Pueblos rojos y negros de la sierra de Ayllón

  26 de mayo de 2019  

Hoy tengo planeada una ruta por la sierra de Ayllón que no tiene mayor dificultad montañosa que La Quesera por su vertiente de Guadalajara pero que acumula más de tres mil metros de desnivel positivo a base de repechos y más repechos. Ya que no pude hacer la ruta de Navafría, espero poder terminar ésta y hacer algo medio decente de una santa vez.

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Pueblos rojos y negros Riaza 155 km 3160 m+ IR




He dormido en Riaza, frente a un colegio electoral, lo que hace que, al salir a las nueve de la mañana, coincida con toda la tropa de apoderados, ... A más de uno le convendría salir del pueblo de vez en cuando, aunque solo fuera una vez en su vida.


Tenía idea de hacer el trazado en sentido antihorario pero me equivoco al seguir el track del GPS y dejo la subida fuerte para el final. Me doy cuenta cuando ya llevo cinco kilómetros recorridos y ya no me doy la vuelta.


Me encuentro con una señal que indica que estoy siguiendo la 'Ruta de los pueblos rojos y negros', lo que me viene de cine para dar nombre a la etapa. En esta vertiente segoviana voy pasando por varios ejemplos de construcciones de arcilla y piedra ferruginosa, lo que genera unos pueblos rojos muy característicos de la zona.


Voy acumulando desnivel a base de pequeños repechos, uno detrás de otro, con la sierra a mi derecha esperando a que me adentre definitivamente en ella.


Apenas son las diez de la mañana y ya hace bastante calor. Ya me lo esperaba al salir del coche y me he puesto de corto. El aire ha aflojado bastante y me sopla ligeramente favorable, lo que me ayuda a ganar distancia.


Tras llegar a Santibáñez de Ayllón, inicio la subida al puerto de Grado. Está todo lleno de aerogeneradores que se mueven lentamente. La subida es muy tendida y voy haciendo sin mayores problemas.


Corono el alto, llegando a un altiplano y entrando en Castilla-La Mancha. Lo primero que aparece es una enorme recta pero a medias debo girar hacia la derecha para ir en dirección a Galve de Sorbe.


La carretera se estropea mucho y el aire empieza a ser más fuerte en esta zona despejada. Además, me entra más de cara y me cuesta bastante avanzar durante unos cuantos kilómetros de desolada estepa.


Paso junto a Villacadima y, poco a poco, el paisaje se empieza a poblar de árboles dada la proximidad del Parque Natural del Hayedo de la Tejera Negra.


Superados los primeros cuarenta kilómetros de la ruta, llego a Galve de Sorbe y contemplo el castillo de los Zúñiga, una construcción que data del siglo XV y que preside el alto de una loma.


Ya llevo bastante tiempo subiendo ligeramente pero, a partir de aquí, la tendencia hacia arriba se mantiene hasta el puerto del Campanario.


Aunque hay una señal indicando un 10% de pendiente en esta carretera que transita por el medio del bosque, lo más duro es un kilómetro al 7% de media pero sin llegara encontrar dobles cifras en ninguna zona.


La cima del alto de Campanario me trae muy buenos recuerdos. Lo subí hace ya más de diez años por su vertiente opuesta en un picaflor de camino a la MAVIMA, lo cual me hizo llegar de noche al punto de quedada.


Yo lo había subido en febrero y no hay ni comparación. La primavera es la mejor época para acercarse al Sistema Central con muchísima diferencia.


El descenso me lleva a un terreno sofocante, tanto por el calor como por la sucesión de repechos. El termómetro ya supera los 30ºC y empiezo a ir buscando las sombras.


A partir de aquí, en esta vertiente de Guadalajara, los pueblos se tornan negros gracias a la pizarra que se utilizó en sus construcciones.


Está siendo una travesía muy solitaria y, sin embargo, en todos los pueblos me encuentro con restaurantes con gente, con casas rurales o algún otro tipo de establecimiento hotelero. Los pocos coches con los que me cruzo son de alta gama, algo que contrasta mucho con la denominación de 'sierra pobre' que tiene esta prolongación de la sierra de Guadarrama.


No dejo de subir y bajar. La zona del bosque protegido de Palancares es un serrucho que me empieza a pasar factura. He salido con un plátano y una manzana y tengo un hambre del copón cuando ya llevo más de la mitad del recorrido.


Estoy a punto de llegar al kilómetro cien de la ruta cuando giro rumbo norte y el aire empieza a pegar de cara frontal con bastante intensidad. Voy pasando por varias poblaciones negras pensando en parar para comer algo en cuanto vea un bar abierto.


Ya no me queda mucho para llegar a Majaelrayo y espero a llegar allí para comer algo y recobrar las fuerzas para subir el puerto de La Quesera. Lo mejor de todo, aunque me siento cansado, es que no estoy teniendo ninguna molestia con la pierna. Parece que el calor me viene de maravilla para no tener esa sensación rara a nivel muscular.


Llego a Majaelrayo y casi no reconozco el pueblo con la única vez en la que había estado anteriormente. La Quesera lo he subido ya varias veces más pero no me había desviado al pueblo desde la primera.


Me como un bocadillo de lomo y una cocacola antes de empezar con la subida final del día. El calor es sofocante, voy cansado y el aire sopla totalmente frontal. ¡Bonito panorama!


Menos mal que La Quesera es un puerto precioso porque también es de los más hijoputas que conozco. No dejas de subir rampones para volver a bajarlos, con lo que lo que ganas lo vuelves a perder y siempre estás a la misma altitud que al principio.


Me lo tomo con toda la parsimonia que se pueden tomar estas cosas. Una parada aquí, una meadita allá, un ratito a la sombra, ... Me queda toda la tarde y me la pienso pasar por esta ladera.


Los kilómetros van cayendo lentamente. Hay 28km desde Majaelrayo hasta la cima y acaban siendo varios puertos en uno solo.


El aire se había calmado en la protección de los valles pero azuza más fuerte en la parte final. En toda la subida no me he cruzado con nadie.


Al final, con bastantes penurias, acabo llegando arriba. El sol ya empieza a bajar pero el calor no. Aún así, el aire que entra es algo fresco y decido abrocharme el cortavientos para la larga bajada.


Al llegar a Riaza, tengo el coche rodeado porque coincido con el cierre del colegio electoral y hay muchísima gente, lo que hace que me tenga que cambiar de mala manera. Lo hago como puedo e inicio la vuelta a casa cansado pero satisfecho. Ah, y sin molestias, eso es lo mejor.

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3 Comentarios

  1. Enhorabuena por esta larga y dura jornada sin incidencias físicas, lo que te irá dando confianza y tranquilidad. No pasaste muy lejos del Alto del Rey. Por esa zona de Galve tuve yo una aventura épica tras reventar mi cubierta trasera. ¿Recuerdas que lo arreglé cortando trozos de cámara con una lasca de silex? Me lo has recordado, al igual que el día que subimos La Quesera por las dos caras.
    Me alegra que evoluciones bien.

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    1. Sí, lo recuerdo de habértelo leído por alguna parte. Pues estuve tentado en meter el Alto Rey pero se me iba de madre el kilometraje para cómo estaba ese fin de semana. Al final, por unas o por otras, me estoy haciendo el CIMA por segunda vez, jejeje

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  2. Buenas. Pues yo la hice igual hace un par de años y todavía la recuerdo como un de las más duras que he hecho nunca. Quedé en Riaza con un amigo que vive a caballo entre Madrid y Segovia, sólo puedo decir ¡ruta alucinante! Y aún le tiemblan las piernas cuando le digo "Riaza 41"

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