TRANSPIRENAICA
09: Ponts - Boltaña

  10 de agosto de 2018  

La Transpirenaica en bicicleta de carretera hoy abandonará Cataluña. El caso es que no tengo ni idea de cuántos kilómetros me quedan para llegar a Aragón porque la ruta está siendo totalmente improvisada. En el mapa que tengo de los Pirineos catalanes no hay distancias y tengo que calcular a ojo. Sé que llegaré a Tremp y de ahí a La Pobla de Segur pero me gustaría tener una ruta alternativa por si acaso y ahora mismo no me ubico en el mapa estando tan al sur. Me imagino que hacia el oeste tendré la carretera de Huesca pero me gustaría confirmarlo.

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TRANSPIRENAICA 09 Ponts 195 km 3585 m+ IR



Hoy he dormido razonablemente bien. Me pongo en marcha no demasiado temprano y me meto en la gasolinera que hay saliendo de Ponts para ver si me dejan ojear un mapa, para resituarme. Me atiende una chica que me dice que yo era el que estaba durmiendo en la puerta del tanatorio. Pues sí, era yo, ¡si lo sabré!


En efecto, al oeste tengo la opción de ir a Barbastro por Benabarre, cosa que no me interesa lo más mínimo, con lo que el trazado a seguir va a ser el original a partir de La Pobla de Segur. Solo espero que la meteo me respete.


El coll de Comiols es un auténtico coñazo, ya ni me acordaba. Empiezo a subir y soy consciente de que era un pestiño del copón, larguísimo y aburrido, de casi treinta kilómetros en varias partes. No sé cómo no fui a Coll de Nargó para subir el coll de Boixols, mucho más atractivo que esta castaña. Recuerdo que este lo subí lloviendo en una cimeada catalana a saco que hice grabando vídeos.


Se van sucediendo los cruces y se empalman tramos de diferentes carreteras hasta acabar llegando a Comiols, la pequeña población que da nombre al puerto.


Corono y cambio de comarca, entrando en el Pallars Jussà. Es entretenido cruzar Cataluña e ir pasando por las diferentes comarcas en las que tienen dividido el territorio y la importancia que le dan a esta distribución administrativa. Lo malo es que en las oficinas de turismo, al parecer, solo tienen mapas de su comarca, con lo que no me resultaban muy útiles para cruzar de lado a lado.


El descenso me lleva hacia Tremp, previo paso por Isona. Son otros treinta kilómetros de suave bajada que acaban haciendo que la distancia de la etapa aumente mucho en poco tiempo.


Llego a Tremp y toca parar para comer, lo cual hago en un parque, junto a una fuente, ante la atenta mirada de los lugareños que parece que nunca hayan visto un hornillo. De nuevo, el calor empieza a ser muy fuerte, con un día que ha quedado completamente despejado y que disipa las dudas que tenía a primera hora de la mañana con la nubosidad de Ponts.


Me vuelvo a poner en marcha rumbo al norte, hacia La Pobla de Segur, donde conectaré con el trazado original que tenía en mente.


Remonto el Pantà de Sant Antoni por una carretera muy amplia pero sin mucho tráfico. El calor empieza a ser bastante agobiante.


Llego a La Pobla de Segur y solo puedo pensar en los puertos que han cambiado en esta Transpirenaica por culpa de las tormentas. De haber hecho Horts, Ares, Toses y Cantó en 295km y  4.900m+, he pasado a hacer una ensalada de cotas pequeñas en 287km y 4.250m+. Pensando que los cuatro puertos ya los tenía (y varias veces además), tampoco es que haya salido tan mal parado con la opción sureña, en números muy similar. Bueno, es una forma de consolarse.


Lo que viene ahora ya estaba en la idea original, así que solo tengo que ir avanzando hasta donde den las piernas en el día por la N-260, el llamado Eje Pirenaico. Parece que la amenaza de lluvias ya ha pasado porque el cielo se despeja cada vez más.


Avanzo hacia Senterada con predominio ascendente en todo momento. Es una carretera muy amplia, una nacional, pero no pasa ni cristo.


Llego a Senterada con los bidones completamente recalentados y paro en el ayuntamiento, donde unos chavales están ensayando canciones para las fiestas populares. Les pregunto si hay alguna fuente pero me dejan entrar a coger agua en los lavabos, lo cual aprovecho para comer algo antes de iniciar la subida a Creu de Perves.


La carretera del puerto es muy amplia en toda la primera parte, con una pendiente media que se mantiene en torno a un 2-3-4% que lo hace inapreciable. Se nota que es una carretera nacional.


Pero se atraviesa un túnel y, de repente, la cosa cambia completamente. En los seis kilómetros finales ya hablamos de un 6-7% y la carretera nacional desaparece.


El arcén se evapora y el piso se estropea algo en algunas zonas, siendo mucho más rugoso. Como se trata de una nacional, coincido con un camión enorme que se las ve canutas para girar en una curva de herradura.


A lo lejos se siguen viendo nubarrones, hacia la zona catalana. Yo estoy a punto de entrar en Aragón y el cielo se aclara mucho para aquella parte.


Corono como si el puerto no lo hubiera hecho nunca y eso que ya subí esta misma vertiente. Tan solo ha habido un par de flashes que me recordaran la ascensión que hice para el CIMA, pero es que de aquello ya han pasado más de diez años y puertos como este hay tres mil.


Empiezo a bajar pero hay que subir otro poquito hasta el alto de Viu, antes de descender definitivamente hacia el Pont de Suert.


La bajada es mucho más interesante que la vertiente ascendida. Se atraviesa una zona muy frondosa por un valle angosto, hasta llegar al Pantà d´Escales


Llego al Pont de Suert siguiendo un poco hacia el norte. Para ser una nacional, sin tráfico ninguno en todo este tiempo. Se confirma que no hay nubes hacia el oeste y que voy a tener un resto del viaje tranquilo.


A estas alturas, ya hace mucho rato que he superado los cien kilómetros y sigo hacia el norte por la carretera de Vielha esperando el desvío hacia el oeste que va a Castejón de Sos, entrando ya en Aragón. Un cartel indica que hay 35km hasta allí, con lo que considero muy probable que acabe siendo el final de la etapa de hoy.


Abandono la carretera de Vielha y sigo por la N-260. Nada más entrar en Aragón, hay una cabaña de madera y veo que una chica sale de un coche, se mete dentro y que hay una fuente justo detrás con un par de bancos para sentarse. Me parece un sitio ideal para merendar y, cuando me estoy acercando, veo que es una oficina de información turística de la comarca de Ribagorza.


Meriendo tranquilo en el banco y luego me acerco donde la chica para ver si tiene algún mapa de la zona, para ver cuántos kilómetros me quedan hasta Sabiñánigo o así, para calcular en cuántas etapas podré llegar a casa. No solo me da un mapa, sino que también me regala una guía-fichero de puertos de montaña de Ribagorza para subir en bicicleta de carretera, con sus correspondientes perfiles y todo. En él puedo ver que tengo solo a un kilómetro el inicio del alto de Bonansa, una opción estupenda para atajar hacia Campo sin tener que pasar por Castejón de Sos. La chica me lo recomienda y me dice que es la opción más corta para llegar a Campo y que en coche prefieren ir por ahí.


No se hable más, haré Bonansa y otro que me apunto para la colección. Son seis kilómetros y medio a un nada despreciable 7% de media, buenos números para tratarse de un puerto que no conocía. Además, los de Ribagorza están promocionando la zona para su uso cicloturista y han diseñado carteles en los puertos, como tiene que ser, lo cual hace muy entretenida la ascensión.


La subida es bastante constante al 7% pero, en el segundo kilómetro, tiene su tramo más duro, con varios picos de doble cifra. Me sorprende que hace mucho que no me quejo por tener que subir con alforjas. Parece que ya me he acostumbrado y se nota que el peso de la comida es mucho menor. Fue muy buena idea comprar solamente para dos o tres días.


La pendiente no cesa, siguiendo en ese 7% hasta llegar a la localidad que da nombre al puerto, donde hay un pequeño descanso y una marquesina en la que aprovecho para tomarme un respiro y disfrutar del entorno echando un trago de los bidones.


El calor no cesa y se hace notar en la parte final. Apenas hay sombras en esta zona y eso hace que me cueste más aunque la pendiente se suavice ligeramente.


Corono este puerto de Bonansa encantado con la ascensión realizada. En una ruta donde casi todo es conocido se agradece muchísimo descubrir algo de esta categoría. No es un coloso, pero sí una grata sorpresa.


Y el descenso lo es aún más, con un tramo muy guapo con curvas en la roca antes de seguir el curso del río Isábena por el Congosto de Obarra.


La opción de Bonansa ha sido todo un acierto, además de rápida, como decía la chica. El descenso es vertiginoso y llego al cruce de Campo enseguida, con un avance de kilómetros sorprendente. 


Tomo el desvío hacia Campo y toca rodar un buen rato, aunque con predominio ascendente. Se trata de llegar al alto de Serrate, aunque por este lado solo se salven doscientos metros en siete kilómetros.


Poco antes de coronar, se obtienen unas vistas inmejorables del Turbión, una montaña preciosa que queda a la derecha con la localidad de Vilas a sus pies.


Me pongo a descender hacia Campo y me encuentro con un montañero que baja andando y que, al saludarme, parece que me pregunta algo. Como no estoy seguro de si ha sido saludo o pregunta, paro y ¡era saludo! El caso es que se pone a hablar, y hablar, y hablar, ... ¡y coño, que no calla! Voy durante un buen rato frenando junto a él, me cuenta sus batallas en bici, sus transpirenaicas en bici y a pie, ..., tiene historias a mil, hasta que le digo que se me va a hacer de noche y que tengo que seguir. Me pregunta que dónde voy a dormir y me dice para quedar en Campo y seguir charlando.


Obviamente, le digo que no sé dónde dormiré pero que lo haré en cuanto llegue, que mañana me toca otro tanto. En Campo encuentro la iglesia enseguida, en el centro de la localidad, y tiene un pórtico perfecto para dormir a cubierto. Lleno los bidones en una fuente de las escuelas y pienso que mejor será seguir camino no sea que me encuentre el tipo y que me de la brasa toda la noche. Total, llevo 160km pero hace una tarde buenísima para rodar, sin tanto calor como hace un par de horas y me encuentro perfectamente.


Me pongo en marcha con idea de parar en Aínsa. El collado de Foradada se interpone en mi camino con sus seis kilómetros al 6,5%, de los cuales sus primeros cuatro son la auténtica subida con dos kilómetros casi al 10% de media para empezar.


Pongo ritmo de subir tranquilamente y voy haciendo, disfrutando de un precioso atardecer en el horizonte. Echaba de menos pedalear a estas horas, ya que en este viaje todavía no lo había hecho.


Corono el puerto y el descenso hacia Aínsa es rapidísimo. Se me hace de noche poco antes de llegar y, como no encuentro un sitio para dormir, me da por seguir otro poco más hasta llegar a Boltaña, a donde llego con 195km y con el segundo mayor desnivel acumulado de todo el viaje, por detrás solamente del de la etapa reina.


En Boltaña encuentro un soportal en un edificio de la calle principal, perfecto para tirar la esterilla. Me pongo a prepararme la cena cuando llega un chaval, que apenas tendrá quince años, se me acerca y me dice si necesito que me baje cualquier cosa de casa, comida, bebida o lo que sea, que el también hace rutas de montaña a pata con los amigos y que suelen dormir de tirados como estoy haciendo yo. Aunque no necesito nada, se lo agradezco un montón. Siempre he pensado que, si yo viera a alguien en similares circunstancias, haría exactamente lo mismo, de igual manera que siempre paro cuando veo a un ciclista detenido en una cuneta. No sé, es un viajero, no supone ninguna amenaza. A veces, ¡estas cosas dan mucho que pensar!

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2 Comentarios

  1. Supongo que Bonansa no está en el CIMA, ya que en caso contrario lo conocerías.
    Los cambios de recorrido te han llevado a saltarte La Bonaigua, ¿no?
    Joer, no te quejes con lo que larga el montañero, que a veces hablas de aburrimiento, jajaja.
    ¡¡¡Gran detalle de ese chaval!!!

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    1. No, no es CIMA. Me imagino que el coeficiente tendrá algo que ver porque no creo que salga muy alto ante la ausencia de grandes rampas. Tampoco creo que deba estar porque en Huesca ya había muchos. Yo era de la idea de meter tijeretazo, hacer una selección real y quitar unos 200 de la lista, así que ya ves. Pero bueno, que es un buen puerto y que merece mucho la pena. Para mi en el CIMA solo deberían estar los imprescindibles de cada provincia y ser una lista selecta, no lo que se convirtió al final, que entró morralla a espuertas.

      La Bonaigua no la tuve en mente en ningún momento. Es curioso porque es un puerto que siempre entra en las Transpirenaicas, pero tiene un problema: si lo haces de oeste a este te quedas sin hacer el Ariège francés (Menté, Portet d´Aspet, Portech, Latrape, Agnès, ...) que me parece una zona imprescindible; y si lo haces de este a oeste (su vertiente más chula) te vuelve a colocar en la órbita del Portillón y Peyresourde por donde supuestamente ya has pasado en la ida. Tal vez lo suyo sea hacer esto y subir el Túnel de Vielha para regresar a la senda de la N-260.

      Sea como fuere, lo de La Bonaigua (a lo que añadiríamos Envalira) debería entrar en una Transpirenaica bien diseñada, sin duda. Solo que son puertos que yo ya he subido varias veces y se salían de la línea más corta. Mira, igual hago una entrada proponiendo la 'Transpirenaica de puertos en bicicleta de carretera perfecta'.

      Lo del chaval una pasada. Me alegró el día.

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