Circular de Lunada

Hace un par de semanas que cayeron unas buenas nevadas en los grandes picos de la Cordillera Cantábrica y el puerto de Lunada llegó a estar cerrado. Cuando esto sucede, suele ser hasta el año siguiente pero, esta vez, estas nieves tempranas han sido tan madrugadoras que se han deshecho, quedando una oportunidad de subir en bici antes de que el duro invierno lo cierre definitivamente.

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Circular de Lunada Zalla 155 km 2985 m+ IR

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Salir de casa me supone demasiado kilometraje y no me apetece ahora mismo hacer burradas, así que me acerco hasta Zalla para hacer una circular con una distancia factible para ser hecha de día, sin apurar demasiado ni la mañana ni la tarde, saliendo a eso de las ocho.


La niebla está metida en el valle del Cadagua y salgo con tan solo 7ºC. La Herbosa lo subo sin ver nada pero empieza a despejar al paso por El Peso.


Entro en el valle de Villaverde y empiezo a subir La Escrita con la entrada del sol, lo que hace que la temperatura empiece a subir y que la ruta empiece a ser más disfrutona.


Consigo entrar en calor pero tampoco me sobra la ropa que llevo encima. Había previsión de buenas temperaturas pero en la costa. En estos valles interiores no van a subir tanto los termómetros.


Vuelvo a entrar en Bizkaia, tras un breve paso por Cantabria, bajando hacia el valle de Carranza. A un lado dejo el puerto de Ubal, al otro la subida a Peña Ranero. Voy rodando suavemente hasta entrar de nuevo en Cantabria al paso por Gibaja.


Llego a Ramales de la Victoria y paro a comer un palmerón de chocolate que compré ayer por la tarde para llevar en la etapa de hoy. Pensaba racionarlo en dos mitades pero tengo tanta hambre que cae entero.


Llego a Arredondo, donde tenía dos opciones: o tirar para La Sía, dejando la etapa en una sola subida dura y algo más corta; o tirar para Lunada, con lo que también entra en juego la subida a Los Machucos y los kilómetros se estiran veinte kilómetros más. Me veo con ganas y con fuerzas y sigo hacia Bustablado.


Tras desviarme en el puerto de Alisas, me meto por Bustablado y paro en la fuente que hay al inicio de la ascensión para rellenar el bidón de agua.


Están cocinando en el restaurante de la esquina y huele que mata. No me puedo quedar parado o caeré desmayado. No sé por qué pero he salido con hambre y me comería un caballo. La rampa inicial es tan fuerte que tengo que bajar esos cuatro metros hasta la plazoleta para encalar ante la atenta mirada de la señora del restaurante que parece mirarme con cara de "este se ha rajado".


Pues no, no me he rajado. Enfilo esta primera rampa de doble cifra hasta llegar al desvío señalizado con Los Machucos. Se nota que el año pasado subieron este puerto en La Vuelta porque no recuerdo que esa señal estuviera ahí anteriormente.


Llega la primera parte dura y... ¡pieatierra! La carretera resbala una barbaridad y no tracciono nada. Han puesto asfalto nuevo para los pros y ahora se sube mucho peor si está mojado, máxime si hay meadas y cagadas de vacas, que crean una película fina sobre el asfalto que no te permite ponerte de pie y que tampoco agarra sentado.


Reviso los neumáticos por si los tengo muy gastados o por si la presión es excesiva, pero no, todo parece correcto. Tampoco es que haga mucho frío como para que pierdan capacidad de agarre, así que le echo la culpa total al nuevo asfalto. En rampas por encima del 20% hay hormigón rayado o grava por algo.


Si ya he tenido que subir andando la primera rampa +20%, ni te cuento con la más dura. No es que me patine arriba, es que ya me patina desde el inicio. El otro día estuve haciendo rampones en el Cadagua, subiendo +20% con lluvia, y podía subir de pie sin ningún problema.


Superadas estas rampas más extremas que han asfaltado, puedo volver a montar y ya no vuelvo a tener problemas de agarre, ya que los tramos duros del bosque se hacen por hormigón rayado y la tracción es fabulosa.


Al salir del bosque surge otro problema. Quedo orientado hacia el oeste y me entra un tremendo viento de cara que, además, es gélido. De repente, he pasado a tener frío en una subida tan intensa como esta.


Voy avanzando con más dificultades de las que tenía previstas al inicio de la subida. Las vistas son tan chulas en este puerto que no puedo dejar de pensar en Javi y en Teibol, mis dos acompañantes la última vez que subí por aquí en un día en el que no vimos absolutamente nada (Niebla en los valles pasiegos).


Los dos últimos kilómetros son una pesadilla. El aire es totalmente frontal y las rachas son sueltas, con lo que te llegan por sorpresa y casi te tiran.


No paro de hacer fotos en todo este tramo, en parte porque casi no avanzo. Las vistas de la bahía de Santander son fabulosas desde la cima.


Corono el collado de la Espina un poco protegido pero al enfilar el alto de Somo vuelvo a quedar expuesto al aire y ese kilómetro final vuelve a ser tremendo.


Corono el punto más alto de Los Machucos y no puedo parar para abrocharme el cortavientos, de manera que sigo para abajo hasta que el aire no es tan intenso y puedo, por fin, prepararme para la bajada.


Una vez en San Roque de Riomiera, relleno el bidón en la fuente que hay junto a la iglesia y enfilo la subida a Lunada esperando que el aire entre de otra manera no tan agresiva.


En esta primera parte voy resguardado del aire, disfrutando de las moles que acompañan la subida en esta zona encajonada que resulta tan estética.


El portillo de Lunada tiene 16km al 6%,siempre a una pendiente muy cercana a esa cifra, sin grandes sobresaltos. Es un puerto para poner un ritmo y mantenerlo hasta el final.


Y así es como hago, poniendo un ritmo cómodo que me permita llegar arriba con tiempo de sobra para regresar a Zalla de día. He ido calculando los tiempos de paso límite que necesito para ello y mantengo cerca de una hora de ventaja, con lo que no tendré problema, salvo avería.


Poco a poco voy ganando altitud y a los mil metros empiezan a aparecer algunos neveros. La zona alta es más abierta y expuesta y el aire de cara empieza a ser bastante fuerte y frío.


A falta de cinco kilómetros me encuentro con un ciclista parado en el borde de la carretera y me detengo para ver si necesita ayuda. Se trata de un inglés que me hace gestos de estar congelado, ya que viste de corto. Tiene la bici mirando para abajo y pienso que está descendiendo pero me dice que estaba subiendo también, en un español muy socorrido, cosa que me sorprende.


Está haciendo una circular y bajará de nuevo por Estacas de Trueba. El termómetro marca 6ºC pero la sensación térmica es mucho más baja por culpa del fortísimo viento.


La enorme curva de vaguada que precede a la parte final nos pondrá al abrigo del aire pero le aviso de que en la recta final lo vamos a pasar mal. Como no parece arrancar, me despido y sigo subiendo.


En efecto, los dos kilómetros finales son con un aire de cara gélido, aunque se me hacen muy entretenidos porque voy viendo cómo sube el inglés por la recta de debajo.


Corono y no tengo que parar para abrigarme porque ya lo llevo todo puesto. Sin pausa, tiro para abajo, camino de Las Machorras. Para el primer kilómetro, el aire ya no es molestia y puedo descender tranquilo.


Paso por Espinosa de los Monteros y me sorprende no ver absolutamente a nadie, con todos los comercios cerrados. El caso es que hace frío y no apetece andar por las calles.


Apenas me quedan cincuenta kilómetros para llegar a Zalla pero, salvo la tachuela de Noceco, todo es para abajo. Aún así, me cuesta llegar porque no llevo comida. Estoy haciendo toda la vuelta con un triste plátano y una palmera de chocolate.


Llego a Balmaseda muy cascado y en la cuesta del Gobeo parece que no avanzo. Los tres mil metros de desnivel me están pasando factura. ¿O será no comer? Por lo menos he podido catar Lunada una vez más.

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4 Comentarios

  1. Vaya etapón. A Los Machucos les tengo ganas. Subí La Espina por San Roque y a media subida entré en niebla, por lo que ni vi la vaca pasiega, aunque creo que coroné. De Las Machorras, guardo un desagradable recuerdo en forma de mesonera gilipollas en uno de sus restaurantes, junto a la carretera. Menuda capulla.

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    1. Si subiste La Espina, ya puedes decir que has subido Los Machucos porque es lo mismo. Los Machucos es la zona de majadas, no el nombre de los dos collados de paso. Aún así, por lo que dices, coronarías el alto de Somo, que es el punto más alto. Para llegar al Collado de la Espina (monumento a la vaca pasiega) subiendo por San Roque, deberías haber bajado y subido otro kilómetro desde Somo, aunque esté un poquito más bajo de altitud. Es muy normal pillar niebla en este paso que, sin ella, es uno de los puertos más bellos (y duros) de toda la cordillera.

      Ya me contaste lo de la mesonera. Hay gente con muy mala baba por el mundo. Demasiados/as amargados/as.

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  2. Québuenos recuerdos del precioso valle de Carranza... y no tan buenos de los Machucos y Lunada. Lo pasé de maravilla en aquella ruta contigo y con Javi, pero que rabia no haber podido ver nada, y más viendo las fotos de esta ruta. Habrá qeu volver, jiji

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    1. Imagina que me invitas a una ruta para descubrir los Lagos y el Jitu, y va y nos sale un día cerrado en el que no veo nada. Sí, me los podría apuntar, pero no se trata de eso. En lo que a ti respecta, deberías tener Los Machucos, Lunada, Estacas de Trueba, ... como si aún fueran vírgenes. Y La Sía, claro. Son lospuertos top de Cantabria de laaaaarrrrrgo.

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