De compras con la bici

Vivir en el monte, aislado de todo, solo tiene el inconveniente de que no tienes una panadería en la puerta de casa. Pero no hay problema, porque siempre me quedará la bici para hacer unos kilómetros y llegar a casa con la barra de cereal cargada en la mochila.



Me acerco hasta Berango y el primer supermercado del nuevo complejo comercial es el Lidl, donde entro con la bici como he hecho en muchas ocasiones, dejándola apoyada en el ventanal mientras entro a coger una barra de pan. Pero esta vez es diferente, ya que la cajera me dice que no puedo entrar con la bici y me obliga a dejarla fuera, cosa que no pienso hacer con la bici de carretera, así que me marcho sin comprar.

Sigo para abajo y está el nuevo Mercadona, adonde entro de igual manera, andando con la bici para apoyarla en la cristalera que hay frente a la línea de cajas, como he hecho en otras ocasiones. De igual manera, la primera cajera de la línea de cajas me llama la atención y me echa del local, con lo que me quedo sin comprar el pan en este sitio.

Sin problema, bajo un poco más y entro en el Eroski, donde no solo no me dice nada nadie, sino que el segurata me vigila la bici mientras cojo una barra de pan, como suele ser habitual hasta hoy. No sé qué problema le verán a que un ciclista entre, apoye la bici donde no molesta y compre rápidamente una barra de pan.

Acto seguido, de regreso a casa, subo pasando por los supermercados anteriores y entro para enseñar mi barra de pan del Eroski y reclamar la presencia del encargado para trasladar mi queja. En el Mercadona me sale un mocoso de 18 años que dice ser el encargado, a quien paso de explicarle nada porque no creo ni que lo entienda. Antes el encargado de un negocio era la persona con más experiencia pero parece que los tiempos han cambiado mucho y ahora lo es el que menos cobre por ello. ¡En fin! ¡En Berango ya me han visto por el Lidl y el Mercadona!

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2 Comentarios

  1. En Mercadona y Lidl no he probado, pero en Opencor nunca me ponen pegas y dejo la bici dentro. Suelo comprar ahí el pan cuando vuelvo de La Chimenea a casa los domingos.

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    1. Yo nunca había tenido problemas en ninguno, ni de aquí ni de ninguna parte, y mira que viajo en bici, pero este día parece que las cajeras estaban afectadas por el viento sur. La del Lidl me echó educadamente pero la del Mercadona fue especialmente asquerosa, insinuando además que iba con mochila, como si fuera a robarles algo. (la de tela en la que llevo la toalla de playa)

      Me dejaba una pasta mensual que va a caer en el Eroski. Yo a un sitio en el que me tratan así no vuelvo a entrar.

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