Un guiño a Las Encartaciones

Jornada de domingo post-salida dura y me apetece seguir haciendo kilómetros. Pero hace mucho frío por las mañanas y no quiero pasar ese mal rato, con lo que me conformo con una salida vespertina de unas cuatro horas cuando el sol ya ha templado el ambiente. Sigo sin saber para dónde tirar, así que improviso sobre la marcha.

XTREM

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Guiño a Las Encartaciones

Bilbao

83 km

1375 m+

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Esta vez cojo la carretera de Santander. Se me ocurre hacer algunos puertos bajos, todos ellos muy cortos y llevaderos. Dejo el Serantes de lado mientras voy subiendo el pequeño alto de Las Carreras.

Ayer quedó una tarde calurosa pero hoy no es ni parecido. Corre aire y es bastante fresco. Aún así, las continuas subidas me permiten mantener el calor corporal pero sin desabrocharme el cortavientos ni quitarme los guantes.

Salgo de Bizkaia por La Rigada, como tantas otras veces. No hay tráfico, tan solo dos cicloturistas del Camino de Santiago que van cargados como mulas y a los que adelanto dando ánimos porque, yendo así por la costa, les van a hacer falta.

Bajada rápida hacia Ontón y desvío por el alto de Helguera, una estrecha carretera algo estropeada de menos de cinco kilómetros al 5%.

Hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí. Acostumbro a pasar a Cantabria en busca de los grandes puertos y estos rincones los tenía abandonados. Me está gustando mucho recordar cada curva de la subida.

Llego a La Helguera sin demasiadas piernas. La etapa de ayer pesa y las noto algo doloridas. Aún así, siento que voy cogiendo fuerza y las pulsaciones van bajas mientras subo tranquilo.

El descenso está muy estropeado, con mucha gravilla y algunos baches, pero bajando suave no hay problemas para llegar a la carretera de Las Muñecas. Es otro puerto suave y no llega a los cinco kilómetros desde donde inicio esta vertiente de Otañes.

Este puerto me trae muchos recuerdos de antiguas rutas compartidas, cuando me tenían que esperar en el alto porque yo iba a otro ritmo. Ahora también subo solo pero sin estrés, consciente de que nadie me espera ni a nadie incomodo.

A unos metros de la cima del puerto de Las Muñecas, diviso una entrada de niebla bestial desde el mar. Está bajando la temperatura bastante y sopla brisa fresca, aunque ahora la llevaré favorable y la sensación térmica con el viento de culo no es tan desagradable.

Vuelvo a Bizkaia descendiendo hacia Sopuerta. Este valle de Enkarterri destaca por su verde ácido espectacular.

Rápida bajada y como algo antes de iniciar la corta subida a Avellaneda. Ni recuerdo la última vez que pedaleé por estas carreteras. Las últimas veces que he visitado esta zona ha sido corriendo.

Desde la rotonda de Avellaneda, con el castillo en obras, ya se atisba el valle del Cadagua. La bajada hasta Zalla, con aire favorable, se hace volando.

Me queda algo de luz como para desviarme hacia Gordexola por el alto de San Cosme en vez de seguir directo hacia Bilbao. Voy entrando en ritmo y me apetece seguir rodando.

En San Cosme ya da la sombra. El sol bajo y la temperatura también. Quiero hacer un par de etapas largas pero estas sensaciones me cortan el rollo. Cada vez me cuesta más pasar frío sobre la bici.

En Gordexola miro el reloj y soy consciente de que se acabó esto de ir tirando fotos si quiero llegar a Bilbao con luz natural. Aprieto el culo, meto plato, sujeto bajo el manillar y no dejo de dar pedales con fuerza en los veinte kilómetros que me faltan hasta llegar a casa. El tramo es la confirmación de que voy entrando en forma. Los últimos ocho días he realizado ocho sesiones de entrenamiento y eso se tiene que empezar a notar.