El sur de Tramuntana

  30 de diciembre de 2018  

Pues ya estamos otra vez al lío con los BIGs después de un año en el que no he podido hacer nada, ni siquiera en verano. Tengo hecho el diseño de etapas de Mallorca desde hace tiempo pero me cuesta decidirme por los viajes a las islas, ya que son los únicos en los que dependo de un medio de transporte y hay que cerrar billetes de ferry con bastante antelación si quieres que te salgan baratos. Ya tuve que cancelar mi primer viaje a Reino Unido y suerte tuve en el segundo de tener tan buen tiempo en Irlanda y Gran Bretaña con una reserva realizada con dos meses de antelación.

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El sur de Tramuntana Palma 130 km 2675 m+ IR





Tras el fiasco de intentar hacer el trayecto a Barcelona en bici, con un frío que quita el hipo, viajo el sábado en coche y aparco en la zona universitaria, único lugar de Barcelona donde poder dejar el coche varios días con total seguridad y sin tener que pagar por el aparcamiento. Además, al estar en vacaciones navideñas, los alumnos no copan las plazas y no tengo que andar buscando sitio desesperado.


El ferry sale a las 23:00 horas y una hora antes ya estoy embarcando junto con los coches. La bicicleta no paga en el ferry y por eso me sale un viaje muy económico. Aún así, entras por la zona de vehículos y los operarios te aparcan la bici como si fuera una moto.


Son ocho horas de viaje nocturno, con lo que duermo en el ferry. Un tripulante me echa del sofá de uno de los restaurantes pero regreso de madrugada porque no hay quien duerma en la zona de butacas con un viejo roncando, una chavala hablando a voces, gente entrando y saliendo sin parar del baño, ...


Llego a Palma justo cuando amanece. Hace fresco pero se está muy bien comparado con la península. Los primeros minutos son increíbles, con la ciudad vacía, las luces del paseo, el contraste de colores del cielo, ...


Atravieso la ciudad dejando el turisteo para la etapa de vuelta, ya que tendré varias horas desde que finalice el recorrido del último día y la salida nocturna del ferry de regreso a Barcelona.


El track me lleva camino de la sierra de Tramuntana. La primera subida que tengo en los planes es la de la localidad de Galilea.


La carretera discurre por un valle cerrado con muchísima humedad y la temperatura baja drásticamente, siendo el único momento de los cuatro días mallorquines en el que siento frío de verdad.


Me estoy acercando a Puigpunyent y paso junto al inicio de Sobremunt, la subida más dura de la isla. Busqué información y solo vi que tenía el piso infame como para meterme con las alforjas y arriesgar una avería de inicio, así que paso de ella.


Llego a Puigpunyent y coincido con un chico en BTT que está esperando a sus compañeros de ruta que llegan enseguida. Cruzo unas palabras con ellos y detecto que los lugareños parecen gente muy agradable, algo que iré confirmando día a día en la isla.


Ahí mismo empieza la corta subida a Galilea, con cartel indicador de inicio como casi todos los puertos mallorquines. Los datos son los del puerto, a los que sumar un kilómetro más por las callejuelas hasta encontrar el punto más alto que no deja de ser un poco absurdo cuando el lugar no invita a recorrer ese extra.


La pendiente del 5-6% no supone ninguna dificultad y se agradece para ir entrando en calor. La carretera es mala, botosa, rugosa, bacheada, con lo que me imagino cómo estará la de Sobremunt.


Voy ganando altitud y el sol empieza a entrar en algunos puntos despejados de árboles, lo cual se agradece enormemente.


Llego a lo que se supone que es el puerto, con cartel indicador. Se agradece que en toda la isla haya por lo menos dos carteles en todos los puertos: el de inicio de vertiente con datos básicos y el de fin con la altitud.


Me meto por las calles siguiendo el track de la subida, buscando una especie de mirador. Había leído que las vistas eran soberbias pero no aparece nada medio abierto para poder disfrutar de una amplia panorámica.


Tras un kilómetro al 8% con alguna rampa final de doble cifra, llego a una masía y la carretera finaliza en un punto tan soso que ni merece la pena llegar hasta él.


Desciendo suavemente por la vertiente suroeste de Galilea, rumbo a la costa. Es un trayecto muy agradable, luciendo el sol en plenitud y con buena temperatura, en el que me cruzo con bastantes ciclistas que se nota que son todos extranjeros, sobre todo porque no saluda ni cristo.


El trazado me parece muy chulo hasta llegar a Peguera. He incluido en la ruta, además de los puertos de montaña, todos los puertos de mar, playas y calas más representativas de la isla para poder darle un buen repaso a toda su geografía.


Me siento al sol por unos minutos y empiezo a ver alemanes por todas partes. Solo se habla alemán y soy consciente de que no me van a saludar muchos ciclistas con los que me cruce porque ya estoy acostumbrado de tanto viajar por Europa.


Llevo el bidón medio vacío y busco una fuente sin éxito. Eso va a ser una constante, ya que no hay ninguna en toda la isla.


Tras un buen rato de descanso, arranco hacia el oeste por la carretera costera, buscando el Port de Andratx. La carretera mejora notablemente y disfruto de un trayecto sin tráfico y con el sol calentando cada vez más.


Como toda carretera costera cercana a una cadena montañosa, voy acumulando desnivel gracias a los pequeños repechos que te vas encontrando. Al llegar al Port de Andratx descubro un entorno precioso, con un puerto muy cuidado en medio de una hermosa bahía, rodeado de montañas.


Posiblemente, este sea el sitio más bonito de toda la isla de Mallorca. Me quedo un buen rato recorriendo los muelles mientras los alemanes comen en las terrazas.


Llego a Andratx tras un par de repechos y, desde ahí, comienzo todo el periplo de subidas de la línea de costa en lo que es un recorrido la mar de interesante.


Sin apenas tráfico es esta temporada invernal, salvo algún motero y algún que otro probador de Porsche que se oyen llegar desde bien lejos, voy disfrutando muchísimo de este tramo que me está pareciendo soberbio.


En apenas unos kilómetros, combino paisajes marinos con otros montañosos que me resultan muy sorprendentes, ya que no me esperaba nada parecido.


Los cinco kilómetros al 5% de la subida a Sa Gramola por la vertiente de Andratx son muy placenteros, de lo más disfrutable de la isla. No es un puerto BIG pero ni tan siquiera es CIMA, siendo muchísimo más interesante que Galilea.


Corono justo al paso de media docena de Porsches que van a toda ostia. No sé si serán tipos haciendo carreras o alguna prueba de modelos de un concesionario porque resulta curioso que sean todos de la misma marca.


Me parece precioso el paisaje a 30 de diciembre, con lo que no hago otra cosa que imaginarme cómo será esto es pleno mes de junio o julio. Luego me viene a la cabeza un montón de gente haciendo el loco por estas carreteras y se me quitan las ganas de rodar por aquí en primavera o verano.


A partir del descenso de este puerto empieza a entrar una nube desde el mar que se pega en la montaña y hace que el día se nuble. Hasta que salga de esta montaña van a ser las dos únicas horas con nubes que voy a tener en estos cuatro días.


Hay un tramo en obras y la carretera se encuentra cortada en un sentido, con lo que hay que esperar a que el semáforo de paso justo antes de atravesar un túnel.


Otro repecho me deja en Es Grau y paro en un pequeño mirador junto a dos moteros que intuyo que sean lugareños al oirles hablar y les pregunto por la nube. Me dicen que el tiempo en Mallorca es impredecible y que puede levantar lo mismo que puede no hacerlo. La verdad es que estamos un buen rato de charla, resultando ambos muy agradables y amables.


Nada más dejarles, escapo de esa montaña y dejo la influencia de la nube que se ha adosado a ella, disfrutando de nuevo del sol y de una temperatura que ronda los 17-18ºC.


Poco más adelante, llego a la Torre del Verger y vuelvo a coincidir con un grupo de turistas, esta vez peninsulares. No me da por preguntar pero que una chica se llame Ainara y que me despidan con un Agur después de haber saludado yo con un Aupa, pues no necesito muchas más pistas.


Las imágenes de costa son muy chulas, dada la proximidad de la sierra de Tramuntana al litoral. Todo luce verde y frondoso a pesar de estar en diciembre.


Sigo mi camino y llego a Banyalbufar, donde hago una pequeña parada para comer algo antes de iniciar la subida al coll de Sa Bastida, también con cartel de inicio de puerto.


A poco de empezar a subir me adelantan los dos moteros con los que estuve charlando hace un rato y me saludan. Me está resultando muy agradable la etapa, tanto por el recorrido como por las gentes que me voy topando.


Sa Bastida es otra subida cortita, de apenas tres kilómetros y medio pero ya a un 6,5% de media aunque, tras un cortísimo tramo de bajada, empalma con el coll d'en Claret y se añaden otros cuatro kilómetros más al 4%, con lo que, uniendo los dos, ya queda un puerto algo más curioso de ocho kilómetros.


Nada más empezar a subir el coll d'en Claret me adelanta la primera grupeta íntegramente femenina que veo en mi vida. Son tres chicas muy jóvenes y que creo que volveré a ver (me volverán a adelantar) dentro de un par de días.


El caso es que no las veo en unos pocos metros, tal es la velocidad que llevan. Van vestidas iguales y sospecho que puedan ser profesionales de algún equipo que ande entrenando por aquí en estas fechas, algo que suele ser muy habitual.


La subida ha sido muy suave, de esas disfrutonas, aunque yo ya voy acumulando desnivel así a lo bobo, sin hacer grandes puertos pero a base de repechos y repechos de estos tan clásicos de la costa.


Me toca ahora bajar al Port de Valldemossa para hacer la subida más dura del día: Son Mas. Van a ser cinco kilómetros al 7% de media que no es gran cosa, pero es que no hay ninguna subida que sea gran cosa en toda la isla.


El sol entra con dificultad en esta ladera de la montaña tan escarpada, al tratarse de una carretera de acantilado, por lo que decido ir haciendo alguna foto de bajada por si las sombras me impiden hacerlas más tarde cuando suba.


El puerto queda allí abajo y da la impresión de que la subida pueda ser más dura de lo que realmente resulta después. Hay algún tramo de doble cifra pero tampoco es para tanto.


Estos puertos de mar tienen cierto encanto pero da bastante pena que no viva nadie en ellos. Coincido con varios coches de turistas que han bajado para hacerse un selfie y con un viejillo que enseña a pescar a su nieto.


Con lo que suelen ser los gatos, me sorprende uno que parece acostumbrado al gentío, ya que se acerca al personal y hace todo lo posible por que lo acaricien y le den algo de papeo.


Los días son muy cortos y no me puedo entretener más de la cuenta, así que me pongo de nuevo en marcha y comienzo a subir, camino de Valldemossa.


Como ya me había parecido de bajada, sin tener que tocar demasiado los frenos, la subida no es tan dura como pudiera parecer desde arriba. La carretera es estrecha y los coches se tienen que parar cuando se cruzan conmigo.


Alcanzo los cien kilómetros en plena subida, disfrutando de cada pedalada por un entorno muy agradable y vistoso. Además de para la bici, también resulta disfrutona para la escalada, habiendo varios grupos en diferentes puntos de la ladera rocosa.


Pues al final había tanta luz como al principio. Tal es la orientación que tiene la subida a esta hora de la tarde, el sol entra de lleno y no ha sido como podía pensar antes de bajar.


El tramo hasta Valldemossa es tranquilo. Llego buscando una fuente, ya que no he podido llenar el bidón en todo el día. Por suerte, hay unos baños públicos tras la oficina de turismo. Son las dos y media de la tarde y está cerrada pero los baños se mantienen abiertos.


Mi etapa termina en Bunyola y solo me queda un suave descenso y media docena de kilómetros llanos, con lo que empiezo a pensar en quitarme el coll d'Honor que tenía como primera subida para el día de mañana y así suavizo esa etapa que, en principio, iba la más cargada.


Llego a Bunyola y, antes de nada, me acerco a la estación de tren, lugar que tenía revisado con anterioridad en GoogleMaps para dormir bajo su techado exterior. Me llevo un gran chasco porque no hay tejado, ni la estación funciona, ni nada, ... Tendré que buscar otro sitio cuando baje del puerto.


Cruzo la pequeña localidad y, justo al salir, aparece el correspondiente cartel de inicio de puerto con los datos de distancia y pendiente media que resultan tan útiles.


La subida va de menos a más y voy haciendo camino. De un 4% inicial se pasa a un 5%, a un 6%, ..., hasta alcanzar un 7% de media en su kilómetro final, adornado con alguna que otra herradura.


Me llama la atención unas señales que hay cada poco y que prohíben que los ciclistas vayamos en paralelo. No sé desde cuándo estarán esas señales ahí pero dudo que en la actualidad tengan valor porque contradicen la norma. Tendré que preguntarlo a la DGT.


Con el sol a mi espalda en casi toda la subida, alcanzo la cima con la temperatura bajando mucho y sin un sitio claro donde dormir. Me doy media vuelta y me pongo a buscar como un poseso un lugar lo más arropado posible.


Llego de nuevo a Bunyola y no encuentro ningún sitio como para pasar desapercibido y medianamente abrigado. Hay un momento que llego a pensar en meterme en un cajero de La Caixa en plan 'sin techo'. Pero encuentro a las afueras un bar cerrado con una terraza con muchas mesas y sillas, cubierta por lonas, que tiene una puerta sin llave con una piedra haciendo tope para que se mantenga cerrada. No creo que eso sea allanamiento pero, por si acaso, me cuelo a escondidas de los vecinos de enfrente y me meto debajo de unas mesas preparando ahí mi colchoneta y los sacos para pasar la noche, una noche más fría de lo deseable.

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4 Comentarios

  1. Según un motorista de la Guardia Civil, si la carretera no tiene arcén, no se puede circular en paralelo. Nos llamaron la atención subiendo a Chinchón.
    Qué valor tienes de meterte en un bar cerrado a dormir.
    Me sorprende que hables de que no hay subidas en la isla que sean gran cosa. Sa Calobra? Son 10 kms al 7,1%. Y Puig Major, 14 kms a casi el 6% de media.
    Los alemanes acabarán haciéndose con los puestos gubernamentales de la isla.
    Preciosas imágenes has captado. Ese es tu espíritu viajero.
    La falta de fuentes, en verano, un buen problema, además del tráfico y la borriquería de algunos.

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    1. El motorista puede decir misa si quiere porque la norma dice lo siguiente: "Los ciclistas pueden circular en paralelo, en columna de a dos, siempre lo más a la derecha posible de la vía y colocándose de uno en uno en tramos sin visibilidad (Art 36.2 RGC). Asimismo, están obligados a utilizar el arcén, en el caso de que no exista vía o parte de ella que les esté especialmente destinada. Si el arcén no fuera transitable, podrán utilizar la parte imprescindible de la calzada."

      Como puedes ver, en ningún sitio se indica que en las carreteras sin arcén haya que ir de uno en uno, solo se habla de vías. Es más, la obligación de ir uno por el arcén en vías que lo tengan y sea transitable indica que en las que no lo tienen se puede ir en paralelo perfectamente, independientemente del ancho total de la calzada.

      No es la primera vez que discuto con funcionarios sobre leyes, porque son los primeros que no se las saben. Se sacan la plaza o se la regalan y se olvidan para siempre. En una ruta de vuelta de Logroño me tuve que meter en la autovía de Vitoria y la Ertzaintza me paró y querían multarme por andar por la autovía. Les tuve que explicar que los ciclistas podemos circular en autovía siempre que no haya prohibición expresa (no suele haberla si no hay vía de servicio u otra alternativa) y que si querían hacerlo, que me multaran pero dándome el número de su placa, porque iban a quedar de culo con la posterior alegación que iba a hacer. ¿Sabes que hicieron? Me pidieron disculpas y me llevaron en la furgo hasta Vitoria porque uno decía que sería más seguro, que no lo veía normal, cuando no hay nada más seguro para un ciclista que circular por un arcén de tres metros que tienen las autovías. Es un rollo ver y oír tantos coches, pero seguro es un rato.

      Sí, tienes razón. Sa Calobra y Puig Major son dos buenas subidas. Me quería referir más a esta etapa, con puertos cortos de 3-4km y sin dificultades. No me he expresado bien.

      No tengo nada contra los alemanes pero podrían aprender dos palabras en castellano. Nunca entenderé a los Beckham, Bale y compañía y ese aire de superioridad que se gastan. Para ir a Francia de paseo, ya no te digo a vivir, me he molestado en aprender lo básico de francés. Me parece lo correcto. Pregunté a un hombre por una fuente y me dijo: ¡Lo siento, soy alemán! No creo que me equivoque pensando que serán las únicas cuatro palabras que repite cuando se le habla en castellano.

      Lo de las fuentes lo explicaré bien en la tercera etapa. Pude hablar largp y tendido sobre el tema con dos lugareñas.

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  2. Me pasó lo mismo en la A-4. Subí por la cuesta de la Reina y decidí volver por la autovía porque se me hacía tarde y faltaba poco para ponerse el sol. Había un tramo de 5 kms sin vía de servicio y circulé por el arcén. Me adelantó un coche de Tráfico y me paró. Al indicarme que no podía circular por la autovía, les di los mismos argumentos que cuentas, y me los sabía porque tú me los habías contado pocos días antes. Recularon diciendo que no era por multarme, si no por el peligro que suponía. Les dije que en breve me saldría a la vía de servicio que había más delante y me escoltaron hasta allí. Estuvieron muy respetuosos conmigo.
    Qué gracioso el alemán, jajaja.

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    1. Siempre que no haya señal de prohibido bicis (o la típica de peatones, bicis, carretas/caballos y tractores) podemos ir por autovía. Eso sí, oyendo pitidos porque la gente lo desconoce. Lo desconocen muchos ciclistas, como para que lo sepa alguien a quien no le afecta.

      Con guardias civiles me pasó justo al contrario en una brevet que hice a Valladolid para los CIMAs aquellos que había allí, cuando los GPS ni se conocían y tiraba de mapas. Para ir de Burgos a Palencia (o de Palencia a Valladolid, ahora no recuerdo) tuve que rodar ¡60kms! por autovía porque así me lo indicaron cuando les pregunté por el camino (yo estaba medio perdido). No sé si el tema seguirá igual o ya habrá alguna opción más porque no he vuelto por la zona.

      Me ha pasado como dices, que tanto ertzainas como guardias civiles han sido siempre muy amables. Si te diriges a la gente con respeto y educación es fácil que recibas el mismo trato.

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