El este de Sierra Nevada

Ya va siendo hora de hacer algo de bicicleta porque, en lo que va de año, tan solo han sido dos salidas cortas que no llegan juntas a los cien kilómetros. El problema es que en casa no me animo porque no encuentro nada motivador que hacer y van pasando las semanas casi sin darme cuenta. Con todo ello, miro las previsiones meteorológicas y, como dan malo para todas partes, me marcho unos días a Almería, donde hay puertos de envergadura y las buenas temperaturas y el sol están garantizados.

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El este de Sierra Nevada Abla 122 km 2700 m+ IR

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Saliendo a las dos de la tarde de ayer, once horas de coche me llevan hasta Abla. La llegada es a la una de la madrugada, lo que me deja siete horas para dormir, sin tener que madrugar demasiado. Entre que desayuno y me preparo, logro salir para las nueve y media.


Para estas horas ya hace sol y una temperatura muy agradable. Un par de kilómetros de suave descenso desde donde he dejado el coche y, tras pasar por un pequeño puente, empiezo a subir la vertiente norte del puerto de Santillana.


Esta vertiente consta de la mitad de kilómetros que la sur pero con un puntito más de dureza. Los primeros kilómetros son los de más pendiente media, yendo de más a menos, del 8% inicial hasta un final mucho más cómodo.


Enseguida me arrepiento de haber salido de largo, incluso con la chaqueta de invierno, porque rompo a sudar muy pronto. También influyen las duras rampas iniciales y mi falta de actividad reciente sobre la bicicleta.


Pero Santillana no es un puerto duro y va suavizando poco a poco, hasta llegar a un kilómetro final muy suave que me devuelve el frescor al cuerpo al ir con todo abierto.


Desciendo por la vertiente sur dejando atrás unas pocas nubes que alternaban ratos de sol y sombra, hasta llegar al desvío de Ohanes. Allí me encuentro con un lugareño que me pregunta si necesito algo al pararme para encuadrar la foto del pueblo. Luego me pregunta a dónde voy y me hace reír un par de veces con dos salidas ingeniosas. Siempre que me acerco a Andalucía disfruto mucho con estas pequeñas charlas con la gente.


Desde esta localidad, me quedan algo más de treinta kilómetros hasta la base de La Ragua. Apenas hay tráfico en esta provincia pero, aún así, prescindo de la A348 todo lo que puedo y voy por las secundarias de los pueblos.


Es todo descendente hasta Cherín pero me voy encontrando algún que otro repecho. Las Alpujarras tienen el atractivo de ver montañas por todas partes y se me hace un tramo muy entretenido.


Conecto con la A348 y ya me encuentro con algún que otro coche. Empiezo a notar un poco de aire en contra pero sin llegar a ser muy molesto.


En cuanto puedo abandono la carretera y me meto hacia Fondón. Le siguen las pequeñas localidades de Fuente Victoria y Laujar de Andarax en un tramo en el que el sol calienta con ganas.


Regreso a la A348 y paso por encima de Alcolea. No entro porque voy lanzado en la bajada más rápida y ya tengo ganas de llegar a Cherín para empezar a subir el puerto de La Rasa.


La Alpujarra almeriense se me está acabando y estoy a punto de entrar en Granada cruzando el río Alcolea, en la cota más baja de toda la ruta. Me esperan 1.500 metros de ascensión hasta el puerto de La Ragua.


Llego a Cherín con algo más de cincuenta kilómetros y bastante fresco, con ganas de afrontar el primer cota.2000 del año. A la salida del pueblo me detengo unos minutos para comer algo y para quitarme el casco, las gafas y todo lo que me pueda molestar para la subida.


Parece mentira que estemos a primeros de febrero y que vaya a subir un puerto como este por encima de los 20ºC. Lo primero que hago es desabrocharme todo.


Son 25km a un 6%, palabras mayores para la inexistente bicicleta practicada en lo que va de año. Desde que volví de hacer los BIGs de Portugal apenas he hecho nada. Decido tomármelo con mucha calma.


Por suerte, este puerto no tiene ninguna rampa significativa y se mantiene casi siempre en un 6-7% que llevo con bastante dignidad.


Lo que peor estoy llevando es el calor. Y eso que tampoco es que esté haciendo frío por el norte y sea por notar mucha diferencia. Pero me he equivocado al elegir el atuendo y lo estoy pagando en una subida tan larga.


No hay absolutamente nadie en toda la subida. Ni siquiera se ve un alma al pasar por la localidad de Laroles en el kilómetro nueve de subida.


Llego a la altura del camping, en el kilómetro 10, y empiezo a notar la inactividad. Me da que se me va a acabar haciendo largo.


En un puerto tan largo, yendo a la velocidad tan lenta que voy, las fotos son infinitas. Me entretiene mucho jugar con los encuadres y los kilómetros van pasando sin darme cuenta. Bayárcal queda a la derecha, como colgado de la pared. Había dudado si hacer esa vertiente pero me llamaba repetir esta de Cherín y rememorar viejos tiempos.


Aunque solo sea un puntito, el puerto va suavizando en los kilómetros finales, lo que me viene de cine para que el ritmo de ascensión no decaiga.


Quedan cinco kilómetros después de converger la vertiente de Bayárcal con ésta de Cherín, cuando el viento empieza a tener algo más de presencia pero sin llegar a ser molesto.


Debería haberme parado a la altura del mirador que hay a falta de tres kilómetros para coronar porque la imagen de las curvas que quedan atrás me sale muy desenfocada. Es una pena pero es que ya queda poco para coronar y ya voy teniendo ganas de hacerlo.


Han sido 25km de subida ininterrumpida y creo que sin llegar a cruzarme con nadie, ni un solo coche. Febrero, 14ºC en la cima de un puerto de 2.000 metros de altitud, nada de trafico, ¿qué más se puede pedir?


Me acerco a coger agua fresca en la fuente. Sierra Nevada apenas tiene nieve pero el agua mana con fuerza y sabe como la embotellada recién sacada del frigorífico. ¡Una maravilla! Justo antes de marcharme llega una pareja en su coche.


Hay un cartel avisando del mal estado del firme en toda la bajada pero a mi me parece que está perfecto. Ya se aprecia la gran llanura del Marquesado del Zenete. Es increíble la poca nieve que hay en Sierra Nevada.


No termino de bajar hasta La Calahorra y me desvío por la carretera de Ferreira. Este giro me sitúa con el viento favorable para los treinta kilómetros que me quedan.


Tan solo hay algún repecho que rompe el ritmo de bajada. Dejo atrás los campos de almendros tras hablar un momento con un señor muy mayor que se dirige a clase para sacarse el Graduado Escolar y que me explica todas sus dolencias de espalda sin dejarse ningún detalle.


Paso por Dólar y llego a la altura de la A92, la autovía de Andalucía. Por detrás de una gasolinera sale una vía de servicio que tengo que seguir para llegar a Huéneja.


Por un instante, salgo de esta vía de servicio para ir por una carretera más cómoda, sin nada de tráfico, para luego volver a tomar otra vía de servicio de la autovía hasta llegar a Fiñana, poco antes de terminar en Abla.


Tanto los kilómetros como el desnivel acumulado me empiezan a pasar factura pero el aire favorable y la pendiente descendente de todos estos kilómetros finales me están ayudando mucho.


Llego a Abla bastante cansado pero con mucho tiempo por delante para poder descansar para la etapa de mañana, que también parte de esta localidad. Como bien, me pongo una peli y a dormir.

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