Los dos puertos de Bermeo

El 'Veranillo de San Martín' parece bien asentado y apetece salir a dar pedales para disfrutar de estas magníficas temperaturas de otoño. Como a primera hora todavía hace fresco, espero hasta las diez de la mañana para dar comienzo a mi etapa.

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Los dos de Bermeo Laukiz 75 km 1750 m+ IR

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Tengo que hacer un recado en Mungia y eso condiciona el inicio, ya que me veo obligado a pasar por la capital de mi comarca. Al salir de casa, el vecino anda quemando rastrojos.


Termino de hacer lo que tenía que hacer en Mungia y, como no tengo ruta planificada, me pongo a pensar para dónde tirar. Me apetece subir a Sollube pero dando un pequeño rodeo por la costa, lo que hace que tire hacia Maruri-Jatabe para subir a Jata por esa vertiente.


Esta es la vertiente de Jata que menos suelo hacer, con sus más de siete kilómetros muy suaves. Tan solo la subida a la depuradora supone un pequeño esfuerzo, con un kilómetro entero por encima del 8%.


Corono Jata y puedo disfrutar de unas maravillosas vistas de Bakio. La temperatura es magnífica y no corre nada de aire, ideal para pasar el día dando pedales.


Paso por Bakio y opto por hacer San Pelaio por la carretera, dejando los acantilados para otro día. Subo este puerto tantas veces que tengo que ir alternando vertientes.


Llego a la altura de la ermita de San Pelaio y veo que el aparcamiento de San Juan de Gaztelugatxe está a rebosar. Es un jueves de noviembre, sin ningún festivo cercano, y el sitio sigue estando petado. ¡Impresionante!


Supero ese duro kilómetro al 10% y me asomo a ver el motivo por el que este enclave está siempre lleno de gente. ¡Y pensar que hasta hace unos pocos años aquí solo veníamos cuatro!


El descenso de San Pelaio me lleva a Bermeo. Me sorprende que están haciendo obra frente al cementerio, lo que va a eliminar una bonita zona verde que había a la entrada de la localidad.


Hace tiempo que no me acerco al puerto y, hoy que hace un día maravilloso, decido ir hasta el final del muelle para dar buena cuenta de la manzana que tengo de avituallamiento.


Llego hasta el final del rompeolas y no me suena, así que le pregunto a una pareja que llega por si es nuevo, ya que lo recuerdo más corto y, sobre todo, más bajo. En efecto, llevaba tiempo en obras desde que fue destrozado en un temporal invernal de hace unos años (ahora los llaman ciclogénesis explosivas) y todo el cemento más claro es lo nuevo, ganando bastante altura. Los abuelos parecen aburridos, él más que ella, y la charla que me sueltan es alucinante, hasta con mitín político de su partido incluido.


Al final, se despiden y puedo comer la manzana disfrutando del aroma del mar. El Cantábrico está muy tranquilo y no se oyen olas rompiendo. Poco después, ya estoy subiendo el otro puerto de Bermeo: Sollube.


Son muchas las ocasiones en las que paro junto a la ermita de Nuestra Señora de Almike pero, esta vez, la manzana cayó abajo y sigo con la ascensión.


Supero el kilómetro duro de la subida con muy buenas sensaciones, como si fuera mejor tirar de corrido que parar en la ermita. Me cruzo con un par de coches que bajan y su reacción es muy dispar, pasando uno a toda pastilla cuando voy guardando el equilibrio mientras el otro se detiene muy respetuoso esperando a que supere su posición y saludando a mi paso.


Llego a la altitud del puerto de carretera y solo me queda la pista que se dirige a las antenas. La pendiente va de menos a más en estos casi cuatro kilómetros: 6%... 7%... 8%... 9%.


Llego a la cima de Sollube y disfruto de las maravillosas vistas que ofrece, aunque un poco sucias. Hay mucha bruma en el horizonte y no se aprecian bien los picos más lejanos.


Tras un buen rato disfrutando del sol, tiro para abajo y regreso a casa por Mungia, con las tachuelas de Elordigane y Gatika por el medio.


No ha sido una ruta muy exigente, ni en desnivel ni en distancia, pero sumamente gratificante. Estos días son para disfrutarlos, yendo a ritmo pausado y haciendo mil paradas.

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2 Comentarios

  1. Ya quisiera yo poder disfrutar esta ruta de vez en cuando. ¿Y qué pasaba en San Juan de Gaztelugatxe? Sería el buen día otoñal, que atrajo a todos los que llevaban tiempo con visitarlo.
    ¿Es costumbre quemar rastrojos por el norte? Rastrojos de hierba segada, supongo. Brotará más fuerte después. En el centro de la península está prohibido, por los posibles incendios.

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    Respuestas
    1. En Gaztelugatxe no pasa nada más allá de que Juego de Tronos lo ha puesto en el mapa y está lleno de turistas extranjeros todos los días para ver la casa de la Madre de Dragones.

      No, la hierba segada es para pastos. Los rastrojos que se queman por aquí son los restos de poda y de maleza. Ahora es la época de la poda otoñal de los frutales y creo que está permitido hacerlo en una temporada concreta, si no recuerdo mal, solicitando permiso previo a las autoridades. Conviene dejar los bosques adecentados antes del invierno para que luego no haya caídas de árboles y ramas con las ventiscas. Si vas ahora por los puertos, te encuentras con muchas patrullas de limpieza. Si en todas partes se cuidaran los montes como aquí...

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