El buen tiempo del pasado viernes fue un espejismo porque se ha pasado todo el fin de semana lloviendo a mares. Las temperaturas han bajado bastante y parece como si el otoño ya estuviera entre nosotros. Algo tenía que tener de bueno y lo tiene de verdad: ya no queda nadie en Plentzia y podemos disfrutar de un entorno maravilloso casi en exclusividad. Esto es el paraíso.
Tras un fin de semana haciendo deporte a cubierto, con sesiones de fitness, pesas y demás, salgo a correr para hacer diez kilómetros entre los rompeolas de Plentzia y Gorliz. Haber aumentado las distancias está haciendo que vuelva a sentirme cómodo corriendo y que las sensaciones sean cada vez mejores, si no fuera porque me ha salido una ampolla en la planta del pie izquierdo, reo que achacable a los calcetines que me los he puesto un poco húmedos.
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