible que ruede con mi Fulcrum. En el coche tengo herramientas para cambiar el casete, así que sin problema.
| XTREM | CAT 1 | CAT 2 | CAT 3 | CAT 4 |
| La circular de La Hermida | La Hermida | 105 km | 2160 m+ | IR |
Tras hacer el consiguiente arreglo, nos ponemos en marcha. Empezamos con la vertiente oeste del collado de La Hoz y voy medio acojonado de salida. La bici es tan agradecida como puñetera. Se coge la forma tan rápido como rápido te das cuenta de que tu cabeza te engaña, creyendo que eres capaz de hacer cosas que antes no te costaban pero que ahora resultan muy complicadas.
A pesar de la nula preparación, enseguida empiezo a disfrutar y a recordar la razón por la que me tiene enganchado esta actividad. Picos de Europa es un sitio magnífico para que no se te olvide.
Vamos charlando y eso ayuda una barbaridad, porque el tiempo pasa sin pensar demasiado en cómo voy sufriendo. Las piernas me duelen una bestialidad pero coronamos bastante bien tras los casi once kilómetros de subida.
Tras la foto en el cartel, nos dejamos caer hacia Quintanilla. ¡Qué gozada bajar cuando estás así de mal! El día es estupendo para disfrutar sobre la bici a pesar del cansancio que llevo nada más empezar. Lo de ayer me está pasando factura.
Nos ponemos a subir el collado de Ozalba. Le he dicho a Teibol que es el que más miedo me da, porque aún no he enlazado dos subidas como estas y las piernas las siento como cristales rotos.
Pero como bien me dice él, este no va a ser el problema, ya que es cortito. Lo duro me va a venir con el interminable Piedrasluengas que tenemos de postre.
Nos ponemos a subir por este larguísimo valle de Tudanca, con las montañas en el lejano horizonte. Hay que ir haciendo, así que no hay más. Para adelante sin pensar demasiado.
Mi ritmo no consigue llegar al de Teibol, que me espera paciente en todo el puerto. En La Lastra, antes de empezar la parte dura del embalse, paramos a tomar una cocacola y un pequeño bocadillo de queso que me saben a gloria.
Entramos en la parte más chula de este puerto con el maillot de la CCCP como referencia. Yo veo una mancha roja delante y la sigo como buenamente puedo. Lo veo todo rojo, como Kim Novak en Vértigo.
La verdad es que Piedrasluengas es este tramo. Solo por estos tres kilómetros merece la pena. La pared empedrada, la presa, el fondo del valle, la montaña palentina,... Es un sitio muy chulo.
Del embalse hacia arriba todo un suplicio. Soy incapaz de seguir el ritmo de Teibol. Nos pasan otros dos ciclistas que tampoco es que vayan muy bien que se diga, pero es que lo mío resulta patético rodando en un 4%.
La presencia de varios miradores en la parte final es la excusa ideal para parar a hacer una foto. Bueno, la foto es la excusa ideal para parar.
Por fin llegamos al cruce de unión de vertientes y decidimos no hacer cima en el mirador del puerto. Hay previsión de tormenta a esta hora y no merece la pena arriesgar el chaparrón con las nubes negras que se están formando en el collado. Bueno, que tampoco es que haya piernas para hacer exhibiciones.
El largo descenso nos lleva de nuevo a La Hermida, con un viento de cara bastante molesto que termina de ponerme en mi sitio. Menos mal que ahí estaba la referencia de Teibol porque me habría tumbado en la primera explanada.
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