Una vuelta por Donostialdea

  30 de marzo de 2019  

El mes de marzo toca a su fin y llevo más de un mes y medio sin hacer nada decente, con uno de parada total y unos pocos días saliendo para matar el gusanillo. Como ayer me hicieron la resonancia magnética y no me dan los resultados hasta el lunes, por si acaso no son buenos y me impiden hacer deporte, he decidido tirar la casa por la ventana el fin de semana y que sea lo que tenga que ser, con una ruta en bici hoy previa a la marcha Aizkardi en Villabona.

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Una vuelta por Donostialdea Villabona 110 km 1895 m+ IR




Ayer llegué a Villabona a mediodía pero me tomé la tarde tranquila, con un pequeño paseo. Tengo el coche donde lo dejo siempre que vengo a la marcha y duermo de cine, tanto que retraso la salida ciclista hasta pasadas las nueve de la mañana.


Me he preparado una buena ruta por Donostialdea, con cuatro puertos y 2500 metros de desnivel positivo acumulado en 120km de recorrido circular. El inicio me lleva a Asteasu para tomar la carretera de Aia y subir a Andatzarrate.


Ayer hacía mucho viento pero hoy está más calmado y se disfruta del sol de la mañana. Coincido con muchos ciclistas que bajan del alto pero con ninguno por la vertiente que hago yo.


Andatzarrate tiene seis kilómetros bastante constantes, yendo de menos a más, de un 5% a un 6% en la parte final, resultando muy llevadero.


Como siempre que vengo a la marcha Aizkardi, la vegetación de la zona anda todavía pelada y no resalta la belleza de este entorno, que estará precioso un mes más adelante.


Justo a poco de coronar me alcanza una grupeta muy numerosa y cometo el error de no acoplarme a ella para evitar el aire de cara que hay en todo el descenso hacia Orio.


El tramo de semillano hasta Aia es donde más se nota ese aire frontal. Mañana volveré a pasar por esta carretera cruzando de lado a lado y a pata.


Llego a Orio y toca prepararse para subir a Mendizorrotz. Me quito las mangas del chaleco cortavientos porque ya hace calorcete y me recojo los manguitos en las muñecas después de comer un bocado.


En el inicio del puerto me llevo un pequeño susto al ver un cartel que indica que la carretera está cortada en 500 metros, pero justo baja un tipo en bici de montaña y me asegura que no hay problema para pasar.


Empiezo a subir y el tipo me pasa escopetado con su bici eléctrica. Se han puesto de moda y ya no puedes ni saludar a nadie porque enseguida los pierdes de vista.


Esta primera parte de Mendizorrotz es la más dura, con tres kilómetros completos por encima del 7% en donde da gusto llevar un 34x36. He metido ese desarrollo por la lesión y me parece que ya se queda para siempre.


Poco a poco voy ganando altitud y llego a la segunda mitad del puerto, mucho más suave siguiendo todo el cordal con vistas al Cantábrico. Esta subida tiene algo que me encanta y por eso siempre llego a Donostia por aquí.


La bajada está recién asfaltada y da gusto dejarse caer por ella. Llego a la capital de Gipuzkoa y, a diferencia de otras veces, ni me meto por la playa y tiro directo hacia el paso sobre el Urumea.


La salida de Donostia hacia el este es un horror como siempre, con un montón de tráfico y con un paisaje industrial bastante feo hasta llegar a Lezo, desde donde tengo idea de subir el alto de Jaizkibel.


Pero me encuentro la carretera cortada porque hay un rallie. Me indican que puedo pasar hasta el merendero pero no merece la pena y me quedo un rato comiendo en una piedra pensando cómo reordenar la ruta, una vez truncada, máxime cuando me dicen que Erlaitz también está cortado por el sector matinal.


Termino de comer un bocado y vuelvo hacia la barrera para preguntar al ertzaina cuándo abren Erlaitz. Me dice que debería estar ya abierto pero que me desaconseja ir por allí por si hay algún maula haciendo el cafre. Como no tengo muchas más opciones, decido ir hasta Irún y probar a ver, ya que siempre me quedará la opción de dar la vuelta.


Dicho y hecho. Me acerco hasta Irún y me meto por la carretera de las Peñas de Aia. Salvo un cartel avisando del corte de carretera, solo me encuentro con un grupo de chavales que baja andando de ver el rallie. Me dicen que ya no queda nadie y empiezo a subir tan contento después de rellenar el bidón en la fuente de un parque infantil.


Tras un primer kilómetro de calentamiento, los tres siguientes son duros de verdad, con un kilómetro al 14% y otro al 12% que me ponen en mi sitio, dejando las vergüenzas de tanto tiempo de parón al descubierto. Hay momentos en los que el cuentakilómetros marca 5,1km/h como si estuviera en plena Cueña les Cabres.


Es como si no avanzara. Me conozco bien la subida y no veo el momento de llegar al collado de los merenderos. Cada curva es un suplicio y cada pequeña recta un infierno.


Por fin llego a la parte final y puedo disfrutar de la visión de las Peñas de Aia en un tramo suave. Al pasar junto a los merenderos de la cima del puerto, el olor a chuletón es mareante. Son poco más de las dos de la tarde y dan ganas de asaltar alguna mesa.


Corono disfrutando de unas preciosas vistas de la desembocadura del Bidasoa. Poco antes del puerto más alto paso por el Castillo del Inglés, el otro nombre con el que se conoce a esta subida.


El descenso me lo tomo con tranquilidad porque el paso de los coches ha dejado bastante tierra y piedrillas en las curvas, ya que se comen los arcenes en ellas y lo levantan todo.


Llego a Oiartzun tras encontrarme con una furgoneta de la organización en tareas de recogida y limpieza. A pesar de haber tenido que quitar Jaizkibel por motivos de fuerza mayor, me quedo bastante satisfecho con la ruta realizada, máxime cuando el tramo de repechos hasta Villabona me cuesta más de la cuenta.


Estoy a punto de meterme por el bidegorri del río Oria en Hernani pero acabo escogiendo la carretera de Urnieta y Andoain. Cada vez le tengo más tirria a los bidegorris.


Termino la ruta con 110km, una decena menos de los que había planeado, y con quinientos metros de desnivel menos también. Pero muy satisfecho porque no he tenido molestias. Sí es verdad que noto mucha debilidad en la pierna izquierda pero me imagino que es normal después de tanto tiempo de inactividad. ¡A ver mañana en la marcha de montaña! Lo que más me molesta es que es la primera vez que me ponen mala cara para ducharme en el polideportivo, accediendo la chica de la entrada a que me duche el día antes de la marcha no con muy buen talante que digamos. En otras ocasiones, nunca me habían puesto pegas.

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3 Comentarios

  1. Estupendo, Joseba. Me alegra que acabaras con buenas sensaciones. Normal la debilidad de la pierna lesionada. Poco a poco alcanzarás tu nivel. Qué ganas tengo de subir Jaizkibel. Es un sueño para mí, un puerto mágico. Yo llevo 34x34, pero me da envidia de ese 36. No me estorbaría nada.

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    1. Gracias, Gorgonio.
      El 36 ya se queda conmigo. El piñón grande va creciendo a medida que nos hacemos mayores. ;-)
      Ya me dieron los resultados de la resonancia y ha salido que tengo la columna mejor que muchos treitañeros, así que todo queda en que fue un desgarro muscular. Ahora no saben si en el psoas o en el abductor a menos que se haga una ecografía, cosa que ya no me van a hacer, así que debo ir de poco en poco. Creo que voy a cancelar mis planes de Semana Santa porque no me veo como para hacer cuarenta puertos en dos semanas a partir de este mismo sábado. Las lesiones musculares son puñeteras y no me quiero jugar una recaída por apretar antes de tiempo.

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    2. Celebro esos resultados de la resonancia. Mi espalda si que está para cuidarla.
      Haces bien en ser cauto. Tiempo tendrás de hacer esos puertos.
      ¡¡¡ A disfrutar !!!

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