La frontera de Austria y Eslovenia

6 de agosto de 2019  

La tromba de agua de anoche fue espectacular, no cesando las sirenas durante varias horas. Esta mañana, sin embargo, todo amanece tranquilo y sin rastro de las inundaciones. El día tiene cinco subidas en la planificación antes de entrar en Eslovenia y madrugo lo máximo posible.




He dormido en Bodensdorf, a orillas del Osslacher See, en un espacio muy chulo. Para empezar tengo la subida a Gerlitzen, doce kilómetros al 10% que ya van bien como desayuno.


La subida es muy constante,casi siempre rozando ese 10% que arroja la pendiente media total del puerto. Tan solo hay algún pequeño pico al 15% pero es todo llevadero. El desarrollo y los cocos que he subido días atrás hacen que ruede con bastante suficiencia.


La pista es estrecha, con muy buen asfalta, remontando la ladera de la montaña y ofreciendo unas vistas colosales del lago.


Hay algunos carteles con datos de la subida un tanto extraños, ya que no están situados en kilómetros concretos, sino que indican distancias y altitudes en algunos cruces o puntos aleatorios.


A medida que voy ganando altitud, me adentro en el bosque y aparece la típica barrera austriaca de peaje que esquivo por el lateral para continuar ascendiendo.


De vez en cuando aparece alguna casa con unas vistas impresionantes, o algún pequeño mirador con bancos. No sé lo que me depara la cima de la montaña y subo bastante intrigado.


El final de la subida a Gerlitzen es como si se tratara de una pequeña urbanización particular. Hay otra barrera de acceso a un recinto, a donde me cuelo por el hueco pero que no tiene mayor interés. La subida ha sido dura y entretenida pero con un final decepcionante de nuevo.


Toca traslado de nuevo y me desplazo hacia el este, alejándome de la franja alpina. El paisaje cambia bastante, dominando las praderas y las pequeñas colinas. A una de ellas tengo que subir desde Pischeldorf. Se trata del montículo de Madelensberg.


Son nueve kilómetros al 6,5% por una carretera tranquila que serpentea entre prados, con pendientes muy suaves en todo momento. Es como un pequeño paseo relajante y reparador con todo lo que llevo subido hasta la fecha.


Hasta llegar a la parte final, con dos kilómetros para acabar por encima del 10% de pendiente media y con picos por encima del 15%. Solo son dos kilómetros tras un suave paseo, así que no suponen mayor dificultad.


El alto de la colina me recibe con un toro que precede a la ermita. También hay un restaurante con una coqueta terraza desde la que disfrutar de las vistas de la región, con un paisaje muy similar, salvando las enormes distancias, a Las Ardenas belgas.


Dejo atrás este montículo de Madelensberg para virar hacia el sur, buscando un paso fronterizo con Eslovenia. En Eisenkappel establezco mi campo base para realizar un tríptico de subidas con idéntico inicio. La primera será la ascensión a Eisenkappler Hütte, la única de las tres que no es puerto fronterizo.


Van a ser 16km al 6%. Hay como dos mitades, con un primer escalón más suave y una segunda parte más intensa. El paisaje austriaco siempre es gratificante, así que voy disfrutando del entorno y de la buena temperatura en este nuevo paseo.


Abandono la carretera principal y me meto por otra secundaria, con paisajes boscosos y montañas por todas partes. No son los grandes Alpes, me resulta algo muy familiar.


Cuando llevo recorridos ocho kilómetros, justo la mitad de la distancia del puerto, me topo con una barrera tras un pequeño descenso, al tomar otra bifurcación. Pienso que es el típico peaje de siempre pero me encuentro una señal de prohibición de paso novedosa.


La señal no ofrece ninguna duda. Se trata de una carretera particular y se prohíbe el paso a peatones, ciclistas y motoristas que puedan esquivar la barrera por el lateral. No tengo ninguna intención de jugármela pero coincide que llega un coche de arriba y les paro para preguntar, cosa que resulta inútil porque ni el hombre ni la mujer hablan absolutamente nada de inglés y me resulta imposible hacerme entender ni comprender lo que dicen en alemán.


Pues nada, que renuncio a hacer la segunda parte por una carretera privada y bajo a Eisenkappel para hacer los dos puertos fronterizos, los cuales comparten los primeros nueve kilómetros formando una y griega. Son kilómetros suaves que van de menos a más, sin superar el 5%.


Al pasar la localidad de Vellach empiezan los puertos de verdad y opto por empezar por Seeberg Sattel. Justo en ese momento se pone a llover y no puedo hacer fotos, algo que dejo para cuando termine el día y pase en coche para cruzar a Eslovenia. Van a ser cinco kilómetros al 5-6% sin ninguna historia, así que tampoco merece mucho la pena salvo una herradura y la caseta de aduana abandonada.


La tormenta vespertina continúa en el Pavlíčevo Sedlo, el otro puerto de paso transfronterizo. Este es bastante más duro, ya que discurre por una estrecha carretera con cinco kilómetros realmente duros con porcentajes del 12%, antes de finalizar con una pequeña bajada hacia la aduana.


Subiendo este puerto deja de llover y puedo hacer alguna foto, con una bajada de temperatura tan fuerte que paso algo de frío al quedarme destemplado.


La cima del puerto, el punto final del paso fronterizo, no es el de mayor altitud por el descenso final, quedando sus números bastante diluidos en el total.


Desciendo hasta Eisenkappel y vuelvo a coger el coche, subiendo de nuevo ambos puertos. Seeberg Sattel porque solo son cinco kilómetros suaves y así hago un par de fotos ahora que no llueve y Pavlíčevo Sedlo porque me sale más a cuenta para hacer el primero de mañana, ya en territorio esloveno, lo que supondrá un nuevo país en mi palmarés.

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