Ruta a clase: A-4

Hoy tenemos clase práctica de orientación y hemos quedado en el aparcamiento del parque de Montefuerte, así que salgo un poco antes de casa para andar holgado. La clase es a pata, con lo que tengo que llevarme las zapas de trail en una mochila pequeña, además de una libreta, boli y demás.

XTREM CAT 1 CAT 2 CAT 3 CAT 4


Ruta A - 4 Plentzia 75 km 1350 m+ IR

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Sale un día despejado y eso significa que hace buena rasca mañanera. No hay previsiones de lluvia y me pongo un atuendo mixto que me sirva para patear después, cambiando solamente el calzado.


Subo Unbe con el suelo mojado y Enekuri con mucho tráfico, llegando a Bilbao con media hora de margen, lo que me permite llegar a Ollargan con mucha tranquilidad.


Llego el primero y enseguida empiezan a llegar los compañeros, hasta que aterriza el que me va a hacer de garaje para la bici.

Ejercicio de orientación

Terminada la caminata, me pongo en marcha sin saber muy bien para dónde tirar pero con idea de aprovechar un poco la tarde. Estirar la vuelta me lleva por Bolueta hasta la N-634.


Camino de Galdakao voy pensando en las opciones que tengo y decido subir al Vivero por la vertiente de los pros. Atravieso el túnel bajo la A8 y para arriba.


En cuanto la cosa se empieza a poner seria, voy subiendo piñones y hay un momento en el que no me entran las dos últimas piñas. Me extraña mucho porque el cambio me iba muy fino desde hace muchas semanas.


No me queda más remedio que parar o seguir con lo que entra y paso de parar, así que sufro un poquito más de lo habitual en estas rampas para llegar a la carretera del Vivero.


El descenso hacia Lezama es de lo más frío que te puedes encontrar en Bizkaia. Esta vertiente es un congelador. Menos mal que enseguida salgo al sol y la cosa cambia completamente.


En Lezama empiezo a subir el alto de Urrusti. Por esta vertiente el inicio no es duro y no meto las piñas más altas hasta llegar a la parte final, cuando aparecen las rampas de doble cifra y un kilómetro completo al 10%. Es ahí cuando se parte la patilla del cambio y me quedo tirado.


Estoy a un kilómetro de la cima y no sé si tirar para delante o si dejarme caer hacia atrás. Sea cual sea mi elección, no tengo opción de transporte directo a Plentzia desde ninguno de los dos lugares y estoy a 23km de casa. Entre bajar a Lezama, coger un tren a Bilbao y el Metro hasta Plentzia, como hace buena tarde, escojo dejarme caer hacia Fika y ver qué pasa hasta Mungia.


Bajo Urrusti montado pero con cuidado de que el cambio no se meta entre los radios, haciendo un pequeño apaño. Al llegar a Fika, no me queda otra que ponerme a andar hacia Gamiz, haciendo dedo por si alguien me para. A poco de llegar a Gamiz, me adelanta el autobús de Mungia y no me da tiempo a cogerlo. Por esta zona lo mismo pasan cada hora, así que continúo haciendo dedo.

Pasan como unos veinte coches y no para nadie. Tampoco me importa mucho, llevaba las zapatillas en la mochila y ya hace rato que me he cambiado de calzado y voy dando un paseo. En un momento me adelanta un pequeño Clio blanco y se para en el arcén, bajando una chica vestida de enfermera muy maja que viene en mi busca por si me ocurriera algo. Se ofrece para acercarme a Mungia pero lleva el coche lleno de cosas y no quiero hacer que tenga que volverse loca, así que le doy las gracias y le deseo un buen día, mientras sigo caminando por el arcén.

Ya llevo un rato andando cuando empiezan a cruzarse varios ciclistas. Alguno me pregunta ¿todo bien? mientras se aleja sin que pueda oír mi respuesta. ¡Curioso! Hay un par de ellos que paran por si me pueden ayudar pero la avería no tiene solución. Otro me adelanta sin decir ni mú y, finalmente, un trío me da alcance y se paran a mi lado por si pueden ayudarme en algo. Uno tiene el coche más adelante y se ofrece a ir a por él y recogerme, lo cual le agradezco enormemente pero le digo que no hace falta, que eso sería una molestia enorme y ya solo me quedan tres kilómetros para llegar a Mungia. Es curioso cómo ante una misma situación las respuestas son tan diferentes, al igual que lo serán las circunstancias de cada cual.


Al poco de irse los tres chicos, mientras sigo haciendo dedo, me adelanta un furgón de la Ertzaintza. Paran, me recogen y nos echamos unas risas hasta llegar a la parada de autobús de Mungia. Me cuentan que me habían visto a lo lejos y que se iban descojonando pensando que había petado, jajajaja. El caso es que los dos kilómetros que me quedaban pasan tan rápido que no nos da tiempo a mucho más.


Resulta que los autobuses de línea no están permitidas las bicicletas pero llegar con unos ertzainas parece que me da vía libre para subirla en la zona de minusválidos. Voy solo en todo el viaje a Plentzia charlando con la conductora y acabo llegando de noche, tras una buena pateada en una jornada completita de esas que nunca se olvidan.

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2 Comentarios

  1. Cierto. Jornadas así son las que recuerdas y cuentas a los nietos. Increíble que pasen ciclistas de largo sin preguntar o interesarse. Hace poco pasé con mi grupeta, de regreso a Valdemoro, junto a un ciclista parado. Le grité si necesitaba algo y me lo dijo, pero no le entendí. Así que me volví. Había pinchado y no tenía bomba. De mi grupeta se volvió uno nada más, que los otros tenían prisas. Por suerte, solo nos quedaban 15 kms.

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    1. Cuando veo a un ciclista en la cuneta, siempre paro y le pregunto si todo va bien, aunque esté comiendo una barrita. No sé, no cuesta nada. Igual es porque a mí me ha pasado de todo lo habido y por haber.

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