Alrededores de Gap

21 de julio de 2019  

Segundo día del viaje que en realidad es el primero. Haber hecho un puerto ayer por la tarde me ha descuadrado un poco el planning del primer día, ya que había una circular en el segundo día que no me daría tiempo y tendré que meter esta tarde un puerto más lejano para regresar después. No es mucho kilometraje de más, pero nunca gusta regresar sobre los pasos dados.




He dormido en Châtillon en Diois, a unos kilómetros de la base del col de Menée porque así aparecía como punto de partida del puerto en los listados, pero para nada. Me adentro en un valle cerrado con la poca visibilidad de primera hora de la mañana y eso es casi llano.


El puerto de verdad se inicia en la localidad del mismo nombre. A la salida de Menée hay un hermoso cartel con todos los datos. Son quince kilómetros a casi un 5%, con una máxima que no llega al 7%. Para ir calentando motores, no está mal.


La subida es bastante normalita, con el disfrute de un piso recién asfaltado que es una maravilla. Es de esas cosas que me hacen preguntarme si pasará por aquí el Tour de Francia dentro de unos días, ya que este año creo que pillan Los Alpes al final.


Es aún muy temprano y ya hace un calor horroroso. No lo sabía, pero me voy a comer una ola de calor de las que hacen época. Esta zona de Francia es un auténtico horno.


Al igual que con el puerto de ayer por la tarde, alcanzo la altitud a la que se encuentra un túnel y ahí termina la subida. Pero esta vez las vistas no son ni parecidas.


Cruzo el túnel para ver qué hay al otro lado y tampoco es que haya gran cosa. Por el momento, los puertos no están siendo nada del otro mundo.


Toca desplazamiento y el calor dentro del coche empieza a ser insoportable. Llevo mucha bebida pero las botellas ya están tan recalentadas que no hay quien eche un trago.


El track de la subida al col du Noyer empieza en el cruce de la carretera de Saint Bonnet y ahí dejo el coche, en un pequeño rellano evitando molestar. Hay una rampa dura de inicio y, a continuación, otro porrón de kilómetros de falso llano.


Paso por la población de Poligny y encuentro varias fuentes, lo que hace que me quede en cada una de ellas durante un buen rato porque el calor es angustioso. Me refresco todo lo que puedo y, aún así, es insoportable.


Después de varios kilómetros de falso llano, llego a Noyer y ahí empieza la subida de verdad, con seis kilómetros y medio al 8,5% de media que ya empiezan a ponerme en mi sitio. Como de costumbre, he venido cortísimo de preparación para ir cogiendo tono y eso hace que estos primeros tramos de doble cifra se me atraganten bastante.


Hay carteles en la subida y eso siempre es bueno. Hasta que llego al penúltimo kilómetro y la media de más del 11% me asusta bastante. Desde que cambié el agua al bidón ya no hay quien se meta eso en la boca y llevo los labios pegados.


Hay una recta ciertamente dura hasta que llego a una herradura que suaviza y me da un respiro. Ha sido el primer tramo exigente del viaje, solo una pequeña muestra de lo que está por llegar.


Corono este col du Noyer entre moteros y senderistas. Las vistas del valle son fabulosas pero el terrible calor no me deja disfrutar mucho de ellas. Estoy frito.


El descenso me lleva de nuevo a la carretera de Gap, donde busco un supermercado desesperadamente para coger alguna bebida fría. Empiezo a rodar por terreno conocido, lo que hace que vaya cerrando el mapa. Esa sensación es muy placentera, ya que empiezo a moverme con soltura, sabiendo siempre dónde me encuentro.


Paso por el lago de Serre-Ponçon y por la localidad de Savines-le-Lac, donde debería comenzar el siguiente sector, pero como es una circular de cien kilómetros no me da tiempo y continúo hasta Embrun para subir el col du Parpaillon que está por detrás en la planificación. Solo son diez kilómetros que me paso, así que no tendré que volver mucho sobre mis pasos al terminar.


El principio de la subida es un poco descorcentante porque los carteles no se refieren al col du Parpaillon. Es un puerto muy largo, de más de veinte kilómetros, lo que va a ser habitual a partir de ahora.


Ya estamos por la tarde y eso hace que el calor sea terrible. Los del BIG han metido la subida por una carretera estrecha que se mete entre casas, buscando lo más tieso que había.


Hasta que conecto con una carretera más amplia que debe ser la principal. Me joden un huevo estas cosas. Si hay una carretera directa, no la líes con atajos raros para aumentar el coeficiente.


Al final, la subida trata de remontar un valle y se va cerrando poco a poco, resultando muy sosa, sin ninguna vista que llevarse a los ojos en tantos kilómetros.


En la parte final, el valle se abre y aparece un paraje bastante vistoso, un llano entre montañas donde hay un montón de coches aparcados y gente paseando. La carretera medio desaparece y hay que buscar una pista que sigue subiendo durante un par de kilómetros donde la media se sitúa en el 10%.


Hasta que el asfalto desaparece y la pista pasa a ser un camino de tierra y piedras solo apto para bicicleta de montaña, lo que da por concluida mi ascensión porque yo no juego a un juego de BTTs, sino a uno de bicicleta de carretera y para mí las pistas no entran en la categoría de puertos de montaña. Si así fuera, tengo en Euskadi 25 Nebelhorns, como para no salir de mi casa en toda una vida.


Algo antes de lo previsto, la jornada toca a su fin. Estoy tan sofocado que me desplazo hasta Savines-le-Lac con la intención de tomarme algo fresquito en alguna parte, aprovechando para hacer algo de turismo en un sitio tan chulo. Pero también estoy tan cansado que no me dan las fuerzas y caigo rendido en el coche nada más posar la cabeza. Mañana más.

Safe Creative #1007090003507

2 Comentarios

  1. Col de Menée, curioso nombre. El verbo menear da mucho juego, jaja.
    Pues para ser esa zona un horno, está bastante verde. No da impresión de mucho calor, pero tú no sueles exagerar con la temperatura.
    Los del BIG son como el sector masoca del Cima, metiéndoos por zonas de mayor dificultad. Te entiendo. Yo no comprendo que en el Cima haya barbaridades como Serra Gelada, Arimegorta, Taranes o Ardibide, tan solo para contentar a 4 ó 5.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es una zona de mucha vegetación pero comparada con España. En su contexto, en una Europa más septentrional, en los albores de Los Alpes, la tierra es más árida. La zona entre el Macizo Central y Los Alpes queda muy protegida de los vientos del norte, todo es vertiente sur y en verano el ambiente se caldea un huevo. Tiene todos los ingredientes del Mediterráneo. Salvando las distancias, la Provenza francesa es la Almería española.

      Te entiendo perfectamente, aunque yo me refiero más a cambiar la subida natural por atajos absurdos, independientemente de su dureza. Si una subida es dura, o incluso extrema, lo acepto. Si el coeficiente se busca de forma artificial, entonces me parece una estafa.

      Eliminar

PIEATIERRA se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier comentario que considere inapropiado.