I. Zeberio Harana

Hace más de un mes de mi última participación en una marcha de montaña y La Picón Castro ya está a la vuelta de la esquina. No puedo perder más tiempo y me inscribo en la I. Zeberio Harana de este sábado, a pesar de que las previsiones meteorológicas no son nada buenas. Zeberio me queda cerca de casa y así puedo hacer ida y vuelta en el mismo día sin meter demasiado tiempo de coche.

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I. Zeberio Harana Zeberio 49 km 2850 m+ IR

altimetria
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La salida es a las siete de la mañana y estoy un buen rato antes para recoger el dorsal. Para tratarse de una marcha, el dorsal es como en las carreras, con imperdibles y todo. También hace la función de tarjeta de control porque tiene un BIDI para una aplicación móvil que tendrán los revisores.


Con pantalla con cuanta atrás y todo, nos dan la salida a las 07:06, después de una breve introducción del speaker explicando cómo van las señalizaciones.


Nada más salir, la cosa ya pica para arriba. Tenemos que subir al Murga (606m) y lo hacemos por pistas y por trialeras en mayor medida. La pendiente es bastante llevadera en todo momento pero lo suficiente como calentar de golpe.


No llevo ni dos kilómetros cuando ya no soporto el brazo derecho y eso que me he tomado un ibuprofeno antes de salir de casa. No deja de dolerme desde hace casi un mes y se me carga muchísimo cuando me pongo a trotar. El dolor es tan intenso en algún momento que empiezo a pensar en abandonar una prueba por primera vez en mi vida.


Llevamos algo más de cinco kilómetros cuando se corona el Murga y nos pasan el móvil por el BIDI del dorsal. No llega a una hora por los pelos cuando llego, a las 08:04. Hay niebla en el valle y casi no se pueden ver las cimas del cordal del Untzueta. El descenso es sencillo y trato de correr un poco pero me resulta demasiado doloroso. Apenas llevo ocho kilómetros al terminar la bajada y creo que abandonaré en algún momento porque ya no soporto el brazo.


La subida a Bikotxgane la hago pensando en dónde abandonaré la marcha. Se me ocurre hacerlo en el mismo puerto pero no hay bajada fácil hacia Zeberio y creo que será mejor hacerlo en la zona central de la marcha, cuando baje al valle de Zeberio de nuevo. Cada vez me duele más el brazo.


Toda esta zona me la conozco de memoria y no encuentro motivación para seguir. Además, el día está tan tristón que no me ayuda nada.


Llego al puerto de Bikotxgane con el primer avituallamiento a la vista. Hago ademán de ir para allí pero están los de la organización para indicar que hay que seguir hasta Piku Bikotx (616m) antes de parar en el avi.


El primer avituallamiento esta en el km.12 y el primero de cualquier prueba siempre es producto de curiosidad porque te va a anunciar cómo serán los demás. Este tiene muy buena pinta, con mucha variedad. Hay fruta, pastas, frutos secos, cocacola, chocolate, ...


Me como un gajo de naranja y un vaso de cocacola antes de seguir con una bolsita de palmeritas de chocolate en el bolsillo para el camino, una onza de chocolate en una mano y unas avellanas en la otra. Por un momento se me ha pasado el dolor del brazo, tal vez porque no he estado pensando en ello.


Todo este tramo siguiente, hasta la cima del Untzueta, lo tengo bastante visto. Son nueve kilómetros de cordal que se inician con la subida al Garaigorta (662m), cuya cima resulta complicada de alcanzar por el terreno kárstico que se pisa. Hay que ir con cuidado al meter los pies entre las placas de roca caliza.


El cordal es sencillo de seguir y se van pasando diferentes cimas. La del Aizbelaga (638m) tiene un buen geodésico. Es una pena que la niebla nos robe las vistas.


La siguiente cima del cordal es la del Arrugaetako Atxa (669m), con su vértice ocupado por una caseta. Estoy metido en un grupo y, de vez en cuando, la charla hace que se me olvide lo mucho que me duele el brazo. Ya es insoportable.


El cordal es como para hacerlo íntegramente a trote pero ni se me pasa por la cabeza. De vez en cuando me pongo a correr pero enseguida me tengo que parar porque andando me duele menos el brazo. Cada vez tengo más claro que voy a abandonar en el descenso del Untzueta. De hecho, llamo a casa para entretenerme un rato y así se lo comunico a Amaia.


En el Axpuru (678m) empieza a vislumbrarse algún claro y se puede ver la sierra de Mandoia por la que transcurre la segunda parte de la marcha. No creo que llegue hasta allí.


Por fin, llega el momento culminante de este cordal con la ascensión a la cima del Untzueta (770m), el punto más elevado de toda la marcha.


Corono y paso el control a las 10:48. Aún no he llegado al km.20 y veo muy lejos el final de la marcha, demasiado para mi maltrecho brazo derecho.


El descenso es muy parecido al de la Untzueta Igoera que hice hace unos años. Cualquier día habría bajado corriendo pero me cuesta demasiado soportar el dolor cuando doy botes.


En el km.24 se encuentra el avituallamiento de Iruatxeta y se confirma que hay muy buenos avituallamientos en esta marcha. Veo que hay melón y me como la primera rodaja del año. Luego cojo un barquillo de nata y me llenan un vaso de caldito caliente que entra de cine. Aparte de eso hay naranjas, plátanos, tomate, zumos, cocacola, agua, yogures de beber, chocolate, dátiles, cacahuetes, ...


El caldito está tan caliente que me estoy un buen rato en el avituallamiento. Acabo con la garganta completamente desatascada y me cojo unos cacahuetes y un par de onzas de chocolate para el resto de la bajada.


Llego a la carretera de Ugao a Zeberio. Tenía claro que iba a abandonar en este punto, siguiendo por la carretera hasta el coche, pero no soy capaz. Nunca he abandonado en una prueba y, aunque el brazo me duele horrores, decido seguir adelante. Me ha animado mucho ver que hay avituallamientos tan buenos y tengo la curiosidad de saber cómo acaba esto. Hace mucho tiempo que no hago una marcha andando casi íntegramente y me da que ésta tendrá que ser así.


La primera cota de esta segunda parte de la marcha es el Artanda (550m). Hay un momento que parece que quiere empezar a llover pero se resiste.


En el km.28 se llega a Saldarian. No ha habido mucho barro pero ya tengo las zapatillas llenas de mierdilla y empiezo a buscar un buen sitio para sentarme y cambiarme de calcetines porque los llevo demasiado húmedos.


Pasamos junto a una casona y me siento, apoyado en la pared, para cambiarme de calcetines. Como no estoy corriendo nada, llevo los pies mucho mejor que de costumbre, pero se agradece mucho ponerse unos calcetines secos.


El acceso al Artanda se hace por una pala de pendiente muy exigente, de esas que cortan la respiración. Primero hay que subir el Arantzabi.


Y una pequeña bajada nos deja frente a la pared que hay que remontar, pasito a pasito. Menos mal que no llueve porque ese muro mojado tiene que ser muy gracioso.


Llego a la cima del Artanda junto a varios compañeros de marcha con los que me voy cruzando desde hace mucho rato. Se cumplen los treinta kilómetros en este momento y, aunque me sigue doliendo mucho el brazo, ya no puede haber marcha atrás. Hay nuevo punto de control y ya son las 12:48.


El descenso es muy cómodo, como casi todos los de esta marcha. No hay ninguno de esos en los que te dejas las rodillas y los cuádriceps sin poder frenar.


Otra buena subida y ya estoy en el Upo (573m), donde me pasan control a las 13:29. Llevo un buen rato haciendo pareja con otro compañero de marcha y, como vamos hablando todo el rato, se me ha pasado muy rápido y, lo más importante, se me olvida el dolor del brazo.


En el km.36 hay otro avituallamiento. Van de docena en docena y este destaca porque hay pan para hacerse un bocata de jamón o de queso, aparte de fruta y todo eso. Me pongo uno de jamón y me como un pastel de arroz mientras charlamos del desnivel que tiene la marcha, en mi opinión, bastante menos de lo que rezaba el cartel porque no creo que lleguemos a los tres mil metros de desnivel positivo acumulado.


Dejo el avituallamiento y sigo trotando por un terreno muy fácil. He conseguido adoptar una postura del brazo en la que me duele bastante menos, haciendo un poco de cabestrillo con una goma de la mochila. No es una postura muy cómoda pero como tampoco estoy corriendo, salvo en estas bajadas en las que la inercia te obliga.


El compañero con el que iba charlando había salido antes del avituallamiento y, cuando le alcanzo, me quedo con él y ya voy acompañado hasta el final. Tenemos el Mandoia en mente pero antes nos llega el Tontorrandi (522m).


Seguimos con mucha suerte. No ha llovido nada y eso que había unas previsiones bastante malas. Pero es mirar para atrás y ver lo que viene desde el oeste, ..., y asusta. A ver si aguanta un poco más.


Seguimos por pistas fáciles buscando ya la cima del Mandoia (638m). Quedan solamente diez kilómetros y ya me veo descansando el brazo en casa, lo que me da unos ánimos tremendos.


Llegamos a la cima del Mandoia a las 14:48 y nos pasan el control. Nos ofrecen agua y le pego unos buenos tragos a una botella, aunque nos dan la noticia de que todavía hay un avituallamiento más.


El descenso se interrumpe con la pequeña subida a Argiñaoko Atxa (524m). Le sigue la bajada más fuerte del día, aunque lo suficientemente corta como para no castigar las piernas.


A falta de cuatro kilómetros hay un último avituallamiento con lo suficiente como para revivir a alguien que llegue justo al final. Me tomo una vaso de cocacola y me cojo dos palmeritas de chocolate para ir comiendo de camino.


Por fin llegamos a Zeberio y seguimos el curso del arroyo Ibarrondo. Esta localidad está tan dispersa por el valle que vamos pasando por varios pequeños núcleos urbanos de tres o cuatro caseríos cada uno.


Cruzamos la carretera y seguimos por un sendero muy coqueto en dirección a Zubialde, el barrio principal de Zeberio.


Ya terminando, para evitar ir por la carretera, nos meten una rampita por una pista que enlaza con el camino por el que habíamos empezado a subir al Murga esta mañana.


Acompañado durante varios kilómetros, llego a la meta del frontón a las 16:21. Me dan un diploma y un buff de regalo que me viene muy bien porque perdí uno de estos finos y lo echaba de menos. Además es negro y me gusta mucho. También hay avituallamiento final con panceta y salchichas hechas a la parrilla que están muy ricas. La verdad es que, por los 13€ de la inscripción, voy comido para casa y hasta he tenido que ganar peso. Ha sido una marcha de la que he salido muy satisfecho a pesar de que también ha sido uno de los días en los que más he sufrido. De hecho, creo que es la primera vez que se me pasa por la cabeza abandonar, aunque me alegro de no haberlo hecho.

Salgo del frontón y se pone a llover. Parece mentira que haya aguantado todo el recorrido sin caer una gota. Llevo media hora parado y el brazo se me ha quedado muy frío, tanto que el dolor es insoportable. Camino de casa, me cuesta meter las marchas del coche y, por la tarde, el dolor va a muchísimo más. Ahí tengo que tener algo jodido porque no es normal lo que me duele cuando se carga mucho.

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2 Comentarios

  1. Estaba seguro, desde el primer momento en que lo mencionas, de que no abandonabas.
    ¿Y ese brazo, de qué te duele tanto?

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    Respuestas
    1. Todo apunta a que es una tendinitis en el hombro: http://www.imujer.com/salud/2010/06/21/como-curar-una-tendinitis-de-hombro

      ¿Cómo me lo he hecho? Yo apostaría a que subiendo a casa la bolsa de la fruta. Llevaba un tiempo colgando la bolsa al hombro con 6kg de naranjas de zumo, 2kg de manzanas, 2kg de mandarinas, 1kg de limones, ... Amaia me decía que repartiera el peso pero es que uno es muy burrito, jejeje

      Hay días que ni lo siento, otros en los que se va cargando a lo largo del día y otros en los que (no sé si por la postura de la noche) me duele nada más levantarme. Esos días acaba siendo un dolor terrible, como en esta marcha.

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