Boga! Mendi Martxa

El domingo pasado, en Andoain, participé en mi primera marcha de largo recorrido del año y, aunque he estado tres días con unas agujetas de escándalo, terminé lo suficientemente bien como para animarme a hacer otra este fin de semana. El viernes me inscribo en la Boga! Mendi Martxa de Ondarroa y pago los 13€ en el banco para no rajarme a última hora por culpa de unas previsiones meteorológicas inciertas.

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Boga Mendi Martxa Ondarroa 54 km 2600 m+ IR

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Salgo de Bilbao con tiempo y llego a Ondarroa a las 06:00 de la mañana, aparcando en el polideportivo gracias a las indicaciones de un tipo de la organización apostado a la entrada de la población costera. Está lloviznando y, junto con otros cuantos participantes que llegan conmigo, me acerco a la salida situada en la ikastola Zubi Zahar. Allí recojo la tarjeta de control, me dan un vaso portable y me pongo a desayunar. La organización nos ofrece café, galletas, yogures y fruta que me vienen de maravilla porque apenas he tomado un café en casa.


A las 07:00 clavadas nos dan la salida y llaneamos lo justo para enfilar la primera subida del día. Hay marchas en las que se empieza andando hasta que alguien rompe a trotar pero aquí no hay que esperar nada. En cuanto suena la campana se estira el grupo. Acabo de ver que en la página de la marcha ponen clasificaciones y eso puede que sea la causa.


Sigue chispeando sin parar. Enfilamos la subida al Kalamendi (315m) cuando empieza a clarear la mañana, justo cuando divisamos el mar, repleto de nubes.


Esta subida ya me la conozco bien de haberla hecho unas cuantas veces en la marcha de Berriatua. La zeta previa a la cima me encanta. Vas viendo tanto a los que van delante como a los que lo hacen por detrás. En poco tiempo ya vamos muy escalonados. Me gusta ir así, a lo que llamo distancia de pedo disimulado.


Llego a la cima del Kalamendi y voy descontando. Hay ocho tramos de subida y, en una marcha que sobrepasa los cincuenta kilómetros, hay que buscar motivos para motivarse. Me está costando mucho entrar en ritmo, como casi siempre.


Pasamos por Berriatua para cruzar el valle del río Artibai y subir por las montañas de enfrente, hacia la ermita de la Magdalena, donde está situado el primer control y avituallamiento.


Llevamos más de una docena de kilómetros cuando llego al avituallamiento. Me perforan la tarjeta a las 08:32, un cuarto de hora antes de la supuesta apertura del control. El primer avituallamiento de todos los eventos es toda una incógnita y siempre tengo mucha curiosidad. Este es muy generoso, con bocadillos de chorizo, naranjas, plátanos, chocolate, aceitunas, gominolas, frutos secos, yogures de beber, agua, cocacola, isotónico, ... Hay para todos los gustos.


Me como un bocadillo de chorizo, un par de trozos de plátano y naranja, un yogur y me llevo un par de gominolas para el camino. Hay que seguir subiendo y hace un bochorno muy fuerte. Chispea a ratos pero me sobran las mangas de la chaqueta.


Llegamos a un collado previo a Arrikurutz en el km.15 y hay un par de carteles clavados en el suelo indicando por dónde hay que seguir si se va para la larga o la corta.


El día sigue estando muy nublado pero hace rato que no chispea. Ya han pasado quince kilómetros y me empiezo a entonar.


La bajada es de esas con piso muy irregular en las que soy muy prudente. Los tobillos y las rodillas sufren mucho cuando la pisada no es lisa y así evito tropezar.


La carretera de Larruskain está completamente mojada. Vuelve a chispear cuando llego a Amalloa, donde cruzamos un arroyo y tomamos una pista cementada con bastante pendiente.


La pista torna en camino muy cómodo. En cuanto las pendientes se suavizan, todos nos ponemos a trotar. Estamos llegando ya a la veintena de kilómetros y se me han pasado muy rápido.


Llegamos a Onuntzezabal y un valle de un verde inmenso se abre a mis ojos. Es de esos momentos en los que agradeces que llueva para mantener fresca la pradera.


Toca un nuevo cambio de valle con el descenso hacia Etxebarria. Ahí está situado el segundo control. En cuanto vuelvo a tocar el asfalto se pone a chispear con más intensidad, amenazando lluvia en serio.


Km.23 y llega el avituallamiento, tan surtido o más que el anterior. En este hay bocadillos de bonito y me lanzo a por uno porque tienen una pinta buenísima.


Me he quedado un poco frío en la parada. Voy algo mojado y ya no tengo edad para coger según qué fríos. Me pega un pinchazo curioso en el culo, entre la cadera y los lumbares, tardando bastante en entrar en calor. Hay un momento que pienso que se me va a joder el tema pero la subida es fuerte y logro calentarlo. Justo delante hay un chico con problemas parecidos en una pierna y también logra solventarlos.


La subida al Kalamua (771m) es la cima de mayor altitud de la jornada y también la subida más intensa. Es subiendo donde mejor me encuentro.


Ha dejado de chispear casi desde el inicio de la subida, por un estrecho sendero en el que voy siguiendo de cerca a un chico que marca un ritmo muy majo. Luego se abre y aparecen unas vistas impresionantes.


Ya he subido anteriormente al Kalamua pero esta vez disfruto mucho más tanto de la ascensión como de las vistas. Acabamos de pasar la mitad de la distancia y el reloj pasa a marcar menos en lo que queda que en lo que llevo recorrido. Eso siempre me da un plus de moral.


En la cima corre un poquito de aire pero nada molesto. La temperatura es fabulosa y empiezan a vislumbrarse claros en el cielo.


El comienzo de la bajada es espectacular. Un sendero serpentea por la pala y es una gozada pisar en terreno tan mullido.


Termina la ladera pero no la bajada, que sigue entre árboles en caída libre. Estas bajadas tan intensas son las que te destrozan los dedos si tienes las zapatillas justas. Por eso pasé hace tiempo a cogerme unas más grandes de lo habitual.


Camino del puerto de San Miguel, el tramo siguiente transcurre por caminos muy cómodos que son una gozada. Me encantan los terrenos abiertos en los que puedes alzar la vista mientras trotas.


Llego a un baserri que tiene una valla cerrada. No veo las marcas y sale una chica para abrirme la puerta, ya que hay que cruzar por el medio y necesita cerrarla para que no se le escapen los animales. Me imagino que se daría cuenta de que veníamos muchos y que no podría estarse ahí todo el día abriendo la verja.


Llego al puerto de San Miguel, fronterizo de Bizkaia y Gipuzkoa. Cruzo por la carretera que se dirige a Elgoibar para seguir por una pista cementada. El camino sigue siendo muy cómodo en este tramo.


Cada vez hay más claros hacia la costa, lo cual aleja la posibilidad de que nos llueva. Estamos teniendo mucha suerte con el tiempo porque estaban anunciadas fuertes lluvias y solo nos ha chispeado un poco.


Una ligera subida interrumpe el descenso para llegar a Arnoate, donde está ubicado el siguiente avituallamiento. Allí me taladran la tarjeta de control a las 11:43, manteniendo ese cuarto de hora sobre la apertura de los controles que llevo desde el principio.


El avituallamiento se mantiene en la misma línea que los anteriores, abundante y bien surtido. En este opto por hacerme un bocadillo con unas onzas de chocolate y algo de fruta. La bebida la tienen en un pozo y está fresca, lo que me anima a rellenar los bidones del chaleco con isotónico y a beber un botellín de agua de trago.


La ruta continúa con la subida al Arno (618m). Abandonamos una cómoda pista para meternos por un precioso sendero que va entre árboles. No me gustan estos senderos cuando llevan demasiado tiempo y escasean las vistas, pero en una marcha tan larga se agradece mucho la variedad.


La apertura del bosque descubre unas vistas de costa magníficas que no me llegan a sorprender porque ya lo había subido por aquí anteriormente.


La cima está bastante concurrida. Hay un grupo de chavales y los participantes de la marcha pasamos de seguido. Como el paso es estrecho, para no hacer tapón, apenas me detengo.


El inicio de la bajada del Arno está lleno de piedras y hay que andarse con cuidado para no tropezar, más cuando ya se va un poco cansado y los reflejos no están como al principio.


Luego ya se conecta con una pista más cómoda y me lanzo a correr tranquilamente. En una de estas, mientras apago la cámara y el objetivo se cierra, tropiezo y me caigo de bruces contra el suelo, dando medio volatín con mucha agilidad para no hacerme daño. Había bajado la guardia después del terreno complicado y es lo que pasa cuando te distraes. Los compañeros de grupo de ese momento me preguntan qué tal estoy y seguimos bajando.


El descenso ha sido vertiginoso y en nada me encuentro en el avituallamiento de Olatz. Es el km.41 y llego a las 12:46. La semana pasada, en Andoain, me costó media hora más hacer la misma distancia y desnivel, así que esto parece que marcha.


Dejo el avituallamiento sin apenas comer. Solo quedan doce o trece kilómetros y ya no me entra nada sólido. Tan solo tomo un par de aceitunas, un trozo de plátano y otro de naranja. Lo que sí hago es coger un botellín de agua para llevarlo en la mano porque está muy fresca y entra mejor que la de los bidones.


Seguimos con terrenos cambiantes. Es lo que más me gusta de este recorrido. Alternamos pistas, caminos, senderos, asfalto, ... Hay de todo pero nada dura demasiado, lo que lo hace muy entretenido.


Llego a Zabaldei, un alto coincidente con Arrikurutz, donde estaba el desvío de la corta. A partir de aquí no sé si coincidiremos con gente que haya optado por ese recorrido.


Ya tenemos hecho casi todo el desnivel y quedan menos de diez kilómetros, lo que me anima a pegar un último arreón. Sigo con compañeros de viaje por delante y por detrás y todos hacemos lo mismo.


Hay un momento en el que el track que tengo metido en el reloj no coincide con las marcas pero me tranquiliza ver que todos vamos por el mismo camino.


Ya conocía la subida a Tontorramendi (386m) y sabía de sus dos duros rampones previos. La bajada de uno de ellos casi hace que me pegue un buen sopapo porque me confío en la arrancada y no soy capaz de frenarme.


En la ermita de Santa Kurutz está situado el último control del día, esta vez sin avituallamiento. Allí llego a las 13:50 con todo el pescado vendido. Solo quedan cinco kilómetros, la mayoría de bajada, hacia Ondarroa.


Pensaba que todo era bajada porque así fue en una marcha que hice en Berriatua hace unos años pero nos envían por un camino en el que todavía quedan dos repechos suaves.


Conecto con una pista y sigo disfrutando de las vistas del puerto, cada vez más oculto tras la vegetación. La primavera avanza que da gusto.


Para finalizar, solo queda un sendero que baja con fuerza, algo embarrado en una curva de vaguada en la que un torrente empapa la tierra. Las vistas desde este sendero son fabulosas.


El final de la marcha es totalmente llano y por asfalto. Se accede a la carretera de Markina por unas escalerillas de madera y queda un kilómetro y medio por el paseo que hay junto al río.


Llego al final a las 14:19, tras 53km. de recorrido. Me ha salido uno menos que a la organización pero con 200 metros más de desnivel positivo acumulado.


En meta me dan una camiseta y un diploma acreditativo. El avituallamiento final es suficiente como para matar el gusanillo. Me tomo un par de vasitos de cocacola y me llevo un bocata de chorizo y un botellín de agua para el camino que tengo hasta el polideportivo en el que he dejado el coche y en el que me voy a duchar.


Un suave paseo hasta el coche me ayuda a relajar las piernas, cosa que consigo completamente con una buena ducha. Al salir, me encuentro con que está lloviendo a cántaros y se me viene a la cabeza la gente que aún andará por ahí pateando la marcha. He tenido mucha suerte porque apenas he catado agua.


En el viaje a Bilbao sigue lloviendo cada vez más, casi de forma tormentosa. Me encuentro muy bien y con ganas de repetir sin que pase demasiado tiempo.

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3 Comentarios

  1. Jodo, pues te diste buena prisa, poco más de siete horas para hacer este recorrido me parece poquísimo...
    ¡Ay las caídas!, como bien dices en cuanto se baja la guardia...
    Por lo demás enhorabuena y gracias por el reportaje fotográfico.
    Al año que viene (esto creo que lo he puesto mil veces) a lo mejor me animo con esta disciplina, aunque a ritmo mucho más lento (por curiosidad, ¿cuánto tiempo daban como máximo para poder hacerlo?, ¿se podía hacer andando tranquilamente?)
    Un saludo.

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    1. En principio, las marchas son para ir caminando y los tiempos son muy holgados. Esta creo que tenía hasta las 20:00 de la tarde. Si estás interesado, en Euskadi tenemos mucha tradición y hay un circuito de MLR (marchas largo recorrido), con inscripciones que van de gratis a unos 15€ la más cara, siempre con la premisa de superar los 40km y 2000m de desnivel positivo. Puedes ver el calendario en WWW.ZIRKUITUA.COM

      Hay una corriente por no confundirlas con carreras y por mantener el espíritu montañero solicitando en las bases que se hagan caminando, pero creo que es una causa perdida de antemano porque muchos vamos trotando siempre que se puede. Lo que sí que no hay es competición. Eso es lo que más me gusta de las marchas. Es muy parecido a las brevets en la bici. Hay un recorrido marcado, unos controles, unos avituallamientos y luego cada cual que lo haga como quiera y pueda.

      El finde que viene espero doblar sábado y domingo en Irurtzun (54km) y Ataun(48km). Lo bueno es que no hay que inscribirse con antelación como en los ultras, pudiendo asegurarse el tiempo y, además, son muy baratas en comparación con cualquier otro evento organizado.

      Aparte de las MLR oficiales, gracias a la gran tradición que tenemos los vascos por esto de patear monte, hay multitud de marchas todos los fines de semana en cualquier localidad, con distancias de todo tipo y recorridos para todos los públicos. Yo suelo seguir este blog (MENDIBELTZ.BLOGSPOT.COM.ES) donde van actualizando el calendario tanto de marchas como de ultratrails de toda España. A mí me gustaría muchísimo participar en muchos ultras pero son carísimos y hay que inscribirse con demasiada antelación.

      En Aragón tienes info en la web de vuestra federación (www.fam.es/comites/andadas-populares/calendario) pero no sé cómo van, ni cómo están organizadas, ni nada. De las vascas yo solo puedo hablar bien. Es más, si algún día te animas, no tendría problema en hacerte de anfitrión.

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    2. Muchas gracias por la información y el ofrecimiento.
      Este año sólo tengo ojos (y fuelle) para la PBP pero al año que viene tal vez me anime a estos eventos.

      Un saludo crack.

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