Circular del Arnostegi con Irei

Ha llegado la semana de Carnavales y tengo libre hasta el miércoles, lo que me permite montar un stage ciclista en alguna parte. Llevo varios días mirando los pronósticos meteorológicos con detenimiento y no puedo dejar pasar la oportunidad de estrenar Pirineos por este año. Aún así, este viernes dan lluvia por la mañana pero me animo a salir la noche del jueves para aprovechar el viaje y así ahorrarme un ida y vuelta a clase, saliendo de Bilbao pasadas las nueve de la noche.

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Arnostegi + Irei St. Jean 52 km 1875 m+ IR

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Llego a Saint Jean Pied de Port ya de madrugada y me pongo a dormir sin prisa por madrugar, sabedor de que lloverá a primera hora del día. Mi idea es llegar a Luz Saint-Sauveur poco a poco, haciendo varias etapas de camino con algunos objetivos pendientes. El de hoy es hacer la vertiente que me falta del col d´Irei, la de Esterenzubi.


Aunque sigue habiendo nubes por todas partes, me animo a salir y me pongo en marcha a las 12:15, camino del Arnostegi, uno de mis puertos preferidos.


Inicio la marcha con 11ºC pero enseguida me meto en la llovizna de la niebla y veo cómo baja rápidamente la cifra del termómetro del V800.


Apenas llevo unos pocos kilómetros cuando veo un cartel que avisa del cierre de la subida por culpa del hielo. Unos metros más adelante, me encuentro con una valla que indica que la carretera está cerrada.


Me temo que no voy a poder subir hasta arriba pero, ya que estoy, me conformo con hacer algo de desnivel y procuro llegar hasta donde se pueda.


Sigue chispeando ligeramente por encontrarme entre la niebla hasta que, cerca ya del cruce de Beillurti, casi no se ve nada. Como no las tenía todas conmigo, me he adosado a la espalda la mochila con la ropa de Goretex por si le da por llover fuerte pero todavía no me hace falta.


Echo un ojo al termómetro y veo cómo baja de 2ºC. Empiezo a tener mucho frío y a notar las manos entumecidas. Corre aire y la sensación térmica empieza a ser tremenda.


Consigo coronar el Arnostegi pasando por una pequeña hilera libre de nieve hasta el final, con el reloj marcando 0,5ºC y empezando a granizar un poco. Con lo corto que ha sido el paso por esta parte, empiezo a bajar hacia Esterenzubi sin muchas esperanzas de poder pasar por la parte del bosque, tan cerrada que puede que el hielo no haya deshecho todavía. Por suerte, está más limpio que en el collado y sigo descendiendo.


Llego a la explanada de la bifurcación de Orbaitzeta medio congelado y se pone a llover. Paro a toda leche y me pongo todo el Goretex encima, algo que debería haber hecho antes aunque solo fuera por añadir una capa más.


Empiezo a entrar en calor y me detengo frente a Arthaburu para contemplar los pastos quemados. Le han dado bien al fuego y hay más terreno negro que verde o marrón. La primera vez que lo vi, ya hace años, me quedé muy triste pero ahora ya sé que es la costumbre de los pastores de la zona y que en primavera estará todo como siempre.


Sigue lloviendo en todo el descenso y empiezo a pensar en dejar el Irei para otra porque todavía me duelen las manos del frío.


Pero llego a Esterenzubi sin lluvia y hay un rayo de sol que se cuela entre las nubes y me animo a subir. Son solamente cuatro kilómetros y medio y, ya que estoy, no quiero dejar la que, probablemente, sea la última vertiente de un puerto importante de la zona que todavía no haya hecho.


Esta vertiente no deja un respiro en ningún momento, con cuatro kilómetros que no bajan nunca de la doble cifra, con los dos centrales por encima del 13% de media.


Me llevo la grata sorpresa de que el asfalto está reciente y desliza de maravilla, nada que ver con las carreteras rugosas y con grava de la zona. Todavía se huele a alquitrán en alguna zona. Recuerdo el cuidado con el que tuve que bajar la última vez que pasé por aquí.


No solo ha dejado de llover, sino que parece que va despejando, tal y como anunciaron para la tarde. La previsión es de unos días completamente despejados y siempre te quedas con la duda cuando ves el cielo tan cubierto.


Llego a la zona de las herraduras con la montaña totalmente quemada. Por un momento, se entremezclan los olores a quemado y a brea en una mezcla curiosa.


Suelo dejar que pasen los coches para sacar las fotos limpias pero, el único con el que me cruzo en toda la vuelta, me adelanta justo en el momento en el que paso por el punto preciso para captar las herraduras en subida y, como las hago en marcha, no me queda otra que disparar o se me pasa el encuadre.


El kilómetro final al 11% todavía tiene otra rampa por encima del 15%, antes de enfilar el collado de cima. Se me ha pasado enseguida y sin sufrir demasiado con toda la ropa puesta.


Corono en este altiplano tan diferente a cómo se encuentra con el verde pasto y me preparo para el descenso, esperando que también esté recién asfaltado.


Pero no, salvo en los tramos en los que peor estaba, la vertiente de Saint Michel está casi entera como antes. Eso sí, los baches y las zonas de piedras han desaparecido.


A pocos metros de terminar la bajada, me salta un perro de un caserío y me da tal susto que freno de golpe y, en plena rampa cercana al 15%, con el piso mojado y lleno de verdín, no domino la frenada y me voy al suelo. Bajaba tan suave que no me hago nada, salvo unas picadas en la ropa que tendré que reparar con los parches de Goretex que compre para el agujero que me hice en Suiza y que, dicho sea de paso, ha quedado perfecto.


Llego a Donibane Garazi con solo 52km recorridos y así, a lo bobo, casi los dos mil metros de desnivel. Un buen día para ir entrando en faena. Me cambio y me voy a Oloron, donde me espera una circular perfecta para rematar otros cabos sueltos.

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2 Comentarios

  1. Madre mía, qué valentía la tuya, con esas temperaturas, lloviendo, granizando, con la carretera cubierta de nieve. Y encima te sale el chucho y te caes. Pero cubriste el objetivo y eso deja una gran satisfacción. Las penas se olvidan. Dura ruta en tan corto kilometraje. Y tú solo.
    Plas, plas, plas, plas, plas. Eres mi ídolo.

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    1. Gracias, hombre, pero tampoco es para tanto. Tenía esa opción o pasarme toda la tarde viendo pelis en la tablet, jejeje

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