Maratón de Londres

Comienza mi periplo británico. Los ferrys son los que van a marcar mi calendario. El precio de los billetes varía muchísimo en función de las fechas y hay que cogerlos con bastante antelación para que salgan lo más baratos posible, siempre en horario nocturno. Tengo unas etapas por hacer e intento adaptarme a ellas. En principio, pensaba acabar en Londres, pero el número de días entre los dos primeros pasos en ferry hace que me quede mejor empezar por ahí. Y qué mejor manera de conocer una ciudad que haciendo el recorrido de su maratón.

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Maratón de Londres Londres 47 km 80 m+ IR


Son 1.200 kilómetros desde Bilbao a Dunkerque. Como tengo por costumbre no pagar peajes, salgo de casa con día y medio de antelación, el martes después de comer. Ya me sé cómo se las gastan las rotondas en Francia y calculo unas veinte horas de duración del viaje. Duermo en Angoulême y conduzco durante todo el miércoles, llegando a los muelles franceses un par de horas antes de mi turno. Me tocaba salir a las 23:59 pero me dejan entrar en el de las 21:59, aún de día.


Ya había estado en ferry antes pero no en uno de estas dimensiones. Dejas el coche en las bodegas y, en los pisos superiores, hay bares, restaurantes, tiendas, zonas de ocio, ...


A estas horas lo único que apetece es dormir y nos acomodamos en los sofás, no sin antes echar un vistazo al atardecer en el mar.


Inglaterra tiene una hora menos que Francia, con lo que el viaje de dos horas solamente cuenta como una. Pensaba dormir en Dover y conducir por la mañana hasta Londres pero, al haber cogido el ferry dos horas antes, me veo lo suficientemente despierto como para tirar hasta Londres. Haciéndolo de noche, sin apenas tráfico, aprovecho para adaptarme a la conducción por la izquierda. Casi no hay coches pero me pitan tres o cuatro veces en las primeras rotondas que me encuentro.

Voy a ir improvisando los lugares de estancia en todas las etapas excepto en ésta. Llevo de casa localizado el aparcamiento de un Decathlon que pilla en el camino del Maratón de Londres y que tomaré como mi punto de partida. El maratón londinense no es circular y se me alargaría demasiado haciendo el trazado oficial, así que lo adapto un poco a mis necesidades, prescindiendo de la primera parte y añadiendo Hyde Park al final, que en el oficial no se pisa y a mi me apetece verlo.


Los primeros kilómetros transcurren por la zona residencial de Rotherhithe. He dormido bien, hasta tarde, y coincido con gente que sale a trabajar y que esperan en las paradas de autobús.


La parte principal del maratón va por la vertiente izquierda del Támesis. Cruzo el río por el Puente de la Torre. Es emocionante ir viendo estos símbolos de la ciudad.


El castillo Torre de Londres está justo al otro lado y es el que da nombre al puente. Aquí llevo seis kilómetros y ya hace un calor importante. He dejado la península con ola de calor y aquí no llega a tanto, pero ya estoy por encima de los 20ºC y la mañana acaba de empezar. Esa temperatura se hace dura corriendo y más en el asfalto de una ciudad como ésta. Hay demasiado tráfico y se nota que respiro gases. La calidad del aire es pésima.


Bordeando el río, yendo lo más pegado posible al río, continúo por los muelles rumbo a la Isla de los Perros. Es una parte del recorrido muy poco atractiva que me recuerda mucho a los muelles de la ría de Bilbao, sobre todo a la zona de Zorrozaurre.


El bucle mezcla muelles, calles, canales, ... Me encuentro con mucha gente corriendo y me llama mucho la atención el nivel que gastan. Gente muy atlética y que corre a un ritmo muy alto.


En la parte norte de la Isla de los Perros hay unos cuantos rascacielos. Se ve mucha gente trajeada con maletines pero de raza hindú. Es algo que me vuelve a llamar mucho la atención.


Salgo de la isla por Trafalgar Way y regreso hacia el oeste por East India Dock Road. Esto explica un poco la cantidad de hindúes que hay en esta zona.


Casi sin darme cuenta, siguiendo a los múltiples ciclistas que van por el carril-bici azul, he cumplido el medio maratón y completo este bucle un poco decepcionado. Lo que he visto hasta aquí no me ha gustado mucho.


Todavía no he bebido nada y hace bastante calor. Solo he cogido un Powerade y le pego un par de sorbos. Pensaba que iba a haber fuentes pero no he visto ninguna.


Me meto por unos edificios más modernos y, cuando estoy sacando unas fotos, me viene un segurata japonés y me dice que no puedo hacerlas porque es propiedad privada. Tiene guasa la cosa, un japonés prohibiendo hacer fotos. Me he quedado con su cara y cuando lo vea en el Guggenheim todo acelerao con el disparador se va a cagar.


Lo bueno que tiene hacer maratones independientes es que vas por donde te sale. Sigo el trazado oficial pero me voy desviando donde veo algo de interés. Por una bocacalle veo la catedral de San Pablo (St. Paul´s cathedral) y para allá que me voy. Tengo la imagen de George y Mildred asociada a esta fachada desde que era niño y no lo puedo evitar.


De vuelta en los muelles Victoria, siguiendo el paseo de la orilla, disfruto de las vistas del river Thames. Empieza a haber bastante movimiento de turistas.


Los dos kilómetros siguientes, hasta llegar a Westminster, tengo que ir sorteando a la gente que va, como yo, cámara en mano.


Llego al Westminster y me acerco hasta el centro del puente para tener un buen encuadre del Big Ben y del Palacio de Westminster.


Me cuesta un buen rato que los coches no me tapen demasiado la escena y tengo suerte de pillar los semáforos justo cuando pasa uno de los típicos buses.


Esta segunda parte del recorrido está resultando mucho más interesante. Sigo camino de Buckingham Palace, rodeando Saint James´s Park.


La maratón oficial termina aquí pero yo voy a seguir un poco más, hasta dar una vuelta al lago de Hyde Park. Llevo 30km y empiezo a tener síntomas de deshidratación. Hace mucho calor a estas horas y el Powerade no va a ser suficiente. Sigo sin ver ni una sola fuente, ni siquiera en los parques.


Tras ver a unos militares desfilando, me meto en Hyde Park por una de sus puertas. Nada más empezar a correr por el parque me alegro de haberlo metido en la ruta.


Como en todas las grandes ciudades, hay un montón de gente haciendo deporte. Me salgo un poco de las pistas para correr lo más pegado posible al lago.


32km y llega mi particular muro del maratón, pasando un mal momento. La distancia empieza a pesarme y, sobre todo, el sofoco que llevo. Empiezo a buscar una fuente desesperadamente.


Termino la vuelta a Hyde Park y regreso hasta Buckingham Palace, esta vez pasando por la fachada principal. Hay gente para aburrir, me imagino que esperando el famoso cambio de guardia que tiene lugar todos los días a media mañana.


No despierta en mi ningún interés ver semejante patochada, así que sigo con mi vuelta a Londres. Pero me veo metido en el desfile por un momento y un bobby me tiene que echar para fuera, cosa que le agradezco enormemente.


El Arco del Almirantazgo me da entrada a Trafalgar Square, la plaza más famosa de Londres y que supone el kilómetro cero. A diferencia del kilómetro cero español, la Puerta del Sol, es enorme.


Voy más de 36km y, como en todos los maratones independientes que hago, la distancia se va a disparar bastante porque me desvío del trazado cada vez que veo algo interesante. Por una pasarela peatonal que hay junto al puente del ferrocarril, llego hasta la otra margen del río, ya pensando en ir acabando más que en otra cosa porque empiezo a estar muy cansado.


Durante cuatro kilómetros voy pegado al río, por un paseo petado de gente y con un montón de restaurantes que ya van poniendo las mesas. Hace tiempo que he desechado la idea de encontrar una fuente, así que ya me espero a llegar al coche para tomar algo fresco de la nevera. Aún me aguantaban los hielos esta mañana y espero que el fuerte calor que hace no me haya recalentado las botellas.


Esta mañana pasé por el Puente de la Torre y ahora lo hago por debajo. Desde esta perspectiva luce mucho más. Es un puente precioso que hicimos en clase en un proyecto 3D de este año y lo tengo muy fresco por ello.


Desde ahí todavía me quedan cinco kilómetros que se me hacen muy duros, con la boca seca y las piernas demasiado cargadas. Voy a terminar un maratón de 47km con un triste Powerade y sin comer más que dos barritas de cereales. La deshidratación que llevo es para hacérmelo mirar. No pensaba que fuera a hacer tantísimo calor por estas latitudes.


Llego al Decathlon y me tiro a la nevera de cabeza. Los hielos no han aguantado más pero, por lo menos, la botella de dos litros de agua congelada que llevo en ella para enfriar aún se puede beber. El termómetro del reloj me marca 30ºC. Todavía son las doce del mediodía y ya hace ese calor. Me espera un largo viaje hacia el suroeste de la isla y con este calor no será fácil.

Londres no me ha gustado mucho. Me alegro de haber estirado el recorrido hasta Hyde Park, ha sido todo un acierto. He disfrutado más corriendo por el parque que entre ejércitos, barcos militares, desfiles monárquicos, ... Espero que el Reino Unido me ofrezca algo más que esto.

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