Ayer lunes hizo tan mal día que aproveché para descansar, que también forma parte del entrenamiento. Para esta mañana vuelvo a acudir corriendo hasta el gimnasio con ánimo de doblar deportes una vez más.
Llego pasadas las 10:30, algo más tarde de lo habitual, ya que suelo madrugar mucho. El gimnasio está vacío como siempre y me pongo a hacer pesas y aparatos hasta que aparece la monitora de pilates que tiene clase después. Me extraña verla tan pronto y le pregunto que cómo así, si no empiezan hasta las 12, dando ambos por hecho que esa es la hora de su clase hasta que empiezan a aparecer señoras porque la clase es a las 11 y no nos habíamos dado cuenta, sobre todo yo, que debo saberlo porque con clase no tengo acceso al gimnasio. Les pido disculpas por mi error y, con solo veinte minutos de trabajo, abandono para regresar corriendo a casa. ¡Vaya despiste!
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