Circular del oeste

Después del magnífico día que hizo ayer, hoy también hay buenas previsiones meteorológicas pero sin ser una jornada de playa,con lo que me pongo en marcha temprano para hacer unos cuantos kilómetros por el oeste de la provincia.

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Circular del oeste Laukiz 108 km 1860 m+ IR

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Salgo de buena mañana con un buen sol y una temperatura bastante más fresca que la de ayer pero que sigue siendo muy apacible para la época del año en la que estamos. Tras subir Unbe y Enekuri, caigo a Bilbao, cruzo la ría por el puente de Euskalduna y sigo hasta Zorroza por el bidegorri de Olabeaga.


Desde ahí tomo la carretera del Cadagua que llevo haciendo varias veces en las últimas semanas, con el objetivo de llegar a Zalla y hacer la subida al monte Ubieta, que no la tengo realizada en bici. Justo antes de llegar a Zalla, pincho en la rueda trasera porque llevo el neumático en las lonas, con tres o cuatros grandes grietas que no había visto en casa por no revisar antes de partir. Lo inteligente sería volver para casa pero decido seguir la ruta, como tenía previsto.


Reparado el pinchazo, paso Aranguren y, tras cruzar las vías que hay antes de entrar en Zalla, giro a la derecha para hacer esta subida a Zolla o hasta el monte Ubieta, depende de donde termines.


Al pasar por el túnel, la carretera se convierte en pista hormigonada de muy buena calidad y la pendiente supera la doble cifra enseguida. La subida coincide con el momento en el que se nubla el sol y las fotos quedan muy sosotas.


Son cinco kilómetros a un 7,5% de pendiente media, lo que resulta muy interesante. Se pasa junto a la ermita de La Madalena y se dejan varios baserris a los lados, con unas vistas magníficas de Zalla y con la cima de Ubietamendi (Zipar) en primer término.


Tras tres kilómetros al 8-9%, la pendiente se relaja un poco y va suavizando bastante, hasta llegar al 4% de media del kilómetro final.


En alguna bifurcación me meto siempre para arriba, pero acabo en algún caserío vallado y me tengo que dar media vuelta.


La subida va de más a menos en cuanto a su pendiente, justo al contrario que en cuanto a sus vistas, fabulosas según se va ganando altitud.


Corono el alto de Zolla muy satisfecho con la subida realizada, siempre con la idea de seguir el camino hacia Avellaneda, a pesar de conocer la existencia de un tramo de tierra de unos quinientos metros.


Pero vuelve a salir el sol en la parte final y me animo a seguir por la pista de tierra que se dirige a la cima del monte Ubieta, hasta que me doy cuenta de que llevo la cubierta trasera rajada y que me la estoy jugando demasiado, dejándolo para otro día.


Hago andando el tramo de tierra y grava hasta volver a conectar con hormigón de bajada a Avellaneda. La pista es muy botosa y no puedo coger mucha velocidad de lo mucho que tiembla el manillar.


Desde Avellaneda, bajo hacia Sopuerta, ya que tengo la intención de subir el puerto de Las Muñecas, cosa que no hago por esta vertiente desde hace muchos años.


En Sopuerta inicio la subida a Las Muñecas con un momento de incertidumbre, ya que reviso la cubierta trasera y las grietas han ido a más. Estoy a punto de tirar directo para Muskiz pero continúo con el plan inicial.


Este puerto fronterizo con Cantabria consta de cuatro kilómetros al 7% que resultan muy constantes y llevaderos, sin ningún punto de mayor pendiente.


Según voy subiendo, se nubla bastante y noto una brusca bajada de la temperatura, al tiempo que empieza a hacer algo de aire de cara, lo cual me vendrá bien para el regreso a casa.


Corono Las Muñecas y me dejo caer hacia Otañes, donde giro para subir el alto de Helguera. Antes de iniciar el puerto, me detengo junto a un contenedor para tirar la cáscara de un plátano que llevo como avituallamiento.


Recordaba el piso de Helguera bastante estropeado y sigue de igual manera, con infinidad de baches pero que se pueden esquivar perfectamente. Esto no es muy buena noticia para mi rueda trasera, ya que el neumático va a peor de forma muy acelerada.


Llega un momento en el que empiezo a notar los baches con mayor intensidad, ya que voy perdiendo presión en la rueda trasera debido a alguna pequeña fuga de aire. Me queda otra cámara de repuesto en el bote de herramientas pero no considero oportuno cambiarla y quedarme expuesto hasta casa, así que sigo hasta la cima pensando qué hacer.


Corono el alto de Helguera sintiendo la llanta, con la rueda trasera muy desinflada. En vez de cambiar la cámara, pruebo a hincharla para ver cuánto aguanta y desciendo hacia Ontón, donde tengo que volver a hinchar la rueda antes de ponerme con la subida a La Rigada.


Parece que el pinchazo es pequeño porque la rueda me aguanta como media docena de kilómetros entre inflado e inflado. Decido reservarme la cámara de repuesto por si acaso, pensando en que las grietas del neumático van a ir a más.


Me meto por la variante de Pobeña y Cobarón, donde tengo que hinchar de nuevo. Cada vez aguanta menos pero sigue aguantando, así que continúo de la misma manera, inflando la rueda.


Desciendo completamente hasta llegar a Muskiz y tomo el bidegorri de Zierbena, rodeando Petronor para coger el bidegorri que va a Portugalete. Mi ruta inicial iba hasta Bilbao pero tomaré el Puente Colgante para atajar un poco, dadas las circunstancias.


Llego a la playa de La Arena y me detengo un instante en uno de los bancos del mirador para observar a los surfistas. Hay como diez o doce cogiendo olas. Bueno, lo de coger olas es un decir porque el mar está muy calmado.


En el ratito que estoy en el banco, la rueda se desinfla completamente. Estoy a punto de cambiar la cámara pero me la quiero guardar para cuando no haya más remedio, así que vuelvo a inflar y me meto por el bidegorri.


Consigo llegar a Portugalete hinchando solo una vez. Aquí tomo el Puente Colgante para seguir por el bidegorri de Berango, siempre buscando la opción más cómoda de regreso a casa.


El pequeño pinchazo está yendo a más y ya solo me aguanta dos o tres kilómetros, con lo que tengo que darle a la bomba de mano un montón de veces. Ya estoy tan cerca de casa que me niego a poner la cámara nueva.


Consigo llegar a casa sin poner la cámara de repuesto pero con cuatro o cinco grietas enormes. Ha sido un tremendo descuido haber salido de casa con el neumático en estas condiciones. Repasando los datos, este Michelin Pro4 Endurance de 25 me ha venido a durar un poquito más de 8500km, unos 1000km más de lo que me venían durando los de 23. Cuestan lo mismo, son más cómodos, son más seguros y duran más, así que seguiré con 25.

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2 Comentarios

  1. Jodo, has hecho más ejercicio de brazos que de patas. Mi aventura en el Alto del Rey de Guadalajara fue parecida, por no revisar cubiertas. Una odisea. Hasta tuve que fabricar lascas para cortar el neumático pinchado y reforzar la cubierta.

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    1. Lo recuerdo. Leí tu odisea de aquel día, no sé si en el foro o en tu blog. Son de esos despistes de coger la bici y salir corriendo de casa sin revisarla antes.

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