Los alrededores de Villach

5 de agosto de 2019  

Ya he llegado a los límites de Italia por el este y hoy toca volver a pasar a Austria pero para seguir después con Eslovenia. Me quedan todavía muchos puertos italianos pero ya quedan para el viaje de vuelta. He dormido en Pontebba y el puerto fronterizo de Naßfeldpaß será el primero de la jornada. Como de costumbre con estos pasos que luego tengo que hacer en coche, opto por la vertiente que me queda más a mano para descubrirla en bicicleta.




Van a ser trece kilómetros al 7´5%, un buen puerto para calentar a primera hora de la mañana. La carretera es estrecha y tranquila, sin nada de tráfico para ser un puerto fronterizo, ya que esta es una zona bastante alejada de los núcleos de población más importantes.


El paisaje montañoso agreste resulta interesante y viajo entretenido con alguna que otra ave rapaz. En un momento dado, la carretera se encuentra en obras y un semáforo me corta el paso.


Me estoy un buen rato y el semáforo no cambia. Tampoco pasa ni cristo por esta carretera, así que acabo pasando con cuidado.


Sigo subiendo, con un par de kilómetros centrales que superan la doble cifra. Aún así, no sé qué me ocurre que cada día que pasa me encuentro mejor todavía.


En la parte alta me entra un poco de niebla y me tengo que poner el cortavientos porque tengo fresco. El día ha amanecido un tanto gris, por lo menos por esta vertiente italiana del puerto.


Llego a la cima, donde me encuentro las típicas cuatro casas de todo paso fronterizo en el que un día hubo control aduanero. Hay bastantes coches aparcados pero no se aprecia mucho movimiento.


Paso el lago del Pramollo, que es nombre italiano del puerto, y sigo unos metros hasta la frontera, hoy abandonada como todas. Parece que la vertiente austriaca se encuentra algo más despejada.


Ya en el lado austriaco, paro en Möderndorf para ventilarme la subida a Poludniger Alm. Debe ser algo con interés porque me encuentro mucha gente en la base.


La subida es larga, de veinte kilómetros, y se adentra por una carretera forestal. Hay muchas curvas de herradura y en todas ellas hay carteles a la italiana marcando las 'tornantes', esta vez también con la altitud.


En estos primeros nueve kilómetros de subida hay tramos duros, de doble cifra. Me encuentro a muchos ciclistas de montaña, tanto en un sentido como en otro.


Superada esta primera mitad de la subida, le siguen más de media docena de kilómetros prácticamente llanos que me sitúan en una explanada con casetas de madera, a modo de bungalows de vacaciones para excursionistas de montaña.


Ahí me encuentro con varios grupos, con alguna familia andando en bici, con senderistas, ..., y continúo junto a una especie de arroyo por una pista con el piso hormigonado pero por la que se transita perfectamente. Por lo que me indica el track, el Poludniger Alm es la montaña que veo a la derecha y que la pista rodea por detrás para subir.


Me meto por esa pista y, tal y como decían las indicaciones, en un par de kilómetros se vuelve de tierra y doy por concluida mi ascensión.


El siguiente punto es Villach, donde tengo una ascensión interesante. Se trata de llegar a Villacher Alpenstraße, una montaña que parte del núcleo urbano y desde la que se domina todo el valle, con unas vistas colosales. Son más de 16km al 7% y, nada más empezar, un peaje hace que sea una subida perfecta para disfrutar de la carretera. Lo malo es que los moteros piensan lo mismo y está hasta arriba de motos, aunque en este país parece que son muy respetuosos y apenas molestan.


También hay un teleférico de uso turístico pero que no está en funcionamiento, por lo menos en el momento en el que paso junto a él. La subida mantiene kilómetros entre el 7% y el 10% con algunos descansos, lo cual hace que no sea excesivamente dura.


Un par de miradores hacen las delicias de los visitantes, con zonas de aparcamiento muy bien indicadas para cada punto de interés. La verdad es que es una zona recreativa muy bien cuidada.


Sigo subiendo disfrutando cada vez más de esta ascensión, al tiempo que el día va despejando y sale el sol. Las vistas del valle son increíbles, divisando la montaña fronteriza con Eslovenia, por donde tendré que moverme en los próximos días.


Tras un pequeño descanso con bajada incluida, los tres últimos kilómetros me dejan en la cima de la montaña, donde hay un restaurante y mucha gente disfrutando en las mesas.


Después de un ratito de descanso, desciendo a una velocidad endiablada. Corre un poco de brisa de culo, lo que unido a la pendiente, al perfecto estado de la carretera y a que no pasa tráfico ninguno, hace que tenga que frenar porque me acojona la velocidad que marca el cuentakilómetros, no por sensación de peligro.

Tras un pequeño traslado hacia el norte, hasta el lago Osslacher, me sitúo en el comienzo de la subida a Kanzelhöhe, en Treffen. Son nueve kilómetros al 10%, otro buen muro.


Empiezo a subir por una pista estrecha en lo que parece que va a ser una estación de esquí de fondo. El cartel no engaña y la pendiente inicial se mantiene en el 12% durante varios kilómetros, siendo los picos del 16% en un par de ocasiones.


Como de costumbre en Austria, hay peaje para los coches, algo que celebro cada vez que llego con la bici, por supuesto. Este también es automático, ya que veo que se abre cuando acercan una tarjeta.


La subida suaviza paulatinamente, con tres kilómetros al 10%. Esto hace que cada vez vaya más cómodo y, como solo son nueve kilómetros, tampoco es que llegue a pasarme factura.


El final suaviza más todavía, con un par de kilómetros al 8% que me dejan en una especie de cima de la montaña, donde hay  marcadas unas pistas con cinta.


He subido muy tranquilo pero, de repente, escucho lo que parece ser un trueno y miro para atrás. Unas nubes negras se acaban de formar y desciendo todo lo rápido que puedo porque parece que va a haber tormenta.


Al llegar al coche se pone a llover y me tengo que parar en el desplazamiento a Gerlitzen, la que será mi primera subida de mañana. Quería haberla hecho hoy pero es imposible, ya que jamás he visto llover con tanta fuerza. De hecho, en cuanto para no cesan de pasar coches de bomberos con las sirenas puestas, ya que ha tenido que haber inundaciones a mansalva. Espero que mañana amanezca despejado.

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