Rodeo al valle de Ayala

Hoy parece que va a ser el último día aprovechable al 100% de estos que estamos teniendo en pleno mes de noviembre, con lo que decido, de nuevo, desplazarme hasta Zalla para hacer una ruta circular interesante sin que el kilometraje se me vaya de marras. Tras una semana con las magníficas ascensiones a Los Machucos, Lunada, Sollube y Oiz, hoy le toca el turno a Orduña.

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Rodeo al valle de Ayala Zalla 138 km 2200 m+ IR

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El caso es que se me ha hecho bastante tarde y no puedo salir de Zalla hasta las diez de la mañana. La vuelta que tengo prevista no llega a los 140km y espero que me de tiempo a hacerla de día.


Esperaba una temperatura más agradable pero hace bastante fresco mañanero, lo que ha provocado que acabe saliendo de largo y con la chaqueta de invierno. Hay parte de la ruta en la que estaré por la meseta y allí arriba hace frío.


Los primeros kilómetros son en suave descenso hasta Sodupe, donde tomo la carretera de Okendo para subir el alto de Garate. La verdad es que hace muchísimo tiempo que no hago este puerto, ya que ni siquiera recuerdo la última vez.


Tan solo son cuatro kilómetros al 4% que me sirven para ir entrando calor, aunque siento que no me sobra nada de ropa. Había cambio de tiempo pronosticado para mañana pero me da que se ha adelantado un poco.


Por esta carretera solo parecen pasar camiones. Me adelantan tres o cuatro antes de coronar. A pesar de ser una hora ya tardía, el sol sigue estando muy bajo y las sombras son alargadas.


Corono Garate y desciendo hacia Llodio con la vista puesta en Pagolar. Si ya hace tiempo que no hago este puerto, la subida extrema ni te cuento. Algún día de estos tendré que plantearme volver a hacer algunas subidas vascas que tengo completamente olvidadas.


Llego a Llodio, giro hacia Areta y allí tomo la carretera de Vitoria que pasa por Orozko y que sube al puerto de Altube. He tenido que revisar mis datos para comprobar que no hago este puerto desde hace más de seis años.


Y no me extraña porque es un truño enorme. La carretera parece no ganar altitud nunca, de tan suave que es la subida.


Poco antes de llegar a Baranbio, el inicio oficial de la mayoría de altimetrías de este insulso puerto, decido quitarme las mangas de la chaqueta cortavientos (se queda en chaleco) y para guardarlas en el bolsillo trasero hago espacio comiendo las dos mandarinas que llevo de avituallamiento, junto con una manzana.


El puerto solo tiene enjundia al paso sobre la autopista, con un kilómetro que se va por encima del 8%, poco antes de coronar.


Tras llegar a la localidad de Altube, hay que meterse en la autovía (aún no ha llegado el peaje de la autopista) durante cien o doscientos metros que hacen falta para coger la carretera de Orduña. No hay ningún problema en ello, ya que el arcén es muy amplio y te encuentras metido en un carril de aceleración por el que los coches salen despacio, si es que coincides con alguno.


El tramo que separa los puertos de Altube y de La Barrerilla es una sucesión de cortas subidas y bajadas, pasando por Goiuri, donde tengo previsto hacer un pequeño alto para acercarme al mirador de la cascada.


Aún así, paro un momento antes para disfrutar de la estampa del Gorbea, el techo de Bizkaia con sus 1482 metros.


La entrada al mirador está perfectamente señalizada desde la carretera, justo antes de entrar en Goiuri. Apenas son quinientos metros sin asfalto, por una pista de grava compactada pero perfectamente ciclable andando con cuidado.


El manto de hojas caídas amortigua el rodar en esta pista gravosa en bajada, llegando al mirador mientras me cruzo con varias parejitas.


La cascada de Gujuli o cascada de Goiuri no está en su máximo esplendor, tirando poca agua. Justo en este momento se acerca un helicóptero de la Ertzaintza y se queda durante unos segundos parado frente al salto.


No puedo entretenerme demasiado y prosigo con la ruta rumbo al puerto de La Barrerilla. que solo tendré que hacer en bajada.


Si hay un puerto chulo para descender es este, con unas vistas magistrales de toda la sierra Salvada y de la llanura de Orduña frente a ella.


El sol me acompaña en todo este descenso hacia Bizkaia, en lo que es una anomalía geográfica por estar esta ciudad vizcaína completamente aislada de su provincia. Es tan peculiar esta localidad que es la única con título de ciudad en Bizkaia.


Entro en Orduña con una visión estratosférica de los picos del Txarlazo, Bedarbide, Tologorri y Ungino. El Tologorri, con su puntiaguda figura, es todo un espectáculo.


Llega la hora señalada, la de subir el puerto de Orduña. Si algún puerto ha marcado mi vida cicloturista es este, al que le tengo un cariño especial, ya que fue mi primer puerto.


Orduña es un puerto de los de toda la vida, duro pero llevadero, con sus ocho kilómetros al 7,5%, salvo algún descansillo, más o menos constantes, con pendientes del 7-8-9%.


En el inicio hay un tramo más duro, alcanzando un 12% es su punta máxima. Una señal indica el 14% pero miente como una bellaca.


Las vistas de la cabecera del Nervión son fabulosas. El cielo está mayormente despejado pero hay grandes nubes que, de vez en cuando, ocultan el sol y estropean un poco el día.


El paso por la zona boscosa empieza a ser un poco triste con los árboles tan pelados. A eso se añade que es la cara norte de la montaña y resulta totalmente sombría.


Solo quedan un par de kilómetros cuando salgo de nuevo a cielo raso y el sol entra de frente, resultando algo molesto porque se encuentra muy bajo. Esta zona es la más dura de toda la ascensión. Acabo de estar hace poco en los Lagos de Covadonga y me recuerda mucho a La Huesera, tanto por la pendiente del 12% como por los quitamiedos de piedra, como por tener las vistas a un lado, aunque en este caso sean al contrario.


A punto de llegar al mirador, me adelanta una furgoneta saludándome y dándome ánimos. Se para en el mirador y el conductor me saluda con el brazo de nuevo. Yo le devuelvo el saludo y entro en Burgos para realizar el último kilómetro del puerto, que suaviza hasta el 3%


Antes de coronar, la furgoneta me adelanta de nuevo. Poco después, vuelve a pasar a la contra y otra vez que me adelantan, con saludos constantes, hasta que se detienen en la entrada del camino al Salto del Nervión. Voy hacia ellos y detienen la furgoneta al verme y me dicen: ¡lo encontramos! Son un hombre y una mujer que buscaban el mirador del mayor salto de agua de la Península Ibérica y no veían la entrada. Me iban saludando en cada cruzada que me pegaban y les digo que empezaba a pensar que me pedían ayuda y que me perdonaran si no me había detenido, ya que era porque estaba en la idea de que me saludaban. En efecto, así era, me saludaban. ;-)


Después de un buen rato de plácida charla con la pareja, desciendo hacia Berberana dispuesto a cruzar todo el valle de Losa hasta el puerto de Peña Angulo, dejando todo Gorobel a mi derecha y disfrutando de este rodar mesetario.


Hace fresco pero no necesito ponerme las mangas del chaleco, cosa que ya no haré en todo lo que me resta de etapa.


Llego a la rotonda de Quincoces y me doy cuenta de que aún no me he comido la manzana que llevo y que estoy haciendo toda la etapa con dos mandarinas. Cada vez necesito comer menos en las etapas, salvo que el desgaste en forma de desnivel sea muy evidente.


Me como la manzana por quitar el bulto del bolsillo y prosigo con el puerto de Angulo que, por esta vertiente, es nada y menos cuando no hay aire de cara. Con viento del norte suele ser muy distinto.


Me detengo a la salida del túnel para fotografiar las siluetas de los picos de Aro y del Eskutxi, antes de bajar raudo y veloz hacia Artziniega. Voy bien de tiempo y llegaré sobradamente de día pero preveo una fuerte bajada de la temperatura en cuanto el sol desaparezca y no quiero destemplarme.


En Artziniega tomo la carretera de Balmaseda para subir el alto de Los Heros. Son solo dos kilómetros pero la primera rampa supera el 10% y se mantiene constante hasta pasar junto al santuario de La Encina, lo que la hace verdaderamente dura.


Luego suaviza y enseguida se corona este primer alto de la carretera, ya que luego viene otro pequeño repecho, tras pasar Santa Koloma, hasta llegar a lo que se llama la cumbre de Montecillo.


Por un instante, se vuelve a entrar en Burgos, algo que queda evidenciado con el cambio de asfalto, regresando a Bizkaia tras dejar atrás la localidad de Antuñano.


Ya en el valle del Cadagua, atravieso Balmaseda desde La Calzada hasta la salida para Zalla, a donde llego tras subir el pequeño repecho del Gobeo.


Termino la ruta con muy buenas sensaciones, que han ido a mejor con el paso de las etapas de este mes, en donde he podido subir grandes puertos y acumular muchos kilómetros. De hecho, se está convirtiendo en el segundo mes con más kilómetros del año, solo por detrás del mes de agosto. A ver si en los días que quedan puedo hacer otra buena etapa porque las ganas no faltan.

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2 Comentarios

  1. Orduña siempre me atrajo. Veremos cuando le llega el turno. Lo bajé en coche en una ocasión, hace lo menos 34 años.
    El salto del Nervión lo desconocía. Es una pasada.

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    1. Pues cuando quieras te acompaño. Mira que soy de Bilbao y jamás he visto la cascada que da vida a nuestro río. Habré ido como seis o siete veces expresamente hasta el mirador, y un par de veces más por abajo, por el sendero de Delika, pero le pasa como al nacimiento del río Mundo y solo se puede ver si desbordan las aguas interiores de la roca, por donde se filtran y caen al lecho del río sin ser vistas casi todos los días del año.

      https://www.youtube.com/watch?v=GzvJ70pr0B8

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