El nuevo asfalto de Oiz

La semana que viene La Vuelta disputará una etapa por Bizkaia, con salida en Getxo y final en el monte Oiz. Hace unas semanas me acerqué para ver si las obras de mejora del piso en la pista hormigonada por la que van a subir estaban ya realizadas, pero me quedé con las ganas, subiendo solo hasta el Balcón de Bizkaia. Faltando solo una semana, me imagino que ya estarán finalizadas y decido pasar el día dando pedales por aquella zona.

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El nuevo asfalto de Oiz Plentzia 145 km 2640 m+ IR

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Salgo de Plentzia en dirección a Sopela, ya que tengo que hacer unas gestiones allí y así aprovecho, subiendo antes a Barrika. En cuanto termino, tomo la carretera de Urduliz para seguir el camino de Gatika, llegando a Mungia y avanzando hasta el alto de Gerekiz.


Llego a Gernika con cuarenta kilómetros recorridos y tomo la pequeña carretera que sube a Ajangiz atajando por la zona industrial, ya que me conozco muy bien esta zona de las muchas marchas de montaña que he realizado aquí. Como llevo una pequeña mochila a la espalda con algo de comida, decido parar antes de subir a Mendata para aligerar algo.


El atajo de Ajangiz tiene un par de rampas buenas de doble cifra que sirven para ir calentando un poco para lo que vendrá después en Oiz. Tras llegar a Ajangiz, la carretera continúa hasta Mendata subiendo muy ligeramente.


Pequeño descenso de Mendata y empalmo con la carretera de Gernika que se dirige a Munitibar con el alto de Astorkigane. Hay un tramo arbolado precioso en esta zona para poder disfrutar de esta suave ascensión en el que me cruzo con multitud de peregrinos que siguen el Camino de Santiago del Norte.


También me cruzo con varios ciclistas a la contra, la mayoría cargados con alforjas porque están haciendo el Camino. Tanto los caminantes como los ciclistas, por el acento de sus saludos, son todos extranjeros y, si tuviera que apostar, diría que estadounidenses.


Llego a Munitibar tras el corto descenso de Astorkigane y paro en el inicio de la subida al Balcón de Bizkaia para quitarme el casco y ponerlo en el manillar. Aunque el día ha salido muy nublado hace bastante calor y me siento sofocado. Ahora mismo tengo la melena muy larga y hay ratos en los que se me cuece la cabeza.


La primera parte de la subida a Oiz por esta vertiente de Munitibar no tiene mayor historia que superar tres kilómetros y medio muy constantes, rondando siempre el 7%.


Voy haciendo con bastante facilidad hasta llegar al desvío que sube al alto, donde me encuentro unos conos cruzados y una señal que advierte de las obras. Me detengo en un trozo de asfalto nuevo que han puesto para igualar la entrada a la pista con la carretera del Balcón de Bizkaia al oir que baja un todoterreno, para preguntar si se puede pasar.


El hombre me dice que le han hecho dar media vuelta porque están asfaltando el tramo de mayor pendiente y me quedo un poco aplatanado, pensando que no voy a poder subir y ya con idea de rehacer la ruta que tenía en mente. En eso que pasa un ciclista a mi lado y sigue para arriba, con lo que me despido del conductor y trato de alcanzar al ciclista para decirle que no va a poder subir.


Enseguida llego a su altura y le comento lo que me acaba de decir el conductor del todoterreno pero seguimos subiendo charlando y disfrutando del nuevo asfalto del primer tramo cuarteado, que ahora está impecable. Por si acaso, vamos a ver si podemos pasar en bicicleta.


Llegamos a la parte más dura y el asfalto a estrenar, aún desprende algo de humo. Sigue teniendo la misma pendiente pero ya no hay que hacer malabarismos para mantenerse en pie.


Hasta que, llegados a la pendiente máxima, nos encontramos con una cuadrilla de operarios tirando el nuevo asfalto y con la apisonadora trabajando, con lo que debemos echar pie a tierra, algo que tampoco es que cueste demasiado trabajo en este rampón.


Mi compañero de subida está a punto de darse media vuelta pero le digo que podremos pasar andando por el vierteaguas, ya que apenas son unos metros, y así lo hacemos. Seguimos ascendiendo y vemos otro tramo preparado para echar el asfalto nuevo pero perfectamente ciclable. Vamos charlando y el ciclista, que viene desde Zarautz, me dice que había visto en el Teleberri que las obras finalizaban hoy y que pensaba que el último día estarían recogiendo, no asfaltando. Yo no tenía ni idea, ya que apenas veo la tele ni leo periódicos, con lo que venía con la esperanza de que no lo dejaran para el último día y que ya estuviera rematado.


Llegamos a la pista de los aerogeneradores, a 800m de altitud, y nos preguntamos dónde pondrán la meta. A mi me suena que la altitud final superaba los 900m, con lo que supongo que será en la explanada del primer grupo de antenas, un kilómetro más arriba. Me extraña que no sea en este punto, ya que se conecta con la vertiente de Iurreta junto a la ermita y así podrían tirar para los hoteles sin tener que cruzarse con los que suben


El caso es que mi improvisado compañero de ruta va a tirar para abajo porque ya ha subido antes a Oiz con la btt, para seguir luego por Trabakua por la ruta que iba a llevar yo también y decido acompañarle dejando la parte final de la subida a Oiz para otro día. Descendemos por Garai y empezamos a subir Trabakua por su vertiente de Berriz.


Empezamos la subida charlando, yendo emparejados, pero suben un montón de camiones y acabamos por echarnos al arcén y por ponernos en fila. Trabakua tiene un par de zonas duras, con pendientes del 8-9%, y voy quedándome de su rueda poco a poco en el kilómetro más duro, con una media entera del 10%. El tipo tiene 62 años pero parece que tiene la mitad y se nota que anda mucho.


Llegamos a la zona del primer túnel y la pendiente se suaviza, con lo que el compañero mira para atrás y ve que me saca unos cincuenta metros, ralentizando su marcha para que le alcance para coronar juntos.


Empezamos a bajar a tumba abierta, con lo que el rebufo hace que el de detrás vaya cogiendo la delantera. En un relevo en el que me pilla detrás, paso por encima de un reflectante del suelo y el bote hace que se salte la cadena, enredándose de mala manera, haciéndose un nudo. Tengo que parar pero, dada la velocidad que llevamos, para cuando reacciono mi compañero ya está muy lejos.

Tiro la bici en el arcén y no hay manera de desatascar el nudo de la cadena. Se ha enrollado de una forma que resulta hasta inverosímil. Me pongo perdido de grasa y, al de un buen rato, el compi regresa para ver qué me había sucedido, un gesto destacable que agradezco. Me aconseja que saque la rueda trasera para tener mejor acceso al nudo, que es de no creer, y consigo soltarlo después de un buen rato, cuando ya me disponía a cortar la cadena con el troncha que llevo en el bote de herramientas.

De nuevo en marcha, seguimos el descenso y nos despedimos en la gasolinera, donde voy a tratar de lavarme las manos con jabón porque estoy más negro que un carbonero. De todas formas, en Markina se separaban nuestras rutas. Da gusto encontrarse con gente maja. Ya en la gasolinera, la dependienta que me ve llegar con los brazos perdidos me regala unas toallitas y me indica dónde puedo coger un rollo de papel junto al aseo, donde hay espuma antigrasa que me viene de cine para dejar las manos decentes.


De nuevo medio aseado, continúo con mi ruta, ya de regreso a casa. Parece que el día aclara y sale el sol por momentos mientras subo a Lekoitzgane.


Por esta vertiente de Markina, Lekoitzgane consta de tres kilómetros y medio al 7,5%. La Vuelta también va a pasar por aquí en un bucle que harán antes de subir Oiz, pero en sentido contrario, subiendo por Aulesti.


Pero lo más sorprendente es que han llamado a este puerto Santa Eufemia, cuando tiene nombre claro que aparece en todos los mapas. Santa Eufemia es una ermita a la que se accede por una pista muy dura de dos kilómetros (al 10 y 11%) que sale justo en la cima de Lekoitzgane. Es como si llamáramos Bola del Mundo a Navacerrada o Gamoniteiro a La Cobertoria. Pero bueno, ellos sabrán, me imagino que corresponderá a razones publicitarias, como llamar San Juan de Gaztelugatxe al puerto de San Pelaio.


El caso es que voy avanzando hasta llegar al último kilómetro, donde su pendiente media del 9,5% hace que se me atragante mucho y que me empiecen a doler un poco las patas.


Corono Lekoitzgane junto a la pista que sube a Santa Eufemia. Tenía intención de subir pero este kilómetro final al 9,5% de media me ha dejado un poco tocado y prefiero no machacar más las piernas, ya que ahora viene un coco bueno y este no deja de ser un sube y baja prescindible.


Desciendo hacia Aulesti disfrutando de un piso magnífico, ya que hay un par de parches recién asfaltados que habrán solventado algún que otro bache. Parece que el día despeja completamente y empieza a notarse el calor.


Justo en el cruce de inicio de la subida a Nabarniz hay una fuente y aprovecho para descansar en ella durante un buen rato, dando buena cuenta de un plátano y de un trozo de bizcocho de chocolate y nueces que me preparé ayer por la tarde.


El descanso estaba planeado, ya que la subida tiene mucha rampa de doble cifra, superando el 20% en el paso por Narea, en un tramo hormigonado en el que hay que apretar bien el culo.


Aulesti queda abajo enseguida, encajonada en el valle, y yo voy ganando altitud por una estrecha pista perfectamente asfaltada en la que tengo dificultades para dejar pasar a un todoterreno que sube y a otro que desciende porque la pendiente no baja del 15%.


Hay varios tramos que dan un poco de tregua y voy retomando el aliento. Ahora hace mucho calor y, si lo unimos a las rampas, me caen goterones de sudor por la frente.


Llego a Narea y, a partir de aquí, viene la parte más dura, entrando en el hormigón justo al pasar las casas. Un hombre me da ánimos al verme pasar mientras me avisa de lo que viene.


Afronto la parte más dura de toda la subida justo al salir de Narea. En una curva cerrada me estoy retorciendo cuando coincido con una pareja que baja corriendo por un sendero y que me anima nuevamente al ver cómo agacho la cabeza.


Solo me quedan quinientos metros y el asfalto regresa de nuevo, suavizando la pendiente aunque con un par de rampas intercaladas que vuelven a superar el 15% pero que no son muy largas, lo que hace que se pasen más o menos bien.


Llego a Nabarniz por una vertiente que no tenía, muy dura y que me ha encantado. Con esta subida, creo que ya he llegado a esta localidad por todos los sitios por los que se puede llegar.


Aún me quedan cuarenta o cincuenta kilómetros para llegar a casa pero tengo la impresión de que ya está todo hecho, descendiendo hasta Gernika a toda pastilla. Grave error porque todavía me quedan dos puertos más y esta subida tan dura me ha vaciado mucho.


En Gernika ya noto que las fuerzas no están como deberían estar. No llevo comida y me estoy manteniendo con un plátano y un trozo de bizcocho durante muchos kilómetros. Decido subir Errigoiti tranquilo.


Bajo de Errigoiti y, en Olabarri, conecto con la carretera de Mungia y me llevo la grata sorpresa de que el aire sopla favorable, algo muy raro por las tardes, cuando el viento siempre suele venir del mar. Tal vez me envalentone un poquito y pongo una velocidad muy buena.


Hasta que las fuerzas dicen basta subiendo los dos últimos kilómetros de Andraka, antes de dejarme caer hasta casa. Las piernas dicen basta y me empiezan a doler de golpe con cada pedalada, de manera que tengo que meter todo el desarrollo para superar un triste 4% porque me quedo clavado. Si hay una definición de pájara, es ésta.

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4 Comentarios

  1. Quién te mandará llevar esa melena en verano con el calor que hace, jeje.
    Yo tengo 63 y nunca estuve en mejor forma. Cuidadín con los jubilados que entrenamos muchas horas, jajaja.
    Qué bien que vayan asfaltando los puertos hormigonados. Praeres y la Camperona los han dejado de lujo.

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    1. Son muchos años con ella, ya somos íntimos. ;-)

      Da gusto ver gente sana con esa edad y no alguno que ya no se puede ni mover, incluso con menos años.

      Lo del asfaltado, no sé qué decirte. Para nosotros genial pero para el aldeano que tiene que subir en invierno para recoger las vacas, ..., no sé si les hará mucha gracia. El hormigón rayado tiene una razón de ser en un +20%.

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  2. Es verdad lo que dices del asfalto donde había hormigón rayado. Pero a nosotros nos encanta. Hoy ha salido Perico Delgado haciendo Oiz con cemento rayado muy agrietado. Lo haría el pasado invierno o en primavera. Se queja de que los pros lo suben con mejor firme, jaja.

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    1. Estaba muy estropeado hasta hace unos días. Subí esta vez con asfalto y vaya diferencia. No he visto a Perico pero seguro que flipó con las grietas. Un día de estos volveré para probar cómo es la subida asfaltada del tirón, sin tener que parar por las obras.

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