Correr por la orilla

He pasado tanto frío en los días que he estado bordeando los Alpes que no perdono las tardes en la playa, aunque solo sea para estar media hora tirado al sol. Las temperaturas se mantienen en torno a los 20ºC y aprovecho para hacer algo de deporte.



Correr por la orilla está totalmente desaconsejado por la inclinación que tiene el talud de la playa, lo cual puede producir lesiones en las articulaciones por culpa de una pisada inestable. Pero aún así, aunque solo sea por una vez, me apetece ir descalzo chapoteando y recorro la playa de lado a lado (1.100m) hasta completar seis kilómetros que acaban siendo un poco aburridos por la repetición del trazado. Como casi todos los días, completo la sesión con una tabla de abdominales que, tumbado al sol y con el sonido de las olas, es más apetecible.

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