Apuko igoera (independiente)

Ya hemos cogido velocidad de crucero en esto de la preparación de la nueva temporada y hoy tenemos una ruta de carrera por montaña muy interesante: la Apuko Igoera. Se trata del mismo track de la versión para bicicleta de montaña que organizan en Zaramillo aunque, sobre la marcha, puede que le hagamos alguna variación.

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Apuko igoera Zaramillo 26 km 1375 m+ IR

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Hace frío mañanero y, como no tenemos ninguna prisa, decidimos retrasar bastante la salida y empezamos bastante más tarde de las diez de la mañana, cuando el sol ya empieza a calentar un poco el ambiente.


El inicio es por pista asfaltada al principio y cementada después, con una pendiente fuerte para empezar a trote e ir calentando motores.


Nos sorprende mucho la cantidad de coches que suben y bajan por aquí. Hoy es festivo y esto parece la Gran Vía en temporada de rebajas.


Llegamos a una bifurcación en la que hay dos carteles. El de la derecha indica Saratxo y, el que tomamos nosotros hacia la izquierda, Eretza. Ese es nuestro destino.


Llegamos a un collado en el kilómetro cuatro y vuelve a haber un cruce de caminos. Salen varias pistas y es complicado decidirse por una viendo el track en el GPS. Cuando ya llevamos unos cuantos metros recorridos, nos tenemos que dar la vuelta porque esa no es la buena y cogemos un sendero de bajada que hay después de pasar una valla metálica por debajo.


Esta parte de pista herbosa es muy agradable para correr. El terreno es algo descendente pero sería igual de agradable de subida porque es como ir por una alfombra.


Volvemos a retomar la subida por esta pista verde que transita entre árboles hasta ir a dar con otra pista de gravilla por la que coincidimos con varios beteteros.


Llega un momento en el que el track original sigue en línea recta por los árboles hasta la cima del Mendiola pero no encontramos por donde pasar, así que seguimos la pista para enlazar más arriba con un cortafuegos que va derechito.


Este tramo de cortafuegos tiene una fuerte pendiente y, cuando miro atrás, veo que Amaia sigue subiendo a la carrera, como si estuviera subiendo escaleras al trote.


Llegamos a esta cima de Mendiola y ante nosotros se alza la pared del Eretza con un cortafuegos que quita el hipo.


El Eretza no está en el recorrido original de la Apuko Igoera para BTT porque es imposible subir por ahí en bicicleta. El track tira hacia la derecha por un sendero que va entre los árboles.


Llegados a este punto, le digo a Amaia que si quiere subir hasta la cima, aunque no hace falta porque no estaba en los planes. Cuál es mi sorpresa cuando, sin dudarlo, dice que para arriba. La pared es de esas de tirar de todo para subir poco a poco y sin mirar atrás.


Nos cruzamos con un tipo que baja corriendo y llegamos a un punto en el que el sendero se oculta entre los árboles de la derecha. No estoy muy seguro de si nos llevará a la cima y le pido a Amaia que me espere ahí mientras lo compruebo para no hacerla subir para nada.


En efecto, el sendero de subida es este y vuelvo para avisarla. La tía ni lo duda y sigue subiendo como si nada cuando, no hace mucho, me habría mandado a tomar por culo por haberla metido en semejante embrollo.


Salimos a la pala herbosa de la otra cara y seguimos unos metros hasta el geodésico de la cumbre. Corre un poco de aire pero se está de maravilla. Ya ha calentado un poco y hace un día increíble.


Las fotos no muestran la pendiente del cortafuegos por el que acabamos de subir y damos gracias de no tener que bajar por el mismo lado.




Toca bajar por la pala herbosa y tirarse corriendo en plan Laura Ingalls en 'La Casa de la Pradera'. Estas bajadas son una gozada.


Como esta parte no estaba en el track de la Apuko Igoera tenemos que improvisar un atajo para retomar la pista original y nos metemos por un sendero que veo en el mapa del GPS. Acabo de cargar un mapa específico de montaña de Euskadi en el que no falta detalle.


La primera parte de descenso es de esas para disfrutar a lo grande, por unas pistas con verde pasto para pisar mullido. Hasta que enganchamos la pista que traíamos antes y que sigue bajando con bastante suavidad.


El GPS me vuelve a jugar una mala pasada en una bifurcación múltiple y me equivoco de camino, con lo que tenemos que reandar lo andado durante un centenar de metros. Lo peor es que eran de bajada y toca volver a subir bastante.


Seguimos por terreno favorable y la pista se complica un poco pasando a mezclarse con varias trialeras por las que hay que ir con algo más de cuidado al pisar para no tropezar con alguna raíz levantada.


Llegamos hasta una curva de vaguada en donde encontramos una pista cementada que se dirige al Apuko, ya apuntando para arriba nuevamente.


Llevamos ya veinte kilómetros con más de mil metros de desnivel y Amaia sigue corriendo cuando lo fácil sería ir caminando en estas cortas subidas que se van sucediendo. Esto me flipa mucho y reconozco que está en lo cierto cuando dice que correr por montaña es correr por montaña, ya que caminar es otra cosa que se llama senderismo.


Tras un buen rato subiendo, la cima del Ganeroitz (que es el nombre real del Apuko) aparece frente a nosotros.


Y a la izquierda tenemos las antenas de Argalario desde un punto de vista que nunca había visto anteriormente. Esta zona la tengo supertrillada en bicicleta de carretera y hay que ver lo desconocida que era para mí.


Seguimos rumbo a la cima y nos cruzamos con una señora que se para a hablar un rato con Amaia, preguntándola de dónde era. La señora flipa mucho con el sitio, con lo bonito que le parece. Y no es para menos.


Llegados a este punto, la pared del Apuko está delante y hay una campa donde Amaia se sienta y dice que ya no sube más, que esa pared es demasiado. Tras unos instantes de descanso, le muestro el track y, al ver que la subida es por detrás, rodeando la montaña por una pista que sube con algo más de facilidad, decide seguir para comprobarlo.


Dejamos a la izquierda la pista de Peñas del Apuko por donde nos metimos en otra ruta que hicimos hace unos meses desde El Regato. Aquella ruta se hizo muy dura y hoy ya nos reímos.


Hemos pasado el momento malo de la jornada y seguimos con mucho mejor ánimo por la parte de atrás, con unas vistas preciosas de la sierra del Ganekogorta de frente.


Hemos ganado bastante altitud por la pista y la rampa final es más corta que la que teníamos antes. Un corto esfuerzo y estamos arriba.


En la cima del Ganeroitz se está de cine. El día que ha quedado es aojonante y solo podemos acordarnos del bocata y de lo guapo que habría estado comerlo aquí, junto al geodésico.


Ya llevamos más de un medio maratón de montaña y ... ¡sin parar! Bien nos merecemos un pequeño descanso.


Tras un merecido impás, empezamos a bajar por la ladera vertical que antes teníamos delante y que tanto acojonaba. Es fácil de bajar porque el piso está seco. Mojado tiene que ser muy diferente.


Los helechos ya están rojizos y un batallón de trabajadores se afanan en limpiar la zona con unos estruendosos cortacéspedes motorizados.


Ya solo queda bajar hasta llegar a Zaramillo. Empezamos a hacerlo por un sendero que llega a una pista que está llena de telarañas que la cruzan de rama a rama y que me dejan la ropa a lo Frodo en la cueva de Ella-Laraña. Me empiezo a arrepentir de ir por delante pero es lo que pide llevar el GPS en la mano.


Para terminar, cuando ya íbamos lanzados por la pista, el track nos mete por un sendero estrecho por el que no me imagino pasando a las bicicletas de montaña en la prueba oficial. No paramos de recibir arañazos en las piernas y llegamos al coche hechos unos zorros.


La ruta ha estado fenomenal. Ha sido dura y bonita, con una jornada estupenda. Es el momento de degustar el tortillón que hemos preparado para la ocasión.


Esto marcha ... y más rápido de lo que pensábamos.

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2 Comentarios

  1. Bueno lo que se dice velocidad no!!! jajajaja....guapísima la ruta y durisima también!!!!!.....que pasada de día!!!.....

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    1. Pues anda atenta que vendrán muchos más. Y más cañeros. Amoooooossss!!! ;-)

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