El gimnasio está tan chulo que hasta Amaia ha decidido unirse a la fiesta. Hoy domingo es mi tercer día consecutivo, ya que Ander ha querido volver antes de que las clases le dejen sin tiempo. Ella lleva dos o tres años dedicada al fitness y tiene mucho más hábito de hacer trabajo de fuerza con las herramientas que tiene en casa, pero hay algún aparato interesante para hacer algún ejercicio que le falta.
Yo no me complico mucho la vida y sigo con mis 35'. Observo en la distancia cómo estos dos levantan pesos que yo no puedo ni mirar porque me entran agujetas en los párpados. Es el tercer día seguido y no me quiero cebar. Aún así, noto que voy más ligero y que cada vez me cuesta menos hacer las tandas con el peso que levanto. Puede que en pocos días pueda sumar algún kilito pero, por ahora, ni me lo propongo. Por cierto, no me extraña que una pared del gimnasio esté dedicada por entero a un espejo.
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