Paredones de Lemona

Tengo la tarde para hacer una salida no demasiado larga y recuerdo que aún tengo pendiente sacar unas cuantas fotos de unas subidas del valle de Arratia, las más próximas a Lemona. Para ello, después de llegar a Igorre con el tradicional paso por el alto de Miraflores para salir de Bilbao, inicio la subida a Garaimendi por el barrio de Santa Lucía de la población arratiana.




Este primer kilómetro de los cuatro de que consta la subida, es de calentamiento. Apenas alcanza un 5% de media. Eso sí, al salir de Santa Lucía, las cosa cambia y pasamos a estar más cerca de la doble cifra.



Con la sierra de Aramotz en el punto de mira, esta subida a Garaimendi tiene todos los alicientes del valle de Arratia: tranquilidad en la carretera, buen piso, mejor paisaje, ...







Poco a poco, la cosa se va poniendo interesante con rampas algo más duras. Al paso por Elgetxu, se toma un desvío por el que la carretera deja de tener dos carriles y algunas superan con creces el 15%, pero solamente por unos metros, disponiendo de amplias zonas de descanso posterior.





Se van sucediendo algunos baserris que van dando nombre a las diferentes barriadas. La pendiente constante solo se ve alterada por una fuerte rampa a la entrada de Orúe.








Se desciende durante un momento al pasar Loiate y, solo en el último tramo, la carretera se pone algo rugosa pero, a pesar de la rampa de doble cifra, no supone mayor problema.






El caserío Garai da nombre a la subida: Garaimendi.




Tras un breve descenso por asfalto, la carretera se acaba junto a otro caserío. Tengo controlada la distancia de la pista de grava después de haberla medido en el satélite así que, como solo es poco más de un kilómetro, me decido a bajar andando para empalmar con Lemona sin tener que dar media vuelta.




Llego abajo en un santiamén y prosigo sobre una pista de hormigón hasta llegar a las primeras casas.




Empalmo con la N-240 a pocos kilómetros de Lemona. Para estar ya en septiembre, me extraña que apenas haya tráfico por esta nacional.






Para subir a Elorriaga, una auténtica pared, cruzo el río Arratia por un puente algo escondido tras una nave industrial.



Pocas fotos se pueden hacer cuando la rampa se pone al 25% nada más empezar. Solo queda apretar bien las manos en las manetas, ponerse en pie y comenzar a bailar la bici.






Un durísimo kilómetro que promedia más de un 15% me lleva al barrio que se encuentra en el alto.






Con la respiración acelerada y la boca sequísima por culpa del calor reinante, completo este kilómetro brutal.




Parece que la subida concluye, pero nada más lejos de la realidad. Una pista de hormigón sale a mano izquierda para seguir subiendo hasta las instalaciones de la distribuidora de agua.



La pendiente no es comparable a la del kilómetro anterior pero el rayado corto del piso es de los que molesta mucho para subir y, lógicamente, mucho más aún para bajar.



Pero enseguida cambia el terreno y regresa el hormigón rugoso, aunque no sé que es peor. Será cuestión de gustos.




Termina la subida junto a un caserío y la central de aguas. Es una pena que la pista siga de tierra hasta el alto, junto a las antenas.



En la bajada, disfruto de las vistas de Lemona. Me voy a meter por sus calles para salir junto a la iglesia y subir a Lemoatxa.




El corto callejeo por Lemona me deja a los pies de Lemoatxa. La subida a las antenas bordea la cantera por unas rampas impresionantes.



La pista se mantiene siempre en dobles cifras, rozando el 20% en varios momentos. Hay fiestas en la cumbre y hay mucha gente por ella, así que los ánimos no me faltan. Por desgracia, durante unos pocos metros, tengo que ponerme andar porque la pista desaparece. Para colmo, los coches suben y bajan y entorpecen mucho.





Parece que he ido a elegir el día en el que todo el pueblo está metido entre los árboles. Cuadrillas enteras con la paellera vacía y con las copas llenas.





Dura subida esta de Lemoatxa. Corta pero dura. La pena la discontinuidad del piso en la parte final que deja un mal sabor de boca después de tanto esfuerzo. Habrá que volver con la bici de montaña y darse un garbeo por la zona.




Con estas tres subidas del valle de Arratia, apenas me quedan cuestas por descubrir en esta parte del mapa. Será cuestión de rebuscar un poco y seguro que aparece alguna más.

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