A pies del Picu

(Entrada de archivo)

Los días que acabo de pasar con Ander en Picos de Europa me han recordado que tenía fotos guardadas por ahí de una salida que hice con Amaia por la zona a finales de otoño de hace tres años. Para abrir boca, empezamos la excursión en el Jitu Escarandi y ponemos rumbo a la Vega Urriellu.




Dejamos a un lado la pista que lleva a Bejes, a otro la carretera de Tresviso, a otro la subida a Ándara y bajamos hasta Sotres.





Un kilómetro más abajo de Sotres, tomamos el desvío común en el que se inician los caminos al Texu y a Pandébano, para tomar este último. La carretera continúa durante unas cuantas herraduras convertida en pista de pedrolos.






Termina esa pista y nos metemos en faena sobre el verde piso. Un sendero nos dirige al collado Pandébano.




Las vistas en Pandébano son las que busca todo mendizale que se acerca a estas montañas. El Picu Urriellu asoma sobre una ladera de nieve temprana que ha caído para maravillar a nuestros ojos.



El Texu y Sotres para atrás, por donde hemos venido, Bulnes siguiendo todo recto y nosotros nos encaminamos hacia la gran montaña siguiendo la senda que lleva a la Vega Urriellu, a pies de la más emblemática cumbre de toda la Cordillera Cantábrica: el Naranjo de Bulnes, el Picu. 




Dejamos Pandébano atrás y seguimos ascendiendo maravillados con el paisaje. Poco a poco, llegamos a la majada La Tenerosa, donde aún viven los dos moradores de la cabaña, que ya estarán hasta los huevos de tanto visitante.







Las vistas de Bulnes allí abajo, así como la perspectiva que se obtiene de la canal del Tejo, son espeluznantes. 



Seguimos subiendo por sendero hacia el refugio de la Tenerosa y nos cruzamos con un grupo que llevaba nuestro mismo camino que que han dado media vuelta. Parece ser que la pista está helada y es imposible pasar sin crampones, a riesgo de aparecer repentinamente en algún tejado de Bulnes.






Aún así, a sabiendas de que tendremos que dar media vuelta, seguimos un poquito más.




Cuando la cosa ya se pone imposible, volvemos sobre nuestros pasos. Decidimos acceder a unos invernales que hay enfrente, camino de Pandébano, para tener mejores vistas del Picu y aprovechar para parar a comer algo.







La estampa es la de la típica postal que te enseñan para que se te pongan los dientes largos con esta ascensión.



Lamamos algo junto a los restos de comida que ha dejado algún que otro bicharraco de buen comer.



Y nos quedamos embobados durante un buen rato con las maravillosas vistas que podemos disfrutar en este día tan despejado que nos ha salido.









Me debía esta entrada a mí mismo.

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