Estreno en el Portet

  02 de junio de 2019  

Hoy he dormido en La Payolle junto a tropecientas mil personas más. Me imagino que el causante ha sido el buen de tiempo de este fin de semana porque está todo lleno de autocaravanas y campers, aunque la explanada de esta zona de esparcimiento es enorme y consigo encontrar un espacio privado para que nadie me moleste.

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Estreno en el Portet La Payolle 90 km 2715 m+ IR




Hoy tenía pensada una animalada pero no me encuentro en ese punto de forma como para hacer burradas. Me voy a conformar con una ruta corta para conocer el col du Portet. Bueno, en realidad para subir la parte final, ya que ya tengo hecha la subida al Pla d´Adet desde hace unos cuantos años.


Decido ir por la Hourquette d´Ancizan y regresar por el Aspin. Como no voy a llegar a cien kilómetros, no necesito madrugar mucho y me lo tomo con calma.


La Hourquette d´Ancizan por esta vertiente de La Payolle es muy suave. Son diez kilómetros tendidos y con un buen descanso superada la primera mitad.


Hace calor pero se está bien, sin llegar a lo de ayer. Empiezo pedaleando como con cansancio acumulado de estos días. Me cuesta mucho coger un buen ritmo.


A falta de poco más de kilómetro y medio me adelanta un tipo y en la recta final, que tiene un kilómetro, ya no le veo; es decir, en kilómetro y medio me saca más de un kilómetro de ventaja que traducido significa que, por lo menos, triplicaba mi velocidad. Si yo iba a 12km/h en ese 6%... ¡¡Brutal!!


En la cima me encuentro con un grupo de castellonenses de Onda. Son cuatro ciclistas que vienen de la otra vertiente y que se ponen a sacar unas neveras del coche para ponerse hasta arriba jalando. Me ofrecen participar del almuerzo pero no puedo aceptar aunque se lo agradezco. Estamos un buen rato de charla y me cuentan cómo es la subida al col du Portet, ya que ellos la hicieron ayer como postre de su etapa. Lo más relevante es que me indican cómo tengo que rodear el túnel de la parte final porque se encuentra cerrado.


Les dejo poniéndose morados y tiro para abajo por la vertiente dura de este precioso puerto. Cojo agua fresca en una de las varias fuentes de este valle antes de acercarme hasta Saint Lary Soulan.


Me detengo en la rotonda de Vignec donde da comienzo la subida al Pla d´Adet. Tengo curiosidad por cómo se ha señalizado el nuevo puerto, llevándome la sorpresa de que no se ha hecho como con todos los de Hautes Pyrenées, sino que han diseñado un cartel de inicio únicamente en el que se citan los datos generales de la subida.


El col du Portet tiene 16km al 8,5% de media, lo que lo convierte en otro buen pepino para la zona y, lo más destacable, superando al Tourmalet en altitud por cien metros, con sus 2.215m en el collado final.


Lo más duro es el inicio, con cinco kilómetros que no bajan de un 9-10% en ningún momento, al igual que sucede con la subida tradicional a Pla d´Adet.


Esta primera parte solo la había hecho una vez y no tenía ninguna intención de volver si no fuera por el nuevo tramo de montaña, ya que se trata de una carretera de acceso a la estación de esquí y no me gusta demasiado.


Sin llegar al calor de ayer, a estas horas ya he necesitado parar a resfrescarme en una de las fuentes de Soulan. Al llegar al desvío de Espiaube me encuentro con otro cartel indicando los datos de lo que sigue.


Esta segunda parte de la subida no tiene nada que ver y resulta, sencillamente, espectacular. La carretera deja de ser una autovía para pasar a ser una pista asfaltada con bastantes piedras sueltas. Por otro lado, la pendiente baja dos puntos y se vuelve mucho más cómoda, permitiendo disfrutar mejor del paisaje.


Voy haciendo camino y me cruzo con dos o tres ciclistas que bajan. Uno de ellos me dice que cuesta bajar este puerto tanto como subirlo, lo que me pone alerta ante la posibilidad de que el piso se estropee bastante.


El tramo de herraduras que queda atrás, unido a las hermosas vistas del valle con los picos nevados al fondo, es una delicia. También me cruzo con un par de senderistas y con un todoterreno que baja del alto.


He empezado la jornada como con fatiga acumulada pero voy entrando en faena a medida que avanza la etapa y cada vez me encuentro mejor, algo que me alegra enormemente. El entorno creo que tiene mucho que ver porque voy disfrutando como un enano de la subida.


Ya solo queda un kilómetro para coronar cuando me encuentro con el túnel cerrado, tal y como me había advertido los paisanos de Castellón. Siguiendo sus instrucciones, echo pie a tierra y cargo la bici para pasar por el sendero lateral. Apenas son cien metros y no cuesta nada hacerlo.


En la última rampa hay más piedras sueltas pero tampoco es para tanto. Se puede subir perfectamente y solo hay que tener un poco de cuidado en el descenso. He estado en mil sitios peores.


Corono justo en el momento en el que el cielo empieza a cubrirse. Están entrando bastantes nubes y, aunque sigue haciendo calor, ya se va notando un cambio de tiempo.


Aún así, bajo sin ponerme el cortavientos, ya que la jornada sigue siendo muy agradable. Ahora me quedan diez kilómetros de enlace hasta Arrau y me tocan con un molesto aire de cara.


Estoy mucho más animado de lo que lo estaba al principio del día y con esas empiezo a subir el col d´Aspin. Este puerto lo he subido ya tantas veces que me lo conozco de memoria y me pongo en modo automático para no sufrir demasiado.


En el inicio hay muchas sombras y se agradecen. Son una docena de kilómetros a un 6,5% con el inicio más flojo, lo que permite ir descontando del total sin muchos sobresaltos.


La subida se hace un tanto incómoda por la gran presencia de moteros. No dejan de pasar motos y más motos. Que lo hagan no me molesta demasiado pero el ruido sí. Si algo se agradece en la montaña es el silencio y las motos se oyen a lo lejos y atronan de cerca.


No tengo la sensación de ir muy despacio pero no dejan de pasarme ciclistas a toda ostia. Es como si hoy hubieran soltado a todos los pros, másters, ..., a entrenar por esta zona.


Me queda poco más de un kilómetro para coronar el col d´Aspin cuando caen un par de gotitas. El cielo se está cerrando mucho y el aire ya empieza a ser algo más fresco. Si no me doy prisa, todavía me mojo antes de llegar a La Payolle.


Corono en el alto, repleto de moteros. Las vistas son espectaculares a ambos lados pero no es buena idea quedarse mucho tiempo porque hay indicios de que va a haber tormenta. Esta vez sí me pongo el cortavientos y para abajo a toda leche.


Al llegar a La Payolle, parece que todo el mundo haya pensado lo mismo porque están recogiendo y desfilando sin parar. A mí me apetece ducharme antes de empezar el viaje de vuelta a casa y lo hago entre las dos puertas del coche aprovechando el agua caliente del bidón y las cuatro gotas que empiezan a caer. Entre la ducha y los recuerdos de estos tres días me quedo completamente relajado.

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3 Comentarios

  1. Jajaja, vaya ducha.
    Menudo pepino, el Portet. La zona de herraduras recuerda Luz Ardiden.
    Precioso reportaje, con los picos nevados. Por ahí no duelen las piernas.

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    1. jajajaja, el bidón de la ducha no es el de la bici, sino uno de ocho litros que dejo siempre en el coche para que al volver esté calentito. Me suelo duchar en bolas sin pudor alguno. Al principio me movía hasta encontrar un sitio íntimo pero ya no me corto y me ducho entre las dos puertas y quien quiera que mire. Como que me da bastante igual, jejeje

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    2. Aaaah, ya decía yo que no ibas a poder aclararte con tan poca agua, jajaja. Eso es otra cosa. También yo voy perdiendo el pudor. Hace mes y medio me cambié en Consuegra entre las puertas del coche, en plena calle. Y si atinaba a pasar por allí alguien, pues me daba igual. Serán los años, jeje.

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