Subida al col d'Aubisque

Hoy comenzamos unos días en Francia en los que el plan será una serie de subidas corriendo en puertos de Pirineos. Vamos a empezar en Pirineos Atlánticos para ir desplazándonos hasta Andorra a lo largo de tres días, a razón de subida diaria. El cuarto no queda más remedio que invertirlo en el viaje de vuelta.

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AUBISQUE Laruns 1.710 17 7 % IR

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Salimos de Bilbao de madrugada para poder estar en Laruns a media mañana. Nos tomamos el segundo desayuno en la cima del Portalet, con las hermosas vistas del Midi d'Ossau y una suave brisa. Nos esperan unos días muy calurosos.


Amaia es la protagonista de estas tres jornadas y yo me limito a servir de apoyo. Bastante tiene con subir los puertos corriendo como para que tenga que bajarlos después así que, en los más largos, le voy a quitar ese coñazo. Esto hace que yo vaya subiendo el coche y bajando a su encuentro.


La vertiente de Laruns está preciosa. La vegetación está es su máximo esplendor. Dejo el coche a dos kilómetros de Gourette y bajo en busca de Amaia. Ponerme en marcha en frío arrancando cuesta abajo casi me ocasiona una lesión por culpa de un ligero pinchazo pero parece que no es nada y se me pasa según voy entrando en calor.


Llego a la altura de Amaia más abajo de lo que tenía calculado. Se ha despistado en el único cruce que hay y ha hecho un kilómetro de más hasta que se ha dado cuenta.


Llegamos al coche con un calor del copón. Tenemos la nevera cargada de hielos y nos podemos tomar algo fresco. Amaia repone el bidón de su mochila y yo salgo pitando para dejar el coche en la cima.


Esta vez bajo con más calma, disfrutando de las vistas que hay sobre Gourette. En bici se disfruta muchísimo pero corriendo se desciende más despacio y tiene su punto.


He subido este puerto un montón de veces y hoy está especialmente bonito. El verde explota y todavía hay restos de nieve en los picos que dejan una estampa maravillosa.


A poco de llegar a la cima, en la última curva antes de encarar hacia la cima, podemos disfrutar de un fenómeno que no había visto nunca. Los rayos de sol atraviesan las nubes y se forma un arcoiris precioso.


Coronamos el col d'Aubisque y nos acercamos a las bicis gigantes para sacar unas fotos. La temperatura en el alto es perfecta para estar un buen rato.


Hemos coincidido con un montón de ciclistas ingleses y alemanes que tienen todo lleno de bicis mientras se avituallan en una mesa que les han montado los organizadores de uno de esos viajes preparados que tanto se llevan ahora.


Es la hora de comer, algo tarde para lo que solemos hacer, y nos vamos al Lac d'Estaing, uno de los sitios más chulos que hay en toda esta zona. Nos tumbamos en la hierba y metemos los pies en remojo mientras el hornillo hace su trabajo.


Amaia no conoce Hautacam y subimos después de comer. No es una de mis subidas favoritas pero está todo tan chulo que me deja mejor sabor de boca que nunca. Igual tiene algo que ver que no llego arriba petado.


Para terminar, echamos una moneda al aire para decidir si vamos al albergue de Sainte Marie de Campan por Bagnères de Bigorre o por el Tourmalet. Sale cara y gana el coloso pirenaico, lo que parece que nos agrada a los dos. Tanto a ella como a mí, este puerto nos trae grandes recuerdos. Llegamos al albergue, nos dan la llave de la habitación y nos vamos a cenar junto al río Adur, un arroyo que acaba de nacer y al que le espera un largo trecho hasta morir en Baiona

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