Desde el mar al páramo

Hace ya un par de semanas que ando dándole vueltas a la cabeza, con ganas de hacer una brevet de 300km. El caso es que, normalmente, no paso de cuarenta kilómetros y no sé cómo voy a responder, así que diseño una ruta que no tenga puertos muy duros y que me permita rodar, yendo hasta el páramo de Masa y, de paso, para subir Altotero y La Eme, ya que hace mucho tiempo que no voy por ahí.

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Desde el mar al páramo Plentzia 282 km 3175 m+ IR

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Había puesto el despertador para ponerme en marcha a las cinco de la mañana pero no salgo hasta las ocho, una vez de día. La temperatura es muy buena y apetece andar en bici.


Tras subir Unbe y Enekuri, llego a Bilbao preocupado por el fuerte viento en contra que me espera en toda la ruta de ida.


Me meto por el paseo de la ría hasta llegar a Zorroza, donde tomo la carretera del Cadagua. El aire pega de cara con fuerza y aprovecho el primer pelotón que me adelanta para chupar rueda todo lo que puedo.


A poco de enganchar, pincha un componente y el grupo se deshace en su espera. Pero veo que siguen dos ciclistas y me engancho tras de ellos.


En Sodupe los dejo atrás y sigo por Gordexola hasta Artziniega yo solo, ya sintiendo el aire en la cara. Paro para comer algo y quitarme las mangas del chaleco poco antes de iniciar la subida a Peña Angulo.


El inicio del puerto está en obras pero tan solo son unos metros de los doce kilómetros de que consta esta subida. Lo más duro es el aire de cara en este puerto suave, con solo tres kilómetros por encima del 6%.


Llego al túnel sorprendido porque la cascada no tira agua y también por el numeroso tráfico que me he encontrado, algo muy poco habitual en este puerto.


La salida del túnel, por si fuera poco, me pone de cara a un fuerte vendaval del sur, intenso y secador, que me obliga a ir mojándome los labios constantemente. Las largas rectas se hacen más largas de lo debido.


En San Pantaleón de Losa hago una parada para descansar del aire porque me estresa una barbaridad ir con ese zumbido en la cabeza. Todavía me quedan veinte kilómetros para llegar a Trespaderne, donde tengo pensado comer, y no veo el momento de llegar.


En Trespaderne se cumplen los primeros cien kilómetros de ruta y busco un supermercado para comprar pan y algo de embutido para hacerme un bocata. Me venden una barra que me da para dos bocadillos pequeños y me los preparan con papel de aluminio para que los pueda llevar encima. Tras comerme el primero en la plaza del pueblo, me pongo en marcha hacia Oña, luchando otra vez contra el aire por el desfiladero de La Horadada.


Llego a Oña de muy mala leche, ya que el paso por el desfiladero y el posterior acercamiento a esta localidad burgalesa ha sido un suplicio. Pero aún es peor, y la salida por la nacional de Logroño es insoportable, no solo por el viento, sino también por el paso de camiones.


Me desvío hacia Poza de la Sal por la estrecha carretera de Salas de Bureba. El viento sigue de frente total y, cuando llego a Salas y veo la subida a Escóbados, estoy a punto de atajar por ella para no llevar más tiempo el aire de cara.


Pero decido seguir con el plan inicial y acabo en Poza de la Sal, sentado en el mirador que hay frente a las salinas para dar buena cuenta de la segunda mitad del bocadillo.


El pan de pueblo está tan seco que solo me puedo comer lo de dentro. Justo llega una pareja, descendiendo en coche desde el alto, y nos saludamos mientras sacan unas fotos. En cuanto me levanto para seguir, me preguntan si voy a subir el puerto y, ante mi respuesta afirmativa, me dicen que arriba está lloviendo y que el aire es exagerado, mostrándome a lo lejos un aerogenerador dando vueltas. Ya me habían caído un par de gotas estando sentado en una roca pero no le había dado importancia. Ahora, sin Goretex encima, empieza a preocuparme un poco.


Inicio la subida a Altotero. Solamente son seis kilómetros al 6% de media pero con dos o tres puntas del 10% en la primera mitad, donde el aire no incide mucho por la protección de la propia ladera.


Pero salgo a campo abierto y hago la recta de derechas empujado por el viento, todo lo contrario que sucede con la recta final, enfilado totalmente de cara al aire.


Corono Altotero junto a la estatua de Félix Rodríguez De la Fuente con los aerogeneradores dando vueltas sin parar. Aquí en el páramo no hay ninguna protección y tengo que hacer más de diez kilómetros en una larguísima recta con el aire de cara.


Por suerte, no llueve como me han dicho abajo. Pero hay un nubarrón negro hacia donde me dirijo y se aprecia una suave cortina de agua que se acerca hacia mi.


Justo a unos metros de conectar con la carretera de Villarcayo, se pone a llover como de tormenta, y yo sin Goretex. Por lo menos, la temperatura es soportable aunque se haya notado un fuerte descenso térmico. Tenía idea de seguir de frente para acometer el puerto de La Eme por su vertiente de Pesquera de Ebro pero justo en esa zona es donde más negro se ve y no me apetece mojarme ni seguir con el fortísimo viento de cara, así que decido atajar y aprovechar el aire de cola.


Son veinte kilómetros hasta el puerto de La Mazorra en los que, literalmente, vuelo. Llevo la lluvia detrás pero escapo a ella y consigo secarme al mismo tiempo.


Desciendo La Mazorra con bastante cuidado porque el vendaval me pone por encima de los 70km/h sin darme cuenta y la carretera está húmeda. No me gusta acelerarme tanto, así que a tirar de frenos.


Llego a Valdenoceda y cruzo el río Ebro entrando en el desfiladero de Los Hocinos a una velocidad nunca vista. La subidita a Incinillas casi ni la noto y llego a Villarcayo en un ti-tá. Me he quedado un poco frío en el descenso y me meto en un bar, no ya a tomar un Colacao caliente, sino a hacer sopas con el pan seco del bocadillo que he dejado en el bolsillo todo este tiempo.


Con el estómago lleno, con buenas fuerzas y con mucha moral porque ahora el aire juega a mi favor, empiezo a subir Bocos. Es una subida corta pero dura, aunque hoy, no tanto.


Corono Bocos y ya todo es para abajo hasta Bilbao, salvo un par de repechos insignificantes. En rutas largas y duras suele costar llegar al puerto de El Cabrio pero la velocidad crucero que llevo es tan elevada que se hace solo.


En El Cabrio completo los doscientos kilómetros con muy buenas piernas, mucho mejor de lo que pensaba antes de salir de casa. Solo veo un problema y es que el atajo obligado en el páramo me va a dejar un poco corto en el objetivo de hacer una brevet 300.


Desciendo a toda velocidad hasta Balmaseda y opto por meterme por La Herbosa para intentar alargar un poco la ruta en la medida de lo posible. La idea era ir hacia Sopuerta y Muskiz para cruzar la ría por el puente Colgante pero decido ir hacia Bilbao para que me salgan más kilómetros.


Llego a Zalla y veo que, aunque vaya por Bilbao, me voy a quedar corto. Llevo luces para la noche y pienso que todavía puedo dar algún rodeo en la parte final.


En Bilbao empieza a anochecer y regreso a Plentzia por Unbe, pensando en alargar la ruta dando una vuelta por Gatika o yo que sé, pero bajando el puerto creo que da lo mismo una cifra que otra y que no me apetece lo más mínimo hacer el bobo dando vueltas por dar, con lo que me quedo con 282km que, si me lo dicen hace una semana, ni me lo creo. Y más viendo lo bien que he terminado.

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4 Comentarios

  1. Hace tiempo que en días de viento no salgo con él en contra, para regresar a favor. Últimamente salgo a favor, por comodón, lamentando lo que me esperará a la vuelta. Hoy mismo, con viento SO, hice los últimos 35 con ventarrón de frente. Un suplicio.
    Felicidades por tus 282 kms.

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    1. Gracias, Gorgonio.
      Es que uno siempre espera que luego cambie. Ya conoces el dicho: en la bici da todo por culo menos el viento. ;-)

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  2. Cierto, sí señor.
    En Valdemoro casi todas las salidas son hacia el este, buscando los valles del Jarama, Tajuña y Tajo (comarca de Las Vegas), y los continuos temporales siempre nos mandan vientos del NO,O o SO, con lo que en el regreso tienes garantizado el viento en contra. Hoy parece que ha cambiado el tema y hemos tenido viento del este, por lo que el regreso desde Chinchón ha sido con viento casi favorable. Casi no me acordaba, jeje.

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    1. Aquí en la costa se produce un fenómeno que hace que la cosa sea más jodida. Es habitual que, cuando sopla aire del sur, por la tarde entre del mar por la diferencia térmica que se produce, con lo que sales en contra y vuelves en contra otra vez, solo que soplando con más fuerza. Cuando hace mucho calor (verano a finales) se llaman galernas pero pasa durante todo el año en mayor o menor medida y claro, cuando hace sur es cuando más apetece salir en bici. Si haces una etapa normal, no pasa nada, vuelves a favor, pero para hacer rutas de larga distancia es una puñeta muy gorda. Sin ir más lejos, ayer quería hacer una brevet400 hacia Logroño, llegué a salir de casa, pero en el primer puerto decidí regresar y dejarlo para otro día porque sabía que era hacer 300 de 400km con aire en contra. Por eso prefiero que llueva, porque contra el viento no hay Goretex, jejeje

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