La vida sigue con un nuevo cambio de domicilio, escapando de las humedades que genera la ría de Plentzia y que me han mantenido dos años en un sin vivir, con el asma en aumento y llegando a unos niveles que ya no podía soportar. Pero como la vida fuera de Bilbao es muy agradable y tranquila, no me quiero ir muy lejos de Plentzia, manteniendo el ritmo de vida, la cercanía a las playas pero, eso sí, sin la humedad tan cercana, siendo un baserri de Laukiz el lugar elegido, en medio del bosque, en la ladera de Unbe, a diez minutos en bici de cualquier playa pero respirando el aire limpio de las montañas.
Llevaba casi dos semanas sin hacer deporte, enfrascado en una siempre agobiante y fatigosa mudanza, con lo que cojo la bici con muchas ganas para dar una vuelta corta y acabar en la playa de Azkorri. Si ya vivía en una zona tranquila, esto es el acabose. No hay vecinos cerca, ni bares, ni carreteras, ni coches, ..., solo el sonido del viento, el canto de los pajarillos y algún ladrido lejano que me recuerda que hay civilización más allá del seto separador de fincas. Con estas circunstancias, los kilómetros de la salida son lo de menos, lo justo para quitar la carbonilla acumulada durante estos días.
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