Después de esta mañana montañera, nos vamos a la piscina por la tarde. Tengo un problemón: llevo dos días con un oído taponado por culpa del agua y no sé si me conviene meterme en el agua a escasos días de pirarme a subir puertos a destajo.
Con esa falta de ganas y sumado a la precaución que debo tomar, decido acompañar a Amaia pero para esperarla tomando el sol en la terraza de La Alhóndiga mientras ella se hace cuarenta largos.
Pero el caso es que me llega a casa, justo antes de salir, un nuevo bañador que me he comprado por Internet y que me apetece probar. Para ello, me basta con hacer diez largos, algo testimonial. Eso sí, como va a ser algo muy corto, me los meto a saco y casi me desfondo, tanto que estoy a punto de dormirme en la terraza por el palizón que llevo.
Pero el caso es que me llega a casa, justo antes de salir, un nuevo bañador que me he comprado por Internet y que me apetece probar. Para ello, me basta con hacer diez largos, algo testimonial. Eso sí, como va a ser algo muy corto, me los meto a saco y casi me desfondo, tanto que estoy a punto de dormirme en la terraza por el palizón que llevo.
- 10 x 1 (50 m). crol. |
Total: 500 metros
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