Cinco al cubo

Son las 16:00 horas y se me ha metido la vuelta a la sierra Salvada entre ceja y ceja. Como apenas me quedan 5 horas de luz, no me queda otra que intentar rodar a una media de 25km/h si quiero hacer los 125km de que consta la vuelta completa antes de que se me haga de noche.

Parece que hoy toca un 5³, y en Amurrio rebosa el verde.

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Y en Saratxo no es para menos. La subida al puerto de Orduña se me antoja que estará espectacular.

La visión del Txarlazo así lo pronostica.

Y la del Tologorri y Ungino no es para menos. Me encanta esta zona y, sobre todo, en esta época del año. Verde por todas partes, así da gusto.

Nada más pasar Orduña, la recta de acercamiento a las Ventas de Orduña sirve para preparar la cocorota para la dura ascensión que se avecina.

La zona izquierda de la sierra, la parte de Delika, también es un espectáculo. A ver si un día de estos me doy un buen paseo por el nacimiento del Nervión.

Corre un poco de aire, el justo para que en la escuela de parapente de Orduña se entrenen un rato con las maniobras de despegue.

Y para arriba. La primera rampa al 14% es lo suficientemente larga como para mostrar la fiereza del puerto de Orduña.

Apenas un kilómetro de subida y ya se va viendo Orduña ahí abajo. La frondosidad del valle en esta época hace que la subida sea una de las más atractivas de todo Euskadi.

A la altura del segundo kilómetro se alcanza un tramo duro al llegar a un baserri en plena curva de herradura.

Y es entonces cuando la subida suaviza algo en su parte central.

Es uno de los puertos en los que más disfruto y, lo que son las cosas, en el que más he sufrido en otros tiempos.

El día está tan despejado por el este que el Gorbea luce claro con su cima redondeada.

Y el valle de Ayala cada vez más hermoso.

Mogollón de ovejas campas a sus anchas por las laderas de la sierra. No creo que se quejen mucho por la comida porque la hierba parece fresquita.

Y mientras, yo para arriba que sigo esperando a llegar a la parte más dura de los ocho kilómetros con que cuenta esta subida.

Que llega a un par de kilómetros de coronar. Aunque siempre se anda por encima del 8%, es ahora cuando se alcanzan los dos dígitos.

¡Menuda maravilla de puerto!

El último kilómetro discurre fuera del abrigo del bosque y el viento suele atizar de lo lindo antes de penetrar en Burgos a la altura del mirador.

A partir de ahí, queda algo más de medio kilómetro hasta el cartel del puerto de Orduña, aunque ya suaviza mucho toda esta parte.

La cara B de la sierra Salvada también luce bastante verde. A pesar del sol que hace, en el descenso hacia Berberana paso un frío de cojones. Los campos de cultivo del valle de Losa se encuentran en su etapa más escénica.

Quince kilómetros me separan del desvío del puerto de Angulo, a la altura de Quincoces. Es un buen tramo para rodar y ampliar la velocidad media de la etapa aunque el aire me sople lateral pero algo contrario.

Al tomar el giro, a la altura de la gasolinera, quedan seis kilómetros hasta el puerto en los que luchar con el fortísimo aire de cara.

Podría haber tirado seguido por el túnel, pero la carretera vieja me gusta demasiado. Es como un pequeño ritual, siempre que paso por aquí, comprobar el estado en el que se encuentra.

Aunque sigue cortada y, por lo que parece, con un nivel de deterioro progresivo que indica que ya nunca más se va a arreglar. Sería un sorpresón increíble que así fuera algún día.

La estampa que se puede apreciar desde aquí, mires para donde mires, es una de las siluetas montañosas más bonitas que conozco.

Con cuidado, andando con la bici en la mano por la cantidad de pedruscos que hay por todas partes, recorro esos 500m. Incluso se ha hundido algo más el trozo de carretera despeñado. Me parece que empieza a ser peligroso meterse por ahí.

Me quedan 40km de descenso y la media de 25km/h que me he marcado son un objetivo factible. No hará falta que me exprima mucho para poder llegar a casa de día.

Y así lo hago. Incluso me sobra un rato para buscar un par de buenos encuadres sobre la ría.