Al este de Trento

12 de agosto de 2019  

Hoy he dormido en Fener, en la base del passo Tomba. Hacía ya varios días que no tenía un control policial, si descontamos los pasos fronterizos entre Eslovenia y Croacia. En Austria no me han parado nunca y la última vez creo que fue en Suiza, antes de cruzar a Italia por el Spluga. Mientras estoy desayunando en un rellano para camiones que hay en el arcén, con el portón abierto y la bicicleta preparada para salir apoyada en el coche, aparece una pareja de carabinieri y me piden los papeles. Se ponen a hacer preguntas como la de qué estoy haciendo, como si no quedara claro, y cuánto tiempo voy a estar por su tierra, algo que no deberían preguntarme en un país comunitario en el cual me puedo quedar toda la vida si me sale de las pelotas.

El caso es que a uno de los policías parece que le caigo simpático o simplemente hace de poli bueno entablando una conversación conmigo. Me dice que él es del sur y que no aguanta el paisaje del norte de Italia, que solo hay montañas. No para de recomendarme las playas de Sicilia y no sé qué ostias más, mientras su compi me repasa el coche de arriba a abajo en busca de vete tú a saber qué. Yo ya tengo mucha experiencia en estas cosas, posiblemente más que ellos, y les sigo la corriente pensando en a ver si acaban y me dejan en paz sin revolver mucho, que luego me toca a mí guardarlo todo bien.

Parece que el fisgón da por finalizada la inspección y la comprobación de mi documentación y, como no me apetece mover el coche ahora que estaba preparado para salir, les pregunto si lo puedo dejar ahí aparcado un rato, lo justo que tarde en subir y bajar el puerto, y que luego me marcho rumbo a mi casa, algo cierto aunque me llevará varios días.




Pues nada, empiezo la jornada de manera movidita, rumbo al passo Tomba, un puerto corto, de apenas nueve kilómetros al 7´5%. Los dos primeros me llevan hasta Alano di Piave suavemente y con un tercer kilómetro llano después. 


Al salir de Alano di Piave me meto en una carretera estrecha y me llama la atención su nombre: vía Monte Grappa, el segundo puerto que tengo en la jornada de hoy y del que me separaba un traslado de varios kilómetros.


Aparece un cartel que indica que faltan seis kilómetros al 9% y la carretera se empina bruscamente. Un kilómetro supera el 11% y el siguiente el 13%, en un tramo muy exigente.


La parte final suaviza bastante y llego al passo Tomba con un cordal enorme enfrente. Recuerdo lo de la vía Monte Grappa y me pongo a hacer pruebas en el GPS, activando el track del siguiente puerto junto al de este. Hay una señal que indica Monte Grappa y veo que ambas cimas están muy cercanas y unidas por carretera.


Mi única duda es saber si estará asfaltada o no, algo que queda claro cuando veo una señal de puerto de carretera, con indicaciones de estado invernal, cadenas y demás. Ya que estoy aquí, me parece un absurdo meterme una kilometrada de coche para subir por otra parte y decido continuar con la ascensión, marcándome un Purche-Veleta en toda regla.


Durante seis kilómetros no paro de subir, con pendientes medias del 10%, del 11% y hasta del 12%. No sé cómo será por otras vertientes, pero por esta está siendo bien duro.


Está siendo duro y chulo a la vez. La carretera es estrecha de narices y va serpenteando por la ladera, con un verde estupendo por todas partes y mucha vegetación inicial que va desapareciendo a medida que se gana altitud.


Así llego hasta un alto, hasta la cima della Mandria, con quince kilómetros hechos desde que salí de Fener. Durante dos kilómetros pierdo altitud en un escenario que me recuerda mucho a Iparralde.


El descenso me lleva hasta una pequeña laguna, donde la carretera vuelve a ponerse para arriba. El lugar es precioso y voy disfrutando un montón de este dos por uno.


Estos kilómetros que siguen son mucho más llevaderos. Salvo por el final, se mantienen siempre en torno a un 4-5% que me deja disfrutar del paisaje, ya que las vistas son inmensas.


El final es un poco más intenso hasta llegar al Monte Grappa, un espacio conmemorativo de las dos grandes guerras, ya que aquí se dieron bien de tortas. En el recinto se hallan los restos de más de doce mil soldados, diez mil de ellos aún sin identificar. Cerca hay un monumento en honor de unos partisanos que aquí fueron quemados vivos por los Nazis en la 2GM.


Pues después de este 2x1 que me ha quedado redondo, desciendo hasta Fener y me traslado hasta Borgo Valsugana para dar buena cuenta del último del día: el passo Manghen.


El passo Manghen es otro buen pepino de 23km al 7% de media. Además, supera los dos mil metros de altitud, lo que siempre es un buen presagio de obtener grandes vistas y buenos paisajes.


El puerto cuenta con carteles anunciadores por lo que ya tengo algo interesante mientras voy haciendo kilómetros. El inicio me resulta bastante aburrido. Apenas hay vistas, la carretera es muy solitaria y el día se está volviendo gris.


Llegando a Calamento, sobre el km.14, me encuentro cuatro casas en una especie de explanada. Dos kilómetros enteros al 9-10% endurecen la subida.


El paisaje se va volviendo más abrupto y empiezo a tener la curiosidad de por dónde acabaré saliendo de este valle. La carretera parece recién arreglada y el sol hace un amago por salir pero enseguida se oculta definitivamente.


A falta de un par de kilómetros llego a una enorme curva de vaguada, en donde me encuentro con una especie de granja. De ahí sale un chavalillo en su bici al verme llegar.


La pendiente en este tramo final es constante al 10%, con múltiples pintadas en el suelo. El chaval pedalea como un loco para intentar seguirme, así que aminoro para que consiga ponerse a mi altura y que se lleve un alegrón.


¡Pobre crío! Creo que no le he hecho ningún bien porque me alcanza con el corazón en la boca y casi cae desfallecido. Apenas me queda un kilómetro para coronar y sigo con ganas de ir terminando porque de nuevo hay amenaza de lluvia.


A escasos metros de coronar me encuentro la pintada más divertida que he visto en el suelo: "Pedalea como si la hubieras robado". Hago eso mismo porque ya han empezado a caer gotas.


En la cima del puerto hace un viendo acojonante del que yo no tenía ni idea por ir a resguardo en la vertiente por la que he subido. Apenas piso la raya de meta y me doy la vuelta para ponerme el cortavientos al abrigo de una roca.


Buen puerto este passo Manghen. Por hoy es suficiente. Me estoy dando cuenta de que los días empiezan a acortar bastante. Me toca traslado hasta Trento para empezar mañana con una subida urbana: el monte Bondone.

Safe Creative #1007090003507

0 Comentarios