El norte del lago de Como

27 de julio de 2019  

Nueva reentrada en Italia. Voy hacia el sur, camino del lago de Como, y en medio tengo aislada la subida a Menarola. Con ella empiezo una serie de puertos de Lombardía que me tendrán en la región durante los próximos dos días.




Menarola son más de doce kilómetros al 8%. Es una subida muy constante, así que no resulta complicada, y menos siendo la primera del día. Es de esas que considero ideales para ir entrando en faena.


Se trata de una ascensión de ladera, por una carretera estrecha que accede a un poblado, protegido entre el bosque y con unas amplias vistas del valle que queda abajo.


Se va ganando altitud, se estrecha aún más el piso, el entorno aparece cada vez más solitario, se pasa algún terreno hormigonado en los puntos de mayor pendiente, hasta que la carretera finaliza tras la última casa y se convierte en una pista.


Finalizada esta primera subida del día me desplazo hasta la orilla noreste del lago de Como, del que ya tengo hechas todas las subidas del sur. Como luego tengo que seguir por la carretera de Sondrio, opto por hacer primero el Monte Croce di Muggio, en Bellano, para luego volver al norte y hacer el Monte Legnoncino.


En estas subidas que parten de un lago el mayor problema suele encontrarse en hallar aparcamiento. Consigo dejar el coche en medio de la población, después de dar un montón de vueltas.


La subida al Monte Croce di Muggio consta de veinte kilómetros al 7%, siendo los seis kilómetros finales los más difíciles, rondando el 9%. El inicio se hace fácil, con pendientes máximas del 8%.


Transito por buena carretera y subo bastante aburrido, ya que estas ascensiones no son muy atractivas que digamos. Al pasar junto a una iglesia, hoy que es sábado, están celebrando una boda y puedo comprobar que la gente es igual de cursi en todas partes. Lo de las pamelas es algo insuperable.


Dejo atrás Vendrogno y me acerco a Narro en un tramo suave. A partir de aquí, empieza la preocupación por las nubes negras que vienen hacia mí y, sobre todo, por el rugir de los truenos.


Todo presagia que voy a tener una tarde movidita. Tras varios días de intenso calor, ayer ya chupé tormenta y hoy parece que tampoco me voy a librar. Llego a Narro y giro para afrontar los últimos kilómetros cuando se pone a llover a mares.


Cuando llevo ascendido como un kilómetro, cae agua torrencialmente. Sigo subiendo hasta terminar en una explanada, a modo de aparcamiento. No he metido el chubasquero y voy chorreando, con lo que al llegar al coche me tengo que cambiar y poner ropa seca. La temperatura ha bajado de golpe pero sigue siendo agradable. Pensaba hacer el monte Legnoncino de seguido pero decido acercar el coche a Dervio y prescindir de esos seis kilómetros llanos bordeando el lago que pensaba hacer pedaleando tranquilamente.

La subida a Legnoncino es similar, como casi todas estas que salen de los lagos. Se trata de subir por una ladera hasta llegar a una explanada en el monte, siendo esta vez los tres kilómetros finales bastante más duros, aunque ya se intensifica la pendiente una vez que se gira en Tremenico.

Pensaba que hoy podría avanzar un poco más pero me doy por vencido, ya que no me apetece seguir subiendo puertos sin disfrutarlos. Llego a Morbegno con toda la tarde por delante y me dedico a pasear con el paraguas. Hay un aparcamiento enorme en la base del San Marco, así que mañana podré empezar a subir de salida. A ver si el tiempo va aclarando un poco.


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