Hoy he dormido en el área para autocaravanas que hay en la entrada de Cangas del Narcea con la idea de una etapa circular que llevo tiempo queriendo hacer con el Connio, el Pozo de las Mujeres Muertas y el Palo. Pensaba hacerla en el sentido contrario a las agujas del reloj, recordando viejos tiempos, pero una charla con Teibol me ha hecho ver que es mejor al revés para subir por las vertientes que me faltan de todos los puertos, añadiendo de postre la subida a Santa Ana antes de dejarme caer de nuevo hacia Cangas.
XTREM | CAT 1 | CAT 2 | CAT 3 | CAT 4 |
Entre el Navia y el Narcea | Cangas | 155 km | 3495 m+ | IR |
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Por aquí amanece bastante más tarde que en Bilbao y no salgo hasta las nueve de la mañana. Salvo algunos claros, el día está muy gris y me decanto por la manga larga. Se esperaba un tiempo soleado pero no parece que se vaya a dar el caso. La temperatura es de 12ºC pero se está muy bien.
Tomo dirección sur, siguiendo la Ruta de los Puertos. Además del Connio, en esta AS-15 tiene inicio una de las vertientes del Pozo de las Mujeres Muertas y el extinto Rañadoiro. En La Regla dejo al primero de lado y sigo por un terreno cómodo buscando el inicio del Connio en Ventanueva.
Tras 18km que me han servido para ir entrando en calor, inicio la subida al Connio por un desvío a la derecha que se toma en Ventanueva. Me esperan algo más de trece kilómetros hasta su cima.
Parece que quiere aclarar un poco pero no termina de hacerlo. La pendiente no es mucha y subo tranquilo, sin tráfico. Espero no cruzarme con muchos coches en toda la ruta y decido empezar a contarlos.
La vegetación del inicio va desapareciendo y quedan unas vistas muy chulas del valle del Narcea. Hay algún kilómetro al 8% y algún momento puntual de doble cifra pero la subida sigue siendo bastante suave.
Me cruzo con el primer coche del día a falta de dos para coronar. El contador se pone COCHES=1 mientras afronto la parte final, lo más regular de todo, siempre por encima del 7%.
Corono el Connio con esa sensación de que el día va a ser más largo de lo que me gustaría. Si ayer notaba que no iba sobrado, hoy creo que no llego ni a justito.
En el alto ya estoy a 18ºC y empiezo a bajar. Como llevo manga larga windstopper, solo me tengo que abrochar el chaleco cortavientos pero empiezo a quedarme muy frío. Frío también me deja el paisaje. Recordaba esta vertiente del Connio como uno de los puertos más chulos que había hecho y ya no me lo parece para nada.
COCHES=1. Ni un solo coche en el descenso. Paso por Cecos muy destemplado y llego a San Antolín de Ibias con idea de tomarme un colacao caliente en alguna parte. Encuentro un bar abierto junto a la gasolinera pero no hay nadie. En la barra hay dos tazas de café y, después de un buen rato, como no aparece nadie, decido marcharme. Por lo menos, he aprovechado el rato para comer un par de barritas antes de empezar a subir el Pozo de las Mujeres Muertas.
Tras poco más de un par de kilómetros de subida, viene un descanso en forma de bajada de unos tres kilómetros. A partir de ahí, empieza la subida de verdad.
Aparecen varias zonas de tierra quemada, afeando mucho el paisaje. Me vuelve a pasar lo mismo que con el Connio, con recuerdos mucho mejores que éstos.
Han sido tres kilómetros con varias rampas de doble cifra donde empiezo a pasarlo mal. Mi ritmo decae mucho y voy acabando con el líquido del bidón.
Sigo avanzando. Hay un ligero descanso en la parte central antes de enfilar los cinco kilómetros que me separan del alto de Valvaler, el punto más elevado de esta vertiente. La pendiente va yendo de menos a más hasta alcanzar dos kilómetros completos al 10%.
Llego al alto de Valvaler después de un kilómetro más suave y empiezo el descenso hasta el puerto del Pozo de las Mujeres Muertas, perdiendo veinte metros de altitud. Para estas alturas ya no me queda nada en el bidón.
Sigo sin sumar coches (COCHES=1) en lo que llevo de ruta. En la cima del Pozo de las Mujeres Muertas hay uno con una pareja haciendo fotos y, como está parado por fuera del arcén, no suma en el contador. Me espero a que pase un perro que está cuidando un rebaño de cabras y para Valledor sin pensarlo mucho porque voy bastante cansado.
En el descenso paso por Villalaín y no cojo agua porque no veo fuentes, ni me acuerdo de hacerlo. Hago la bajada medio ciego hasta que alcanzo el fondo del valle y cruzo el río. En la primera subida tiro de bidón y es cuando me doy cuenta de la cagada que acabo de hacer.
La subida hasta el puerto del Palo es muy larga, de casi treinta kilómetros, con las rampas más fuertes en este inicio para remontar el fondo del valle. Están en obras pero el asfalto es bueno, aunque le falta una capa que lo deje a ras de los vierteaguas que han colocado en los arcenes. Como es sábado, no hay trabajadores y se sube tranquilamente. Tan solo hay tierra y grava en un par de curvas de vaguada pero no más de diez metros que se pasan bien sobre la bici.
De vez en cuando hay un tímido resol y la temperatura ya está por encima de los 25ºC, lo que hace que se me seque la boca. Voy sin líquido y no hay poblaciones de paso. San Martín del Valledor, Robledo, Villasonte o Salcedo son pequeñas aldeas para pasar por las cuales me tengo que desviar un poco y no me merece la pena.
Tostado no, lo siguiente, empalmo con la carretera que viene de Villarpedre, con solo cuatro kilómetros y medio hechos. Lo más duro ya está hecho y ahora la pendiente irá bajando paulatinamente hasta llegar a Berducedo dentro de diez kilómetros.
En este tramo me adelanta un 4x4 y me cruzo con un coche que baja (COCHES=3). Voy con tanta sed que estoy a punto de pararlo para pedirle agua.
La pendiente baja 5%...4%...3%...2%... kilómetro a kilómetro, hasta llegar a Berducedo. Antes de entrar en sus calles, me recibe el área recreativa de A Cruz de Ribon y me tiro de cabeza a la fuente. Me tomo dos bidones de medio litro de trago como si fuera un dromedario y lleno otro para llevar. Hacía mucho tiempo que no llegaba tan seco a una fuente. Si llega a tostar el sol me derrito antes de llegar.
En Berducedo hay varios bares en la calle principal, que es por donde pasa esta carretera. Bueno, creo que no hay mucho más que esta calle. Me meto en el autoservicio y me tomo un donut y una lata de Fanta de naranja sentado en la marquesina que hay enfrente. Poco después, me vuelvo a poner en marcha para finiquitar El Palo ya por la carretera que viene de Grandas de Salime.
Me quedan una docena de kilómetros pero la mitad son casi llanos y en bajada, hasta que ya se ve dónde se corona y se empieza a subir.
Creo que el azúcar del donut y de la Fanta me ha venido bien porque empiezo a rodar con mucho mejor ánimo. Son kilómetros al 5-6% que se me hacen bastante fáciles.
En el tramo final me cruzo con otro coche que desciende y con un motero que me adelanta (COCHES=4;MOTOS=1). Este puerto ya lo he subido otras veces, por ambas vertientes, además de pasar en coche en otras ocasiones y ya me lo conozco bien. En un par de curvas sé que estoy arriba y voy más animado.
Corono el puerto del Palo con los aerogeneradores parados porque no corre ni una triste brisa. Mi termómetro marca 22ºC y me abrocho el chaleco para la bajada. También me pongo los guantes largos porque no quiero coger fresco como esta mañana. Llevo todo el día con tanta debilidad que no me fío mucho.
Tras doce kilómetros de descenso, llego a Pola de Allande. Me paro en la gasolinera de la entrada para preguntar al gasolinero que está fuera por dónde se accede al alto de Santa Ana, una subida que me recomendó Teibol ayer para no tener que ir a Cangas del Narcea por la carretera típica. Teibol ya me lo explicó pero se me ha olvidado la localidad desde la cual partía la subida.
El nombre clave para ir a Santa Ana es Linares, una pequeña aldea que hay siguiendo la carretera de Oviedo durante algo más de media docena de kilómetros. Sigo sin cruzarme con ningún coche, ni siquiera en esta vía principal.
Llego a Linares y hay que pasar por debajo de la carretera en una curva helicoidal, tal como me ha dicho el gasolinero. Nada más pasar el pequeño túnel, llega un coche por detrás y le pregunto a la conductora si es el camino correcto para el alto de Santa Ana. Me dice que sí pero que tengo que tener cuidado con un par de cruces, tomando siempre la opción de la izquierda. (COCHES=5;MOTOS=1)
De entrada, un kilómetro al 11% para llegar a Otero, una pequeña aldea muy cuca que se encuentra en el alto de una loma. Me pilla un poco frío pero no queda más remedio que ponerse a ello.
Hay una buena fuente y, aunque no tengo sed, no quiero liarla otra vez. Me refresco bien mientras se acercan dos perros y se tumban pasando de mí.
A la salida de la aldea comienza una bajada. Hay un aldeano sentado en el guardarail y le pregunto si voy bien para Santa Ana, más por dar conversación que por otra cosa. No parece muy dado a la charla y sigo tras su escueta respuesta afirmativa.
En una bifurcación, siguiendo las explicaciones, tomo la opción de la izquierda y sigo descendiendo, camino del río Arganza. Hay una parte con bastantes baches pero se pasa bien si los vas esquivando.
En Argancilla me encuentro con la chica que me adelantó con el coche al principio de la subida. Me saludan ella y un par de chicos al grito de "¡vas bien!" que se agradece y me dice que ahora empalmo con la carretera de Cangas del Narcea, debiendo coger a la izquierda, cosa que no hacía falta porque hay señal que lo indica en el mismo cruce.
La subida a Santa Ana es más larga de lo que pensaba. Aunque muy suaves, a un 3,5% de media, consta de ocho kilómetros.
En dos kilómetros supero Parajas y llega un kilómetro al 6% que es el más fuerte de todo el puerto. Ya me queda poco y parece que no voy mal del todo.
Sigo sin cruzarme con nadie. Tan solo me molestan los disparos de unos cazadores que siempre acojonan un poco. Al final, el día se ha nublado mucho y empieza a levantarse bastante aire. Para esta noche anunciaban lluvia y creo que la van a clavar.
Corono el alto de Santa Ana con la visión directa de Cangas del Narcea. La aportación de Teibol la doy por buena aunque me haya alargado diez kilómetros la ruta y unos cuantos cientos de metros de desnivel. ¡Ya me las pagará, ya! ;-)
Desciendo a Cangas y llego al aparcamiento de autocaravanas con un bagaje de 155km y 3.495m de desnivel, algo que ayer no veía posible. La satisfacción es máxima. El marcador sigue igual (COCHES=5;MOTOS=1), algo impresionante para una ruta de esta longitud. Como estoy bien en este sitio y mañana tengo idea de salir de Allande, no me muevo y me quedo aquí a pasar la noche. En cuanto ceno, se pone a llover.
2 Comentarios
Fuiste en la época más seca del año y en la que peor lucen los puertos. Mejor en primavera u otoño.
ResponderEliminarEl bar-gasolinera de Ibias funciona a otro ritmo. A mí me han llegado a echar la gasolina sentado en una silla, jaja.
PD: La encerrona no era tan encerrona. Miedo me da la venganza, jaja
El norte de Allande al día siguiente. Ya verás qué diferencia. El final estuvo bien, en serio, pero no quita que esa venganza habrá que estudiarla bien a fondo, jajaja
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