Parece que he cogido carrerilla y segundo día consecutivo que me planteo coger la bici. El caso es que, después del parón de tres semanas, me apetece ponerme a hacer kilómetros y kilómetros. A veces es necesario desconectar un poco para volver a retomar con más ganas.
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| La circular de Sollube | Plentzia | 72 km | 1750 m+ | IR |
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Ayer estuve revisando el recorrido de la Itzulia para ver si pasaba cerca de casa y estar al tanto de antemano de posibles cortes de carretera. La segunda etapa, la del próximo martes, está diseñada por toda la costa, subiendo los puertos que más suelo subir yo, incluyendo un paso por Jata cuando la carretera está en obras por culpa de un gran desprendimiento. Decido ir hasta Sollube y volver por esta carretera costera y así compruebo si será posible.
Decido subir a Sollube por la vertiente de Larrauri, empezando a ascender metros desde Mungia después de un paso por Andraka que me cuesta mucho porque no termino de entrar en calor.
Tampoco es que me encuentre mucho mejor al subir a Sollube desde Larrauri. Me cuesta un horror coger un buen ritmo y voy como a trompicones.
Llego a la cima de Sollube con muchas nubes y con alguna que otra gota. Las sensaciones no son buenas, algo que debo corregir porque es claro síntoma de que no estoy en forma como para disfrutar de grandes cosas.
Desciendo hacia Bermeo por la carretera del puerto, cogiendo muchísima velocidad, hasta el punto de llevarme un sustillo con una racha de aire lateral que entra de sorpresa.
Me pongo a subir a San Pelaio y aparece el sol en las rampas más duras que hay nada más empezar. En el momento más álgido, el termómetro alcanza los 17ºC. Aún así, en las sombras hace bastante fresco.
Empiezo a ganar altitud y el aire de cara comienza a ser bastante molesto. La carretera de costa me deja desprotegido y se nota mucho.
Llego a Bakio con el mar bastante picado y cansado para los kilómetros que llevo. Todavía me quedan dos subidas más y creo que me va a costar más de lo deseable.
Me pongo en modo automático para subir a Jata, metiendo desarrollo fácil desde el inicio para llevar una cadencia lo más cómoda posible. En el cruce hay una señal advirtiendo del corte de carretera a cinco kilómetros.
La última vez que pasé por aquí la cinta llegaba de lado a lado pero alguien la ha quitado, lo que invita a cruzar incluso si vas en coche. Llego a pensar que, tal vez, los trabajos estén bastante avanzados.
Pero ni por asomo. Las obras están muy verdes y hablo con un operario que me confirma que el trazado de la etapa del martes ha sido modificado. Poco después, ya estoy en Armintza.
Ya solo me queda subir a Orabille para llegar a casa. Parece que el giro hace que el aire no me de tan de lleno y subo mucho mejor, completando una etapa corta pero con bastante más desnivel acumulado del que tenía previsto.
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