Medio maratón de Sollube

Subir puertos a la carrera es uno de nuestros principales objetivos desde hace un par de años y, poco a poco, van cayendo los más interesantes. Hoy es el turno de Sollube por la vertiente de Almike y diseñamos una circular desde Bermeo que se nos va hasta la distancia del medio maratón.

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Medio maratón de Sollube Bermeo 21 km 700 m+ IR

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Salimos del puerto de Bermeo a las nueve de la mañana. Las previsiones meteorológicas anuncian lluvias para el mediodía y adelantamos al máximo la salida para librarnos en lo posible.


Tras un breve callejeo, nos metemos por la carretera que se dirige al barrio de Almike. Los dos primeros kilómetros van de menos a más y nos sirven para ir calentando motores.


Llegamos a la ermita de Santa María de Almike y la cosa se pone graciosa con un kilómetro enterito al 15% de media que corriendo tarda un rato largo en pasar.


Pero como estamos acostumbrados a pendientes superiores a la carrera, nos lo tomamos con tranquilidad y vamos haciendo hasta que la cosa se suaviza bastante.


Llegamos a la altitud del puerto de Sollube y solamente nos restan tres kilómetros más por la carretera que va hasta las antenas. Apenas corre aire y el poco que se levanta sopla de sur, más cálido que el de días atrás. Es una pena que no luzca el sol pero hay que reconocer que el día es estupendo para correr.


Solo nos queda un kilómetro con las antenas a la vista. Estos tres últimos han ido incrementando la pendiente poco a poco, desde un 7% hasta casi el 10% de las últimas rampas.


Llegamos arriba muy bien de fuerzas, y eso que hemos llevado un ritmo majo. Nos paramos un momento junto a la tabla de interpretación y, por decir que hemos llegado hasta arriba, hacemos tope en la valla de las antenas.


Para no bajar por el mismo sitio, nos metemos por la carretera que baja hacia Bermeo por el barrio de Arronategi, petado de perros. Lo bueno que tienen estas rutas es que la segunda parte siempre es en bajada y apenas cuesta trabajo dejarse caer.


Conectamos con la ruta del vino y el pescado (se llama así porque una La Rioja con Bermeo) que ya hemos hecho otras veces en su tramo final y tomamos la carretera que nos lleva de vuelta al centro de Bermeo. Estos tres kilómetros son casi llanos y se hacen tanto o más duros que la subida.


Para acabar redondeando la distancia del medio maratón, solo queda llegar hasta la punta del muelle, bastante deteriorado por los azotes del Cantábrico en las últimas fechas.


Cada vez nos gustan más este tipo de salidas en las que un puerto es el protagonista. Le hemos cogido el punto a esto de correr para arriba y se nos da bastante bien.

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